Simple humana

•C a p i t u l o 16•

— El no tiene malas intenciones con usted por lo que veo mi señora, además me dejó en claro que tenemos la misma fuerza, no quiero arriesgar mi hermoso rostro — y de nuevo esa sonrisa que te da mucha tranquilidad y por reflejo le devolví la sonrisa.
 


— Si claro "hermoso rostro", vamos a hablar seriamente los tres, tengo que saber quién es "tu amigo" mi luna. — su sarcasmo era claro.

Aramis paro de golpe mientras desaparecía poco a poco su sonrisa.

— ¿Luna?

Alan conmigo en el hombro volteo nuevamente a encararlo.

— Si, MI luna y por eso no quiero que en tu vida tengas esos pensamientos que tienes sobre ella de nuevo.

¿Cuáles pensamientos?

— ¿Cómo es que... — el rostro de Aramis expresaba temor y confusión.

Cosas que no van con la personalidad que veo que tiene.

— Ante todo sigo siendo un hombre, ¿Creías que no me daría cuenta de como miras a mi mate?

—  Pero eso a ti no debería importarte, además hasta donde se ella no es realmente tu mate, la tuya ya ha fallecido.

— Chicos... — trate de para su inicio de pelea, pero no me tomaban en cuenta.

—Yo estuve al lado de la diosa luna protegiéndola y hasta donde se, ella no da una segunda alma gemela ¿Sabes por qué?—Alan hizo una ademán sarcástico de que hablara — Por qué la diosa luna solo se encarga de acercarte a tu alma gemela y la encuentres, a lo largo de los años se piensa que ella elige pero no es así, así que mi diosa no da segundas oportunidades y tú perdiste la tuya, no le hagas creer a ella que es tu segunda mate, por qué eso no existe.

—Ella es MIA y tú ni nadie me la arrebatará—Alan bajo a Sammy de sus hombros e iba a golpear a Aramis.

Aramis por su lado estaba esperando que se pelearán, pero no fue así, puesto que yo jalé de la muñeca a Alan para que ni se le acercará, el antes mensionado por inercia miro mi mano y la tocó con delicadeza con ese brillo inigualable.

Pero no se dejen engañar, es Alan.

— Por favor hay que hablar a solas, la mejor manera de arreglar las cosas no son peleando — mire directamente a los dos y solté a Alan para ir con Aramis. Agarré la mano de Aramis mientras le dedicaba una sonrisa, ante mi acto Alan soltó un gruñido al cuál no le hice caso y seguí en mi posición — Además, Aramis tiene razón no existen las segundas almas gemelas, yo solo estoy aquí por la manada, es la única familia que me queda, no lo hago por ti en lo absoluto, no soy tu mate, no soy mujer lobo u otro ser mitológico, después de la gente de la manada no hay nada más que me haga estar aquí.

Ahí es cuando un click hizo que reaccionará, después de tener a ese primogénito ¿Que pasaría?, Déjarlo no era una opción, no podría hacer tal cosa, ¿Quedarse en la manada sufriendo día con día por el odio de Noah y el intento de romántico de su lobo Alan?

—Tenemos que hablar de algo serio — Alan me miró, su confusión y desconfianza llenaba su ser, lo notaba.

— Vamos a mi despacho — con cierta desconfianza los llevo a la mansión directamente a su despacho.

Mientras tanto al entrar en la mansión Aramis miro con cierta gracia el hecho que en una de las paredes se encontraba el retrato del mayor guardián de la diosa luna.

El padre de Aramis.

Subieron las escaleras hasta llegar a su despacho.

—Tomen asiento — ellos tomaron asiento frente a Alan — Ahora ¿De dónde se conocen?

—Seré breve... — iba a empezar a hablar Sammy pero fue interrumpida por Aramis.

— Eso no es de tu incumbencia, aquí la verdadera pregunta que importa es por qué te empeñas a creer que ella es tu segunda mate

— "No me empeño a creer ". ELLA es MI luna, no hay nada más de que hablar de ese tema, y me van a contestar, así que por favor hablen.

— Yo solo se que llegue aquí hace unas horas o quizás minutos, realmente no lo sé, después de un amplio debate entré el consejo decidieron que fuera yo su Schutzseele

— Hasta donde se los Schutzseele solo pueden ser invocados por seres mitológicos, y Sam no lo es — mencionó Alan mientras se acomodaba mejor en su asiento.

—Eso a mi no me concierna, solo he venido a cumplir mi deber y cumplir las órdenes de mi Diosa, así que yo estaré junto a mi señora hasta la muerte, además estoy feliz de que tenga que pasar el tiempo con ella— escuchar eso me recorrió un escalofrío dejándome con la garganta algo seca, me moví algo incómoda en mi lugar pero no hablé.

— NO QUIERO QUE VUELVAS A HABLAR DE ESA FORMA, ENTIENDE QUE ELLA ES SOLO
MIA.

— Alpha, Alpha, Alpha — Aramis repitió su posición dándole algo de intriga al momento, pero sonaba como amenaza de cierto modo.— Ella es humana, no tiene algún tipo de lazo contigo ni con ningún lobo, por lo tanto no hay nada que me detenga a poder cortejarla, ella es libre de escoger, después de todo tu odias a los humanos, ¿Qué le podrían dar Noah y tú?, ¿Amor?, No lo creo. Ella está merece ser feliz y yo puedo darle esa felicidad.

Habla como si no estuviera yo aquí escuchando su ¿Declaración?, Ciertamente no es la primera vez que alguien se me declarará (si es que aplica en éste caso).

— Aramis, ¿podrías salir un momento?, quiero hablar a solas con Alan, por favor — más que sonar como una preguntar, fue una orden.

— Bien mi señora, estaré aquí afuera por cualquier cosa— miro en dirección a Alan y con el afán de molestarlo tomo mi mano y le plantó un beso ahí, haciendo que yo me sonrojara y que Alan soltara un gruñido por el rabillo del ojo pude ver qué sus nudillos estaban blancos y el estaba matando con la mirada a Aramis, el cual salió tranquilamente del despacho.

Él lobito está enojado, pensé.
Al pensar en aquello detrás de la puerta escuché una gran carcajada, que quiero creer que fue de Aramis.

— Bien hablemos... — nuevamente fui interrumpida ¿Acaso no tienen modales? O ¿No les enseñaron que cuando alguien habla no se le debe interrumpir al menos?.

— No te quiero cerca de él, eres mía y él no tiene por qué entrometerse.




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