RODRICK, SOBRINO SILVER.
Tras irse el mensajero del príncipe manteniéndose en la luz, nosotros continuamos nuestro camino. Siempre hacia el interior de la montaña manteniendo el ritmo de colocar todas las antorchas posibles hasta que se acabaron. Mi tía niega con la cabeza cuando el amigo le pide otra antorcha para colocar.
-Amigo mío, ya solo me quedan las que llegaremos nosotros en mano. A partir de ahora dependemos más de tu magia.
-Venía preparado para esto, esperemos que sea suficiente el tiempo que me has ganado con tus ideas.
-¿Cuánto aguantaran tus antorchas tía?
-Es nuestro último recurso, sobrino -mira que el mago está quieto mirando a la oscuridad - ¿Ves algo?
- Sigo sin ver nada, por mucho que he buscado en los libros no he encontrado nada que pueda referirse a esta oscuridad tan absoluta.
Una bola de luz surge encima de nuestras cabezas iluminándonos a nosotros y un poco de nuestro camino. Cojo aire y digo:
-Entonces solo nos queda seguir adelante hasta que podamos descubrir de dónde viene - mi tía sonríe al escuchar esas palabras y el elfo me da un golpe en la espalda.
- Pues me confundí contigo chaval, no tienes la cabeza tan vacía como creía.
PRINCIPE ALORIAN
Aunque acabara en la tienda de campaña, no he podido dormir ni un solo minuto por culpa de la tensión. Saber cuándo queremos que nos ataquen, no significa que nos vayan a atacar cuando nosotros queramos. Paso toda la noche intentando controlar la respiración, controlar el pulso y mantener los ojos cerrados para intentar dormir algo, pero no funciona. Mi mente solo piensa en todo lo que puede salir mal, en que mi hermana sea raptada, en perder la libertad, en que la reina controle definitivamente a mi padre.
Los primeros sonidos de movimientos de soldados llegan a mis oídos conforme se filtran las primeras luces del día. Me he acostado vestido así que solo tengo que ponerme el cinturón de la espada en su sitio para estar listo. Al salir me doy cuenta de que ya ha amanecido pero que todo ya ha pasado. Mi capitán de la guardia se acerca:
-Señor, sé que no es el plan que le dije, pero nos movimos antes de que ellos atacaran. Es el momento cuando más se descuida la defensa. Hemos podido coger a todos, incluso antes de lo pensado, y le he dejado descansar.
-Capitán, agradezco la consideración. Entiendo que si me hubiera movido de mi tienda habrían desconfiado.
-Exactamente señor. Tenemos a todos preparados para que les pueda interrogar.
Llega un joven corriendo, no lleva ningún tipo de armadura ni espada a la vista. Le miro con sorpresa.
-Capitán, los horms ya saben que estamos aquí. Vienen con una pequeña embajada para dialogar.
-¿Está él? -pregunta rápidamente mi capitán.
-Sí, su mancha es inconfundible.
-¿Mancha? -le preguntó.
-Perdone señor, le presentó a Roflo, el primero mago de su Guardia. Es el encargado de que nadie oiga nada del campamento y de vigilar los movimientos de los enemigos.