El Maestro principal caminó en círculos. Su analista de datos le transfirió la llamada de Adam con Víktor dónde un Sin-Alma era ahora un humano. El Maestro no dio crédito a lo que sus ojos leían, después de todos esos años lo que buscaron durante siglos ocurría justo debajo de sus narices sin haberlo sabido. Tenían que tomar esa muestra de sangre, tenían que encontrar a ese sinalma-humano para estudiarlo.
—Querida contáctame con mi jefe de seguridad —ordenó el Maestro a su secretaria con el altavoz puesto.
—En seguida —después de dos minutos—, ya lo tengo en línea, se lo comunico.
—David, ¿estás allí? —preguntó el Maestro.
—Sí, ¿en qué le puedo servir?
—Tengo una tarea importante que darte, ven a mi oficina.
—Enseguida.
Cuando David llegó finalmente a la oficina del Maestro, éste se sentó callado quitándose su gorra de militar esperando a que su jefe terminara su conversación telefónica.
—David —dijo el Maestro aliviado al colgar—, tenemos un asunto primordial y necesito un hombre de confianza, eficaz y discreto.
—Lo escuchó.
—Víktor tiene una muestra de sangre que necesito, pero no se la puedo pedir.
—Quiere que se la quite.
—Sí.
—¿Aniquile?
—Qué directo eres, se me había olvidado. Únicamente si has sido descubierto. También es necesario que localices a ese joven y que lo traigas a nuestro centro de estudio.
—¿Con o sin su consentimiento?
—Me da igual.
—¿Muerto o vivo?
—Solamente te pido discreción absoluta. Use las medidas necesarias, el material requerido y la menor cantidad de personas posible.
—Sólo no lo podré hacer.
—Entonces mata a todos los que contrates no quiero testigos.
—Entendido Señor.
—¿Cómo localizo a Víktor?
—Él tendrá una reunión con Adam mañana.
—¿Adam, el Gran Maestre?
—Sí, ¿algún problema?
—No —dijo David levantándose— me voy enseguida.
—Gracias David, y mantenme informado.
—Como siempre Señor.
A David no le gustó esa tarea. Víktor era una de las personas más respetada del círculo cerrado militar, tampoco le pareció razonable poner en peligro la vida del Gran Maestre. Pero como militar él debía acatar las órdenes; solamente él tenía que buscar la manera de satisfacer a todo el mundo sin desobedecer al Maestro.
Como convenido William esperó a Víktor en el bosque aplicando el protocolo de seguridad. Víktor no tardó mucho en llegar. Mismo si no lo vio hace mucho tiempo, a William le impactó la delgadez y seriedad de Víktor.
—¡Pareces un zombi Víktor!
—Gracias por tu broma William —contestó Víktor sarcásticamente—; he estado bajo mucha presión últimamente —explicó con cierta tensión en su voz.
—¿Tú? —preguntó William extrañado.
—Sucedieron muchos acontecimientos que ponen mi vida en peligro. No soy ningún idiota, un Sin-Alma convertido en humano no ocurre todos los días y soy el único testigo.
William se quedó callado, antes de preguntar:
—Cuando me llamaste, ¿tú línea estaba protegida?
—Es el celular de siempre.
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Editado: 09.12.2018