Simple humana

• C a p i t u l o 13•

—Cariño, yo estoy aquí y no me importa como llegué, solo diré que estoy aquí por ti, y mi deber es estar contigo hasta que tú mueras, así que yo seré como tú guardián, lo que no puedo decifrar es como pudiste invocarme si no eres un ser sobre natural — suspiró — pero no es un tema que deba importar, ahora en adelante yo seré tu escudo y nadie te tocará un solo pelo.
 


¿En qué me he metido ahora?

— En un muy hermoso problema — dijo señalandose así mismo

— ¿A qué te refieres? — hice una ligera mueca al sentir como si alguien me hubiera pegado en el brazo, pero él solo movió los músculos de su boca al sonreír con el ego que por lo que veo lo caracteriza.

— Te explicaré, soy tu Schutzseele y mi deber es cuidar a la persona que me invoco hasta que esté muera o me rechace, aunque prefiero mil veces morir ya que…

— ¿Cómo te puedo rechazar? ¿Algo así como los hombres lobo? — se que es de mala educación interrumpir a la gente pero este chico tiene algo que me desespera, tal vez sea por la situación en la que me encuentro.

— Déjame terminar de hablar querida — Su mirada me incomodo y mucho, no está bonito que te miren con esa intensidad de desprecio — Prefiero mil veces morir a qué me rechaces, si lo haces yo no podré volver a mi reino, para mí desgracia en el momento que tú no me quieras como tú Schutzseele me convertiré en un humano cualquiera y no podré volver.

— Por la diosa que desastre, esto es de lo menos que me debo preocupar, en cualquier momento llegarán los guardias por mi y estaré acabada eso es más que seguro, así que te librarás de mi y podrás regresar a tu hogar.

Me deje caer nuevamente en el sofá que se encontraba lleno de polvo.

— No me digas que te has metido a la manada Moon Light para robar o para sacar información por qué mi chica te has ganado por completo mi ayuda incondicional.

— No, ¿Qué te pasa? — este chico me está desesperando. — Yo he vivido aquí desde que era una bebé y créeme que lo menos que quiero hacer es seguir viviendo en esta manada.

— ¿Y por qué sigues aquí?

—  Es una larga historia joven Aramis, que no creo necesario que sepas ya que como ya lo he dicho en cualquier momento llegarán los guardias de Noah y no creo que nos volvamos a ver, quizás me dejen vivir, pero estaré en coma o algo parecido.

— Querida invocadora...

— Samantha — lo corregí.

— Si lo que sea, querida yo he dicho hace unos minutos que al ser tu escudo y tú guardián no puedo permitir que nadie te toque un solo pelo con malas intenciones.

— Gracias por quererme hacer sentir mejor, pero no creo que puedas con miles de guardias.

— No me hagas reír, si que no sabes nada de quién soy, ¿Qué acaso aquí no dan clases de historia general mística? O ¿Acaso no fuiste a la escuela? — se empezó a reír con mucha fuerza, me está empezando a caer muy mal, yo sé que no es bueno juzgar a alguien sin antes conocerlo por completo pero la forma en como habla y se burla  me está sacando de mis casillas — Yo soy guardián principal de la corte de la Diosa Luna la cual es la madre de todos los seres sobre naturales de este planeta y de muchos otros, cómo por ejemplo del mío en el cuál yo soy el príncipe heredero; es imposible que alguien que no sea de la corte me llegue a lastimar y ya sabiendo esto puedo decir con todo orgullo que las perras falderas del Alpha Noah no son nada comparados con mi poder y no pueden hacerme ni un rasguño, yo puedo matar a cada uno de está manada si quieren lastimarte, ese es mi papel.

— Vaya, por un momento casi me lo creo, bueno joven Artemis, creo que debes irte, no será bueno que a ti también te encuentren aquí.

— Era claro que no me creerías eres una humana — rodó los ojos haciendo una mueca de notable desesperación — vamos a salir de aquí y te demostraré que nadie puede tocarte si yo no lo permito, pero antes tengo que sellar este pacto contigo.

— Y según tú, ¿Cómo se sella este pacto?.

— Con un beso.

— Definitivamente eres un acosador, si crees que te besaré estás completamente enloquecido — ahora fui yo la que se rió con ganas mientras quitaba pequeños mechones rebeldes que caían en mi rostro.

— Es el permiso que me debe dar mi invocador en este caso es usted.

— Eso quiere decir que besaste a hombres, no tengo nada en contra de los que son de diferentes gustos sexuales, pero no me quiero imaginar a cuántas personas has besado, muchos gérmenes.

— ¡Por mi diosa!, Esta es mi primera vez siendo un Schutzseele, jamás pensé serlo, a mi es al que deben servir y proteger, pero después de un largo debate la diosa decidió que yo fuera tu Guardián. — vaya si que es egocéntrico.

— Pero yo te invoque hace tan solo unos minutos ¿Cómo es posible que hayan tenido un debate en unos segundos?.— moví un poco mi cuello tratando de tranquilizar la tensión de mi cuello.

Es mucho el estrés.

— Creo que no he dejado en claro esa parte, yo no soy de este planeta, y el tiempo que pasa allá. Aquí pasan unos segundos, es decir allá pasaron 1 semana y aquí pasó solo unos segundos, para nosotros es normal, para ustedes es mágico.

— Bien, pero aún así no te besaré.

— Si no lo haces no podré protegerte, ni protegerme.

— ¿A qué te refieres?.— fruncí mi ceño mostrando mi confusión.

— Si no lo hacemos mi poder aquí no es nada, ya que mi invocadora en este caso tú, no me lo permites.— ese tono egocéntrico de nuevo, es un tanto irritante.

— Esto es tan raro…

Dejé de hablar al escuchar un fuerte estruendo en la parte donde se encuentra la puerta de ingreso a este lugar.

— Me han encontrado

Mi corazón cada segundo que pasaba más se aceleraba, temía que se saliera de mi pecho.
El miedo y la adrenalina se apoderaron de mi cuerpo poniéndome completamente en pánico e inmovilizada.

— No dejes que este sea nuestro fin, solo es un beso Samantha, además te daré el honor de besarme.

— Deja de hablar no es el momento de tu egocéntrismo, estamos en una situación de vida o muerte.




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