RODRICK, SOBRINO SILVER
Descansando unas pocas horas, salimos mi tía y yo, al mediodía. El plan es llegar a media tarde cuando hay menos gente y los comerciantes están más cansados, para que no se queden con muchos detalles. Será interesante ver cómo negociamos para conseguir los kilos de alimento que necesitamos y cómo la transportamos.
Mi tía, durante todo el viaje, tiene una enigmática sonrisa en la boca.
-¿Por qué sonrías tía?
-Ya lo verás sobrino. Tengo un plan para todo.
El pueblo es un enclave de casas sin protección, prácticamente una continuación de la montaña que explotan. Se nota que es una zona donde no hay peligro y que pueden trabajar tranquilamente, en una montaña cercana a las Rockers, extrayendo sus materiales.
Una pequeña rampa de subida nos lleva a la entrada del pueblo, a las primeras casas. Pasamos por la plaza central llena de tenderetes, pero sin detenernos en ningún. Al final del pueblo, casi dentro de la montaña, hay una única casa junto a una herrería. El herrero del pueblo.
Sin entrar en la casa, mi tía se dirige a la herrería en la que se oye el ruido de un martillo contra el metal:
-SALINA, espero que estés preparada para dar un abrazo a tu tutora.
-¡SILVER!
PRINCIPE ALORIAN
Después del desayuno, nos juntamos toda la pandilla de aprendizaje para las clases de la mañana cuando llega uno de los soldados de mi padre.
-Hoy no tendrán ninguna clase. El Rey les ordena que vayan a la Sala del Trono de inmediato.
Antes de ese momento mi padre, el Rey, nunca había solicitado nuestra presencia y mucho menos que fuéramos a la Sala del Trono. Herob, el más inteligente de todos, intuye por dónde puede ir la conversación:
-La chica muerta en los establos. Se piensan que hemos sido nosotros.
-Porque alguien ha sido y nosotros dimos un paseo a caballo antes de que apareciera.
No nos dio tiempo a hablar más. Nos encontramos los siete a las puertas de la Sala del Trono, los dos guardias nos las abren y entramos. Mi padre se encuentra sentado en el trono con su corona puesta:
-Príncipe Alorian, uno de sus amigos cometió un asesinato y ha intentado ocultarlo.
-Mi rey, dígame quién.
-Según todas nuestras informaciones, el llamado Jacobo Herbas intentó sobrepasarse con una muchacha. Ella se negó e intentó zafarse y entonces Jacobo la empujó contra el abrevadero de los caballos hiriéndose en una herida en la cabeza al caerse.
Me doy la vuelta rápidamente mirando a Jacobo. Casi como por arte de magia, el resto le habían dejado solo con miradas hoscas.
-MI REY ¡ES MENTIRA! ¡NO HICE NADA!
-Jacobo.
-Mi príncipe créeme, fue un accidente quien diga lo contrario miente.
-Entonces, primero no has hecho nada, luego fue un accidente. ¿Quiénes son los testigos mi rey?
-Mi propio jefe de la Guardia y otra compañera de la fallecida.
-Jacobo.
-Alorian, mi príncipe, por la amistad que nos une, permitidme huir, permitidme salir del reino -esto lo decía ya de rodillas, suplicando y llorando.
-Por la amistad que nos une, yo mismo impartiré la justicia de este reino. ¿Mi rey? ¿Quiere que salga de la habitación para impartir justicia?
-Príncipe Alorian, la justicia debe ser rápida.
-Sí mi rey.
Nada más decirlo mi padre, mi espada cortó la cabeza a Jacobo. La justicia debe ser impartida rápido como indicó el rey.
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