ROCRICK, SOBRINO SILVER
Las previsiones de mi tía fueron correctas. En dos noches llegamos al bosque que hace de frontera con los horms. Cuando está empezando a amanecer entramos en el bosque y justo allí nos está esperando una embajada. Zelendi nos guiña el ojo:
-Parece que si recibieron mi mensaje. Este tratamiento me gusta más.
A doscientos pasos, en el interior del bosque, siguiendo a nuestros guías, nos encontramos con un pequeño banquete en uno de los claros. ¡¡Cómo desayunamos!!
-Descansad tranquilos. En nuestro bosque estaréis protegidos por los horms. Partiremos mañana por la mañana al encuentro de su líder.
Después de desayunar, me reúno con mi tía y el mago, que querían hablar.
-Por primera vez todos los horms reunidos por un solo líder, será interesante ver quién es -dice mi tía.
-Mi aprendiz nos espera con una embajada humana….. Eso sí que va a ser divertido- sonríe el elfo – descansad que nos lo merecemos, los horms son una especie con honor.
PRINCIPE ALORIAN
Tras tranquilizar a Herob le dejo un momento para que se pueda reponer del dolor de cabeza. Me mira agradecido:
-Alteza – me he dado cuenta de que me llama así en público – si quiere volver a su campamento principal le acompañarán uno de los jefes de tribu horms pero me tendré que ausentar para recibir al clan orko que hemos escuchado.
-Líder supremo, si no es mucha molestia me gustaría estar con usted cuando reciba a ese clan orko. Me gustaría tener también un pacto de amistad como tengo el que con los horms. Además, a mi mago le gustará reencontrarse con su maestro.
Herob me mira con cara de sorpresa y se acerca para que no le oiga nadie.
-Alorian eres más listo de lo que pensaba –me susurra.
-Lo dice el que ha ocultado durante años su relación con la magia- le contestó rápidamente-. Se le escapa una carcajada mientras habla en voz alta para que le oigan todos.
–Todo sea porque un maestro y un aprendiz se puedan reencontrar.
-Si no le importa líder supremo quiero mandar a un mensajero de mi propia Guardia para poner en situación a mi hermana del cambio de planes – le digo a Herob.
-Sin problema. Le acompañará uno de los míos.