RODRICK, SOBRINO DE SILVER
Las antorchas de mi tía se quedaron iluminando el camino de las Rockers y no contamos con la magia de Zelendi. Tampoco es que la fuéramos a usar teniendo en cuenta que queríamos pasar desapercibidos. Por lo que dependemos de la visión nocturna de los orkos.
Nos sitúan en el centro de su formación. Los exploradores, en todo momento, son los encargados de comprobar que no hay antorchas o rodear campamentos. Son muy buenos en la noche. Ese día llegan muy cansados al segundo refugio; antes de acostarse vuelven a comer y nosotros tomamos la responsabilidad de hacer guardias en la parte más exterior de la cueva. Porque sí, todos los refugios son cuevas muy ocultas que me pasarían desapercibidas si mi tía no me las dijera.
A la noche siguiente, los orkos mantienen una marcha más rápida, no nos cuesta seguirla gracias a su brillante guía. Cuando llegamos a la siguiente cueva mi tía tiene una sonrisa en la cara:
-En dos noches más llegaremos a los lindes del bosque de los horms. Ahora sí que tienen ritmo en las piernas ¿Puedes avisar para que nos reciban en la mitad de la noche? -pregunta a Zelendi.
-Será un placer, he recuperado algo de mi magia, les avisaré para que nos esperen.
PRINCIPE ALORIAN
Llevamos andando casi medio día por el bosque tras Herob y sus horms, cuando, de repente, mi mago se queda parado con los ojos abiertos:
-Mi maestro está llegando.
Miró de frente y Herob se ha llevado las manos a la cabeza con un gruñido añade:
-Podía haber mandado el mensaje un poco más bajo…
Así que Herob, como mínimo, es sensible a la magia. Es interesante, muy interesante este asunto. Cuando estuvo conmigo nunca dio muestras de tener esa capacidad. En mitad del camino, en mitad del bosque, nos paramos para decidir qué hacer. Mi mago se acerca para hablar en voz baja conmigo y mi capitán:
-Señor, creo que sería interesante que nos quedemos para cuando llegue mi maestro. Por lo que ha dicho, viene con una tribu orka.
-¿Orkos? ¿No estaban extintos?
-Señor, si el mago dice que es una tribu orka, haríamos bien en enterarnos cómo podemos pactar. Solo imagine tener de aliados a los últimos orkos; eran los mejores guerreros que existían.
Tras el pequeño parlamento con mi mago y mi capitán, me acerco a Herob. Herob no nos ha quitado vista en todo el momento mientras se le pasaba el dolor de cabeza.
-Alteza, tu mago te habrá dicho que viene con un clan orko. En tierras de los horms están protegidos por nuestra hospitalidad – me dice con cara de pocos amigos.
Levanto las dos manos con las palmas en su dirección. El gesto clásico de la paz mientras le contesto:
-Líder supremo, los horms son mis aliados desde que he firmado el pacto con ellos. Solo tengo interés en conocer al último clan conocido de los orkos y al maestro de mi mago.
¿Qué os está pareciendo los capítulos de Silver? Os leo en comentarios. Si queréis apoyar a seguir publicando tenéis el blog con varias ventajas como relatos exclusivos.
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