Simplemente Nina

Cápitulo 70

-¡Quizás no fue una muy buena idea! –dije preocupado mientras aparcaba el coche a tres casas de distancia.

-¡No! ¡Más vale! ¡Las de Nina nunca son buenas ideas! ¡Presentarse en esa fiesta es de locos! ¡Si me hubiese siquiera imaginado no se la daba a la invitación!

-¿Qué le paso? ¡Nina no era así! –exclamé.

-Cosas, eso Tommy, le han pasado cosas. Entiendo que este arta de todos, pero no es la manera. –dijo con seriedad.

-¿Y qué vamos a hacer? ¿Quedarnos a esperar a que salga corriendo?

-Exacto –respondió con suficiencia mientras encendía un cigarrillo.

-¡Nico! ¡Tenemos que ayudarla!

-Es lo que vamos a hacer Tommy. Vamos  a socorrerla cuando nos necesite que va ser a la salida de esa fiesta. ¿Entendido?

-Está bien –me oí decir. Pero no estaba de acuerdo.

  Nos quedamos un buen rato en silencio, y al cabo la gente comenzó a llegar a casa de Baltazar. Mucha gente, casi todos los mismos que frecuentaban el bar. Nico fumaba y fumaba. Con la colilla de uno encendía el otro. Estaba nervioso. Yo también lo estaba. Aquello era digno de una novela de televisión.

-Y lo otro…-dijo Nico recordado de pronto que yo estaba ahí con él -¿Cuándo se lo vas a decir?

-¿A qué te referís?

-A lo del bar.

-Cuando pueda. Quiero que sea una sorpresa.

-¡Sos novelero Tommy! ¿Acaso querés ser el príncipe que rescata a su doncella de la pobreza?

-¿Eso me serviría para conquistarla?

-No creo, eso ya pasó de moda. Aunque te sumaría un puntito más –rió entre dientes –ella te quiere de todos modos. No les veo otro futuro que no sea juntos.

-¡Y yo era el novelero! –me reí con él.

  Entonces delante de nuestras narices paró un remis del que bajó Nina. Estaba más linda que todas las veces que la había visto producirse para ir a algún lado. Pero su cara denotaba tristeza y agobio. Tuve el impulso de bajar del auto y correr tras ella. Frenarla. Decirle que lo dejara estar, que se fuera conmigo a Maroon, a charlar, reírnos como antes. Pero Nico me detuvo del brazo.

-Tommy ella tiene que verlo para entender.

-Me da pena.

-La misma que ella sintió por vos todas las veces que Karem te hizo sufrir. Pero ella no te detuvo, porque vos solo te tenías que dar cuenta. Déjala, ella es más valiente que nosotros. Es boba pero valiente.

   Me quedé sentado. Mirando con una fijeza que me hizo doler los ojos el lugar por el que ella había entrado. ¿Cuánto tardaría? Esperaba que no mucho. De lo contrario. Iría a buscarla.

¡Gracias por leer!

©Todos los derechos reservados a Melina Sol Gual

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