-¿Tomás Holbein? –llamó un doctor ya casi anciano. Me levanté del sillón como un resorte. Nico hizo lo mismo.
-Estamos acá por él –dijo Nico frente a mi ataque de mudez. Solo quería oír que todo iba bien.
-¿Son familiares? –preguntó mirándonos por arriba de los lentes.
-No, amigos muy cercanos. Su papá está de viaje y su mamá fue operada hace muy poco y no puede trasladarse.
-Bueno, está bien. Recuerdo el caso de su madre –dijo volviéndose a un parte que sostenía entre las manos –El paciente sufrió un accidente automovilístico como les habrán dicho –dijo volviéndose a nosotros y esperando que ambos lo confirmásemos –El señor Holbein se encuentra un poco delicado. –nos miró nuevamente.
-¿Qué tan delicado? –preguntó Nico con la voz seca.
El médico suspiró y a mí se me fue el alma al el suelo.
-Delicado como lo estaría alguien que sufrió muchos golpes y cortes diversos. El paciente presenta politraumatismos en cráneo, piernas y brazos, y múltiples contusiones y cortes en las manos y el rostro. Ingresó en estado de desmayo y aún permanece dormido. –Dió vuelta la hoja –le suministramos calmantes para el dolor y antibióticos para impedir cualquier posible infección.
-¿Lo podemos ver? –pregunté y mi voz era de cartón. El médico me miró con pena y colocó su mano en mi hombro.
-Esta inducido al sueño no solo por el dolor, sino para evitar posibles movimientos. Al menos hasta mañana no lo va a poder ver nadie. –Respondió –En cualquier caso podrían facilitarme un número de teléfono para poder estar comunicados, y una cosa más –dijo mirándonos a ambos –por favor acompañen a su madre.
¡Gracias por leer!
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