Sin Almas 2 © Los Gaía

8. La carta de Diana

James,

Si lees esto es que mi muerte habrá sido en vano, y que fui traicionada. Quisiera decirte, explicarte, y expresar todos los sentimientos contradictorios y felices mezclados con la agonía de saber que me estás leyendo, sin mí a la par tuya. Si supieras la emoción de ver ese pequeño ser a la par mía, sus pequeñas manos alzarse sobre mi rostro para acariciarme con una sonrisa de un ángel lleno de gracia, y alegría. Ella me mira ahora escribir e intentó controlar mis emociones, controló mis lágrimas y mis estados de ánimo para no preocuparla, no quiero quitarle esa sonrisa por la cual sacrificaría mi vida para que nunca nadie se la arrebaté. Pero la verdad, James, yo soy la única culpable, y seré la primera en quitarle su sonrisa, en romperle el corazón, y traer lágrimas en sus preciosos y tiernos ojos. Muchas dudas asaltan mi mente, a lo mejor debí insistir más contigo James, de ser así no escribiría esa carta y estaríamos las dos a la par tuya, bajo tu protección. Lamento muchísimo no estar a tu lado y tener que dejarte con toda la carga sobre tus hombros.

Admito que mis sentimientos cuando te conocí no fueron honestos, sabía perfectamente quién eras y qué eras. Mi meta era procrear y embarazarme de ti, las posibilidades eran nulas pero yo era la hechicera más poderosa de nuestra familia y tenía que lograrlo, James. Debía salvar a mi familia de esa maldición que tú clan perpetuó durante tantos siglos. No se trataba de mí, ni de ti, sino del futuro que podía ofrecer a mi familia. Te juró James, que lo único que quise fue proteger a mi familia, cambiar nuestro linaje para alcanzar la inmortalidad. Y lo puedo ver tan claro en mi mente, ese futuro, esa ilusión, mi ilusión, un sueño que nunca se cumplirá porque seré la primera en oponerme si tengo que dar a cambio a mi hija. No lo haré, nunca lo haré, jamás los dejaré; y tú tampoco deberás.

Mi error es grave, y me rió de mí misma James, jamás se controla a la naturaleza y yo no fui la excepción. No cambie nada en el linaje de mi familia porque Nina no es inmortal James, ella es la guardiana de la fuente de la Redención. Si mis visiones son correctas todos, absolutamente todos los Sin-Almas y los inmortales que aspirarán su alma se volverán humanos. Es su mecanismo de defensa, cualquier ataque en contra de su alma, ésta se protegerá.
Ahora lo entiendes, el pánico te sube por las venas al igual que mi piel se congela y mi aliento se detiene: en ese momento lo único que puedo hacer es ocultar a Nina, lejos de ti, lejos de mí, lejos de mi familia y lejos de la tuya.

Cometí lo irreparable, porque mi familia no se detendrá, si se dan cuenta, la usaran en contra de todos ustedes; y ella será una simple rata de laboratorio. En cuanto a tu familia, ellos la querrán muerta por el peligro que ella representa para tu raza.

Y como si fuese poco, Nina compartió conmigo una visión tan aterradora que ni me atrevo a describírtela. Pero si es correcta, nada de lo que te conté anteriormente tendrá importancia. Porque el futuro de toda la humanidad está en juego. No sé quién es, ni cómo un poder tan viejo y diabólico puede existir. Sin duda pienso que siempre estuvo aquí, y nunca lo detectamos, a la excepción de Nina. Nina lo presiente, y me preocupa lo suficiente para que ella no esté en contacto con la magia nunca más, y mucho menos con mi familia.

He estado investigado y la única manera de cambiar el futuro de todos está en mi diario. No intentes leerlo porque no podrás, solamente Nina, la designada podrá. Ella es la clave de todo James. Por favor protéjala no solamente porque es tu hija sino porque también es la respuesta a todo. Busca a Pierrino, mi hermano, él te ayudará.

 

Gracias William por encontrar el padre de Nina y traerle el diario.

 

Con Amor Diana.

 

Las lágrimas invadieron los ojos de James distorsionando las letras de la carta; de impaciencia apretó los ojos con fuerza para tragarse sus lágrimas. Sin lograr asimilar lo que escuchó quiso volverla a leer en voz baja: las letras fluían en su mente golpeándolo una vez más. Al terminar cada letra pareció diluirse a simple vista mientras una ligera brisa borró cada palabra escrita. James pestañeo varias veces pero la página seguía irremediablemente blanca y muda. De repente una rabia se apoderó de él y por primera vez odió a Diana, su manera de ocultarle todo, de jugar con él, de ser un vulgar títere. Cansado de sus juegos arrugó la página blanca en su puño y la tiró liberando su frustración; la carta ni toco el piso que en su vuelo las llamas quemaron el papel reduciéndolo a cenizas. Al instante James se rio amargamente frotándose el rostro y ferozmente gritó golpeando la pared con su puño dejando un enorme hueco adentro.




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