—Me sorprendes, pensé que en tu corta vida encerrada no sabías varias cosas de los chicos de tu edad saben, es más, pensé que no salías y ahora resulta que hasta tuviste un empleo en esta ciudad.
— No pienses más y no hagas trabajar más a tus pobres neuronas, así que ponte a trabajar, por que lo que huele—miró en dirección a los baños donde venía saliendo un señor gordo tocándose su pansa con una cara de satisfacción— alguien te dejo un regalo en los baños.
— Me caes muy mal querida
— Es mutuo, querido.
— Eres una pesada— dijo dándome un leve codazo, quien diría que este chico me haría ver mi suerte de una forma muy buena.
— ¿Pesada? — lo mire confundida, él me miró por un instante y entendió que no soy muy buena con eso de las palabras que otros chicos de mi edad utilizan
— Me refería a que eres muy molesta — dijo riendo y dejándome completamente confundida la misma pregunta rondaba en mi cabeza una y otra vez
¿Soy molesta?
Nunca me lo pregunté realmente, siempre fui una chica que era muy callada y amable con creo que casi toda la manada.
Cómo había dicho no había tenido realmente amigos y nunca me pregunte si los demás pensaban que era molesta o callada, quizás ni siquiera pensaban nada de mi más allá de lastima.
Al fin al cabo todo el tiempo él Alpha buscaba algún error mínimo de mi parte para castigarme o sacarme de la manada, pero eso nunca paso por que era muy callada y solo iba a estudiar y regresaba a mi casa.
No negaré que al principio todas las chicas me trataban mal por ser humana y diferente a todos, aún así poco a poco me logré ganar el respeto de muchos.
Desde el día que con unas simples palabras sin insultar a nadie deje a todos callados y después les probé que a pesar de ser humana he pasado por cosas que no le deseo a nadie
Años atrás...
Tengo mucho calor.
Quizás por los nervios de ser participante en un debate por primera vez. Me había preparado durante semanas para este momento, aún que seguro me veía segura de mí, me encontraba completamente con los nervios de punta.
— Bien chicos ya saben que para la clase de debate les pediré que sean objetivos y neutros, no queremos errores como la última vez ¿verdad señor William?—hablo la maestra Mónica una licantropa de 40 años de edad, las más joven de las maestras qué se encontraban en la institución, en su mayoría eran docentes de 200 años en adelante.
La maestra Mónica era muy alegre y comprensiva, quizás sea el hecho de que aparenta tener unos 18 o 19 años, pero la realidad es que era toda una señora en edad humana.
Los licantropos no son inmortales, pero el tiempo en ellos es muy lento pueden llegar a vivir más de 1000 años y parecer de 70-80 años humanos.
— Si profesora Mónica — contesto de forma tajante William
William era un chico ¿Rebelde?, Siempre está metido en problemas con todos los integrantes de nuestra clase, lo extraño es que nunca se metió conmigo.
¿Por qué? Realmente no lo sé y no quiero saber.
Mi mirada fue muy penetrante a tal punto que ese chico me miró con un sonrisa burlona, baje la mirada, siempre fui tímida y me enseñaron que no debo mirar a los ojos tanto tiempo a los licantropos ya que si esté tiene a su mate estás suelen ser muy celosas y crear problemas mayores, en mi caso problemas es lo que menos quiero tener.
— Bien chicos, empezemos— siguió como si nada la profesora y me miró a mi, sentí ese característico escalofrío en mi espina dorsal y mi corazón empezó a palpitar sin control alguno.— Señorita Samantha y señor William ¿Podría por favor pasar al frente para dar comienzo al debate?
Asentimos y pasamos al frente. Decir que no estaba a punto de desvanecerme era una total mentira, siento que en cualquier momento sacaré todo el desayuno de está mañana.
Mientras tanto Violet levanto la mano, ella era su novia en ese momento del chico a mi lado, si, ella es novia de William.
Ella siempre me vio de una manera diferente, en otras palabras notaba que le caía mal, pero no entendía por que si yo nunca entable ninguna conversación con ella.
Técnicamente soy invisible.
— ¿Si señorita Violet?— pregunto la profesora dándole la palabra a mi compañera.
— Profesora lamento la interrupción pero debería enseñarle a nuestra compañera que los nervios en está clase están de sobra— diablos se me olvidaba que ellos tenían un oído muy desarrollado y cuando querían podían escuchar todo a metros de distancia.
— ¿Disculpe señorita Violet? A qué viene su comentario — por la diosa, por favor que no diga nada.
En la clase de debate los nervios estaban de sobra, está clase era de suma importancia ya que además de que aprendiamos a defender de algún modo nuestros ideales y pensamientos; nos hacía más fuertes pues para ser profesional en esto no debes mostrar ningún signo de enojo si él oponente te trata de hacer enojar, por lo tanto si nos ponemos nerviosos y diferentes cuestiones como en mi caso mi corazón desenfrenado dejamos ver qué no estamos al nivel y somos incompetentes para mantenernos disciplinados.
Es una forma de ser fuertes psicológicamente si así lo quieren ver.
— A lo que quiero llegar es que mi compañera está muy nerviosa, un poco más y su corazón se le saldrá del pecho, pero no la culpo ella es una humana los de su especie suelen ser muy cobardes, en esta clase no se debería permitir este tipo de comportamiento— todos mis compañeros soltaron una leve risa, mi compañera de clase acaba de hacer que mi poca valentía se fuera de mi cuerpo dejándome asustada.
— Señorita Samantha, lamentablemente su compañera tiene razón no podemos aceptar que ningúno de la clase a estás alturas tenga algún tipo de nerviosismo, sin excepciones.
Sentía todas las miradas en mi y los nervios crecían cada vez más en mi estaba apunto de vomitar, hasta que el chico que estaba a mi lado me sonrió y me dijo que me tranquilizara.
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Editado: 29.08.2021