El pecho le dolió.
Limpio su boca con el dorso de la mano, aprovechó y También limpio las lágrimas que rodaron por sus mejillas.
Era tan bueno para ser verdad
Se sintió estúpida al pensar que Daniel, su amigo gay, iba sentir algo por ella, aunque sea en ese momento.
Lo había tocado, había hecho algo que jamas había hecho a un hombre y él había estado pensando en otra persona.
Joder dolía como el infierno.
Le dio la espalda y solo salio de la habitación, sin decir nada, él tampoco hizo algún esfuerzo para que se quedará.
Bajo las escaleras muy lento, recorrió la sala y cayo en el sofá crema que ocupaba casi todo el lugar. Se acurrucó ahí y sollozo en silencio, respiro pausado, el olor de instaló en sus fosas nasales.
Su olor estaba en todo el departamento.
Sollozo más aún, era una tonta.
Cerro los ojos y sin querer Morfeo la abrazo y la llevo a un mundo donde Daniel la quería de verdad.
En sus sueños.
( )
—Melina, despierta —ella gimoteo y se acurrucó más —vamos Mel, despierta — abrió los ojos al reconocer la voz de Daniel, dos esmeraldas la observaban con un amago de sonrisa en la cara. Su pecho se estrujó al recordar la noche anterior.
— ¿ que hora es?— se levanto si ganas alejándose de su amigo —son las 10 de la mañana, te has quedado dormida con lo lentes puestos —le había respondido, ella solo asintió y se dirigió a la cocina, quería una tasa de café cargado. Si era posible uno amargo.
Descalza rodeo la isla de la cocina y se puso a preparar su café, podía sentir los ojos de su amigo en la espalda, de echo podía escuchar los pasos de él acercándose.
Se sobresalto cuando unos brazos la rodearon por la cintura y la apretó contra la encimera de la cocina —Mel gracias— se mordió los labios para esconder el jadeo cuando sintió los labios de Daniel contra su cuello.
—¿ Po-por que?— tartamudeo, podía sentir el calor que emanaba Daniel en su espalda, este la giro muy despacio y quedo frente al él.
Daniel puso un mechon de cabello tras la oreja y acaricio su mejilla suavemente e hizo ese recorrido al marco de lo lentes que a ella le gustaba. A ese punto Melina estaba temblando y él corazón le palpitaba muy rápido.
—Por quedarte conmigo anoche y...— la cara de su amigo ahora estaba de un color rojo apenas, se había sonrojado — por lo demás—la abrazo fuerte.
Ella le devolvió él abrazo y disfruto de ese momento.
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Editado: 01.10.2019