Silver

Capítulo 40

RODRICK, SOBRINO DE SILVER

Al dejar las instrucciones en buenas manos como son las de su amigo Zelendi, podemos ir al pueblo enano donde está otro de sus aprendices. Mi tía ha vuelto a sonreír organizando todos los planes a diferencia de cuando estuvimos negociando el nuevo tratado que no sonrió ni una sola vez.

Llevamos mochilas grandes para parecer que estamos haciendo un gran viaje como si fuésemos de visita. Algo que no es extraño en mi tía, porque lleva toda la vida de viaje, conociendo nuevos métodos y mejorando sus antiguos inventos. No es de extrañar que esta vez le acompañe su sobrino mayor para que empiece a entender y mejorar la herrería.

Para mejorar nuestra coartada les diremos que queremos mejorar los inventos de mi tía con nuevos conocimientos y así compartirlos con el aprendiz. Al fin y al cabo, es un pueblo minero enano que se encarga de hacer perforaciones para encontrar nuevas vetas de minerales de las que se puedan beneficiar.

La sonrisa de mi tía se debe a que odia la política pero ama el viaje, la aventura y los conocimientos bien usados. Desde el principio los orkos la han acogido como una gran maestra. Sin importar su raza, solo les importa sus conocimientos.

PRINCIPE HEREDERO ALORIAN

Mi capitán, la Guardia de diez orkos y veinte soldados escogidos por ser los mejores en las luchas masivas y en emboscadas. Necesitamos un grupo pequeño manejable y con fuerza para destruir a los rebeldes.

Recuperar el condado, utilizarlo como base para la reunión y la trampa a mi madrasta… Todo se basa en que salga bien con nosotros dos y los treinta elegidos, con mochilas para aguantar dos semanas sin necesidad de tener que preocuparnos de la comida. Tenemos que ser fantasmas, que no nos descubran en ningún momento mientras los masacramos. Crear miedo, pánico, que no sepan cuántos somos, quiénes somos y dónde atacaremos.

Nos ponemos en marcha por senderos poco transitados; tardaremos varios días en llegar y desde el momento en que lleguemos empezaremos a actuar. Pequeñas emboscadas para comprobar su reacción y, a partir de entonces, adaptaremos nuestro plan a sus formas de reaccionar.

Los pocos habitantes que nos encontramos en los caminos tienen operaciones tan clandestinas como las nuestras por lo que nos dejan en paz y no dirán nada. Algunos pocos son incluso soldados de mi padre en contra de las órdenes de mi madrastra. No creo que me reconocieran y, aunque lo hicieran, no dirían nada a nadie para protegerme.

Aparte de nuestra operación, parece ser que hay más operaciones encubiertas en mi propio reino. Tendré que preguntar a mis jefas de espías si nos pueden servir para nuestro beneficio.

Penúltimo capítulo de este primera parte de Silver. ¿Tenéis ganas de la segunda parte? Podéis apoyar en Patreon:

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