Sin Almas 2 © Los Gaía

LAS MAGAS

En el subterráneo del castillo, en una sala secreta, todos estaban sentados alrededor del ajedrez con el Maestro Principal Richard al mando.

—Yo, Fabrice de Villanueva, secretario de la audiencia anual de la Orden procederé a levantar el acta de la audiencia. Después de haber contado a los Hermanos presentes podemos iniciar la sesión al estar todos presentes, tenemos entonces quórum suficiente para tomar las decisiones necesarias sobre la agenda de la sesión.

»El primer punto es el traspaso a Adam de Ridefort por el Oráculo. Dejo la palabra a nuestro Gran Maestro: Adam de Ridefort.

—Gracias Fabrice —dijo Adam al levantarse frente a todos—. Primero es un honor ser parte de ustedes y de nuestro clan, he sido educado para velar siempre en encontrar el equilibrio justo en todo lo que me rodea. Ser el Gran Maestre de los Templarios no será ninguna excepción. Tengo entendido que Ustedes ya poseen una agenda, y quisiera que ustedes continúen con sus reuniones sin que mi presencia los afecte. No obstante, quiero poner dentro de la agenda a los Gaía.

—Alguna objeción, ¿señores? —Preguntó Fabrice—. Bien en ese caso podemos proceder. Como siempre comencemos con el estatus del Nuevo Orden Mundial —anunció el secretario.

Adam nunca intervino en todo el curso de la Asamblea, escuchó con paciencia cada debate, cada tema con mucho interés, en silencio hasta el momento del cierre. —A ver, si entiendo bien, ustedes controlan todos los aspectos de la vida de los seres humanos para aliviar el Planeta, de lo que comen, de lo toman, de lo que compran, hasta influenciar lo que piensan,  ¿estoy en lo correcto, Richard?

—Correcto —dijo Richard tensó.

Adam se quedó pensativo, tambaleando su dedo índice y mayor sobre la mesa. Cierto es que el Planeta no era un recurso ilimitado pero los métodos utilizados por la Orden eran sádicos y maquiavélicos. El racionalismo del ser humano era difícil, el egoísmo de todos no era un secreto para nadie, ni para ellos mismos. Por otro lado, de no querer ser manipulados ellos se hubieran dado cuenta revirtiendo la máquina a su favor. Pero cierto es, la verdad tan nítida y transparente era que nunca se les había dado la oportunidad. Conectar al hombre con el planeta era una prioridad, había que concienciarlos y obligar a todos a servir al Planeta y no liquidar la población para dejar la “elite” gobernar. Ahora entendía, el porqué de la reticencia de Richard a incluirlo. Él jamás estaría de acuerdo con esos métodos, y a lo más seguro el Oráculo divino tampoco.

—Estimados, escuché a cada uno de Ustedes con respeto y paciencia, sin interrumpirlos. La verdad es, desde mi punto de vista que el Oráculo al ser la representación del aura de cada ser viviente de este planeta, escogió darme el rol de Gran Maestro con el fin de brindar una renovación y por supuesto otra perspectiva. No voy a emitir ningún comentario acerca de lo ya conversado, pero es de seguro que pararemos todas las acciones hasta ahora cometidas. Todo plan queda en alto hasta mi previo aviso, por favor Fabrice, apunte mi petición para que conste dentro de la Agenda de nuestra Orden. Quiero que cada uno de ustedes lo firmen con su sangre, es la única forma de asegurarme que mis órdenes serán acatadas.

—Y si nos negamos —soltó uno de los Maestros.

—¿Quién habló? —preguntó Fabrice.

—Yo —dijo el Maestre al levantase, soy el Jefe de Seguridad—, me parece que su primer acto como líder de nuestra Orden es descabellado, impulsivo y pueril. Si cree que no hemos intentado ya dar la mano a la humanidad, de concienciarlos, de ayudarlos entonces es que su persona no tiene en estima a su Orden, que bien Usted representa honorablemente. Pienso que si bien pone un alto a nuestros esfuerzos de más de medio siglo debe ser con un plan asertivo, convincente, y objetivo. El ejemplo típico es la seguridad vial, es un buen elemento para medir el nivel de conciencia de los humanos. No podemos decir que los gobiernos no tratan, no advierten, no prevén, ni castigan para evitar innecesarias muertes. Pero alguna dio resultado, no. A ellos no les importa su seguridad personal y para peor menos la de los demás.

El Jefe de Seguridad se sentó, el murmullo de aprobación se hizo escuchar en el recinto para la mayor satisfacción de Richard, quién al final gozaba de la delicada posición de Adam. Y al final él se agradeció a sí mismo por haber tomado esa decisión, era un regalo envenenado, y él ya no sería el objeto de la atención de sus súbditos por culpa de  Adam; y cuando éste fallará -porque sin duda alguna lo hará- él estará en posición de fuerza para relevarlo a él y a todo su clan. Pero primero, lo primero, tenía que deshacerse de sus enemigos jurados: los Gaía.

—Nunca, nadie, jamás, ha dicho que guiar, comprender, educar, y dirigir era una tarea fácil. Y nuestra tarea de guiar y dirigir es complicada. Es como ser padres, nada viene con un manual pre-escrito, el consejo de uno sobre su experiencia puede no funcionar con los demás. Nosotros somos iguales, si pensamos que castigar, controlar, manipular y matar nos hace mejores lideres bajo el pretexto de traer orden en nuestro planeta entonces, no somos mejores líderes para dar lecciones y dirigir la vida de los humanos. Traerle un plan en este preciso momento me es imposible por la razón muy obvia, no se me había dado el honor de participar en sus reuniones, y hasta ahora me enterró de sus actos y planes desde más de medio siglo. Si a ustedes les tomó más de medio siglo, no pueden pretender que yo lo haga en la primera reunión y menos en cuestión de minutos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.