Simple humana

C A P I T U L O 28.

Me sentía asqueada, usada y simplemente no me sentía bien.

Pensé por momentos en la alternativa de suicidarme, pero la descartaba, no quería rendirme, no ahora.

Pasee por toda la habitación dando vueltas sin razón aparentemente solo quería caminar, estirar un poco las piernas.

En ocasiones llegué a casi desmayarme por no comer, la garganta me exigía agua y yo simplemente no sabía que hacer con mi vida.

Quería desaparecer, morirme, estar paz, hacer algo, lo que fuera. Solo quería que las tragedias dejarán de pasarme, quiero que todo acabe e irme a una ciudad lejos de todo ese rollo por el que tengo de vida, quizás enamorarme y tener hámsters corriendo por mi casa.

Quería una vida normal como la pintan las demás personas, a veces ser común es mucho mejor y menos difícil.

— Es una maldita escoria de mier... — me solté, no pude más.

Llevaba rato hablando con Aramis, quería soltar todo ese sentimiento que llevaba dentro para poder seguir con mi vida. Quiero ser fuerte y la única forma es desahogar todo lo malo que llevo dentro.

— No tiene caso ahora, está muerto ¿No? — el asintió y miró hacia otro lado, lo notaba tenso como reprimiendo algo que me negaba decirme. 

— Solo desearía no haberlo dejarlo morir tan rápido, debí torturarlo ... 

No lo deje terminar, era tan tonta que pensar en alguien siendo torturado es una escena que no deseaba imaginar, incluso si el propio Noah fuera el torturado.

Nunca he sido así, toda mi corta vida he vivido tranquila, con problemas, y si, también limitaciones.

Pero era feliz al lado de mi papá, vivíamos tranquilos, sin problemas que no pudieran resolverse. Mi papá me enseñó a no ser vengativa, que eso no me llevaría a nada, él me dijo que algún día iría al lugar donde pertenezco y ser vengativa me traería muchos problemas.

Así que solo me repetía que debía ser fuerte, amable y nunca dejarme hacer sentir menos.

Cuando falleció entendí la parte de  "ser fuerte". ¿Cómo se supone que haría eso?. Yo apenas y se que hago, intento imaginar que tengo algo que hacer en este mundo; muchos nacen con una cualidad que de grandes lo desarrollan y saben exactamente lo que harán.

¿Y yo? ¿Qué me hace especial?
Vivir entre hombres lobo y diferentes seres sobre naturales no creo que sea una de ellas. Quizás sea salvar a la manada de convertirse el rogues...
Si no creo que sea eso, al final ¿Que ganó yo?, En pocas palabras solo debo embarazarme, el que tendrá el poder en sus hombros será mi bebé.
Y por mucho que me juré Noah que me dejará ser libre, se que yo no podré abandonar a mi hijo y por lo tanto me matarán.

— Yo se la respuesta a tu pregunta, pero no comas ansias querida — lo mire confundida un par de segundos, pero recordé que el podía leer mis pensamientos y solo le sonreí.

— ¿Enserio tengo algo importante que hacer antes de morir? — le pregunté casi en un susurro, moviendo mi cuerpo en una posición más cómoda.

— Te lo aseguro querida mía —  ahí estaba Aramis, el chico que salió literalmente de la nada después de recitar un conjuró y prometio no dejar que nadie me hiciera daño prometiendo que el no me dejaría hasta que yo muriease...

Si yo muero, el desaparecerá.

Lo mire detenidamente, creando teorías algo tontas en mi cabeza ¿Qué pasaría con él?
Regresaría a su hogar?
Era lo más probable.

— En realidad no... — dejo de sonreír y solo soltó un suspiro que se notaba que tenía reprimido.

Yo solo me quedé callada, esperando a que se explicará, pero no lo hizo, solo se paró de su lugar y se dirigió a la cocina.
Lo notaba triste, no me gustaba sentirlo así, me sentía peor al pensar que fue culpa mía.

— A veces odio que leas los pensamientos, es como si violaras mi privacidad. — el volteó y me miró de reojo y soltó una seca risa.

— No lo controló Samantha, es parte de mí, cuando encuentres una solución para que deje de escuchar los pensamientos de otros, me avisas — hablo cortante, moviéndose por toda la cosina para lavar los utensilios sucios que yacían en el lavadero.

Acepto qué me dió miedo.

— Solo trataba de cortar el momento de silencio, pero no funcionó soy mala en esto de hacer amigos ¿De acuerdo? — conteste casi gritando, me di cuenta de que me estaba portando grosera y baje la voz, mirando al suelo.

Que desconsiderada soy, el ha hecho cosas por mi y yo...

— El problema es que yo no quiero ser tu amigo, ¿Acaso no te das cuenta de ello? — ¿No quiere ser mi amigo?

— ¿Entonces? — pregunté confundida, él solo nego con la cabeza y siguió en lo suyo y no me contestó.

Yo volví a la sala ye senté en el sillón. Después de eso pasaron quizás un par de horas en los cuales me dispuse a ordenar mis pensamientos y pensar con claridad.

[...]

Mi cara apuesto que estaba roja de lo furiosa que estaba, me estaba ignorando y hacia como si no existiera.

Pasaba de un lado a otro por la casa y no me dirigía ni la mirada ¿Qué se supone que hice ahora?, Pase mis manos por mi cara soltando un grito que fue acaparado por mis manos y no se escuchó tanto.

— ¿ME VAS A SEGUIR IGNORANDO?  — pregunté ya exasperada, entonces el se digno a hablarme.

— Si esa es mi decisión claro que lo haré... mira no pido que comprendas y sientas lo mismo, solo quiero que sepas que yo no puedo ser tu amigo, solo soy tu guardián y quizás si tú lo deseas algo más, pero tú amigo nunca — hablo con total seriedad mientras pasaba sus dedos entre sus rebeldes cabellos.

Sin darme cuenta de mis actos pase mis manos por su cabello sintiendo la suavidad en mis llemas de los dedos, él se quedo quieto y me miró a los ojos, me sentía tan pequeña cuando me miraba con esa intensidad.

Él poco a poco intento acercarse más a mí, bajo la mirada a mis labios y la dejo ahí, mi corazón empezó a palpitar rápidamente, sentía que en cualquier momento me daría un para cardíaco o algo parecido.




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