Simplemente Laura

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El reloj digital de enormes números rojos parpadeantes marca las tres de la mañana. Sobre mi mesita de noche descansan cinco vasos vacíos, en los cuales antes hubo café. De aquella cajetilla nueva, llena de cigarrillos Marlboro, tan solo han quedado unos cuantos.

La razón por la cual provoqué todo este alboroto: intentar no quedarme dormido. Sé que suena bastante loco el decirlo, parece sencillo derrochar tus horas de descanso en algo que pinta para vano; pero vencer al sueño como local, en su estadio y ante su público, es una batalla sin cuartel en la cual nadie quiere perder protagonismo.

Muchos se preguntarán ¿por qué? ¿En verdad vale la pena tanto sacrificio? Y les responderé con la más absoluta de las contundencias, como quizás nunca acostumbro hacer: por el amor de una mujer.

Sí, por el amor de una mujer.

Por el amor de una mujer he estado preparando esto toda la noche.




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