Simplemente Nina

Cápitulo 8

   Los domingos era de locos trabajar en el Moscú. Estaba lleno todo el día. Y no solo eso. También era el día de las colas para esperar mesa y el día de las familias. La clientela pesada se reunía allí los domingos. Nico le había propuesto a Mirko contratar gente más adulta para los días domingo, y este prácticamente se había reído en su cara. No es que nos pesara tanto trabajar un domingo de por medio, sino que la salida del sábado más todo ese trabajo se hacía pesado. Así las cosas.

   Al panorama de este domingo, se le sumaba el superclásico: Boca-River. Fantástico. En cuanto llegamos, vi a decenas de hombres preparándose para el partido, cerveza en mano y maníes.

-La cosa va en serio esta vez –comentó Tommy –Hay más cantidad que otras veces.

-Es superclásico. –respondí como una obviedad.

-¡Ups! Lamento no saber nada de fútbol. Perdón señorita botinera.

- Ni lo digas, entiendo menos que vos.

-¿Pensás que voy a tener que oficiar de patovica? –preguntó mientras observaba a unos hombres que llegaban con gorros y banderas de Boca mirando con mala cara a otros que por lo visto eran del equipo contrario.

-No voy a asegurar nada que no sepa –dije – espero que no. ¡No soporto las peleas!

  Los gritos desmesurados y los golpes en las mesas no se hicieron esperar. El partido era reñido, y a decir verdad no parecía de los mejores que hubiesen jugado ambos equipos.

-Desde que entré, en lo único que pienso es en mi cama y en cómo voy a dormir esta noche. –dijo Tommy, en su rostro se notaba que estaba hecho polvo.

-¿No dormiste siesta? –me volví hacía él y adiviné el motivo: Karem.

-Quiso hablar –musito.

-¿Pudieron llegar a un acuerdo?

-Algo así. Me pidió que en mis ratos libres busque otro empleo.

-¿Qué? –no podía creer lo que escuchaba. – ¿No me digas que aceptaste?

-Quizás un poco de razón tenga –susurró –Ella cree que doy para más.

-Eso seguro Tommy –dije tratando de que no se me notase la ira que a veces solía agarrarme por los caprichos de esa mocosa –¡Pero tiene que salir de vos el deseo de irte de acá! ¡Yo si consiguiese algo mejor me voy sin pensármelo dos veces, pero a vos te gusta este lugar!

-Si –dejó caer los hombros, como si sostuviese en ellos un increíble peso –me gusta este lugar, me gustan mis compañeros –me miró con un asomo de sonrisa –lo que hago, los momentos del bar.

-Pero… -dije instándolo a que continuase –.

-La quiero Nina –un gesto cansado se instaló en el rictus de su boca –Sé que me manipula, lo sé, pero la quiero.

 

¡Gracias por leer!

 ©Todos los derechos reservados a Melina Sol Gual

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