No sabía como alejarme de ellos, estaban tan concentrados en seguir tirándose trapitos al aire que si desaparecía lo notarían al instante. En serio que esto de gustarle a los seis me está haciendo pensar en que si realmente vale la pena seguir con esto... Pero~ una presencia muy discreta nos observaba desde un auto con el semblante eufórico, así que recordé porque era tan importante esta locura.
Me escabullí como pude y salí del lugar. Caminé en dirección al auto y no había que decir quién era aquel sujeto porque era tan obvio que podría jurar que él mismo armó este desastre; toqué la puerta del asiento del copiloto para que quitara los seguros y entrar con el hombre que trata de arruinar el plan.
— ¡T/N! ¿Qué te trae por aquí? —preguntó sarcástico luego de seguir gozando la escena— La última vez que entraste a mi auto fue para hurtar mis gafas.
— ¿Qué intentas? —lo miré desafiante y éste soltó una carcajada.
— ¿Yo?
— Sí, tú. Déjate de tonterías, Sebastián Obando Giraldo.
Su quijada se tenso; en si, todo su cuerpo lo hizo. Sonreí ante eso, quién diría que aún se asusta cuando digo su nombre completo con aquel tono de voz.
Relamió sus labios y se dispuso a hablar.
— No intento nada, T/N. Las cosas van yendo solas, ayudo nada más con empujoncitos —sonrió y continuó viendo como los chicos discutían—... En fin ¿Te llevo a casa o prefieres volver con ellos?
— Puedo ir sola, gracias.
En el momento que toqué la puerta, un sonido erizó mi piel... Colocó los seguros.
— Insisto, te llevo —encendió el auto y se puso en marcha.
No sé porque tenía aquella sensación de nerviosismo ¿En serio me llevará a casa? ¿No hará más nada? ¿Y si estoy siendo raptada? No... Esto es tan tranquilo que me preocupa, aquí hay gato encerrado y lo debo averiguar.
— ¿A dónde vamos?
— A tu casa, te lo acabo de decir hace unos minutos.
Clavaba mis uñas en el asiento, quería llorar. Realmente me preocupaba porque este no era el camino a mi casa, tenía miedo, mucho miedo. No quería un segundo momento agonizante en mi vida... Recordándolo ¿Quiénes eran esos hombres que buscaban a Jin?
— ¿Supiste de mi intento de secuestro?
— ¡¿Qué?!
Me miró preocupado y un taxi se cruzaba en el camino.
— ¡Sebastián! —grité y dio una vuelta logrando esquivarlo, detuvo el auto unos metros más adelante.
Tapé mis ojos con ambas manos y respiraba descontroladamente, quería llorar pero, no enfrente de él. Se quitó el cinturón de seguridad y posó sus manos en mis hombros para acariciarlos, entendía el porque de su atención a mí. Uno de sus familiares pasó por lo mismo y... No regresó.
— ¿Cuándo fue? ¿Con quién estabas? ¡¿Viste sus caras?! T/N ¡Respóndeme, por favor! —suplicaba y yo bajé mis manos para verlo. No entendía porque quería besarlo, tirarme en sus brazos y pedirle que me dijera que todo estaba bien... Sin embargo, no haría eso ni borracha, tengo que tener porte y dignidad.
— Solo... Llévame a casa —lo separé levemente de mí.
Éste se notaba sacado un poco de onda, me observaba asustado pero, solo asintió y reincorporó la compostura para continuar "el camino" a mi casa.
— Sebastián...—dije después de media hora de camino— ¿A dónde demonios me llevas?
— A mi casa.
— ¡¿Qué?! ¡¿Estás loco?!
— No te dejaré en tu casa arriesgándote a eso otra vez...
— ¡Por Dios, Sebastián, todos murieron en el accidente!
— ¡¿ACCIDENTE?! —frenó el auto de golpe— T/N T/A ¡¿Qué pasó?! ¡¿Tus padres están enterados de esto?!
Me quedé en silencio, debo admitir que también me tensaba cuando me miraba de esa forma cuando pasaba algo conmigo.
— No.
— ¡¿No?! —exhaló bruscamente y llevó su cabello hacia atrás— Dios, dime todo lo que pasó —su pierna derecha se movía sin piedad, estaba ansioso.
— Fue hoy.
Creí que se desmayaría, apretaba sus puños y ojos con fuerza.
— ¡Carajo, T/N ¿Qué pensabas en estar con ellos?!
— ¿A qué te refieres?
— ¡Te intentan secuestrar hoy y vas corriendo hasta otra victima como si nada!
No lo había pensando, estaba tan concentrada en el plan que no me relajé y fui a los brazos de mis padres para pedir consuelo para una pausa de todo esto.
Pero claramente no dejaría hacerle ver eso a Sebastián.
— ¿"Victima"? —bufé— Cualquier hombre con el que esté es una victima para ti.
— Yo lo fui ¡Pero ese no es el caso, hablaremos con tus padres! —volvió a conducir dando un giro de 360°, por fin en dirección a mi casa.
Reí a carcajadas.
— ¿En serio crees que tienes el privilegio de hablar con mis padres?
Se quedó callado, con su cara me dijo que tenía razón así que el resto del camino se tornó silencioso.
Al cabo de unos minutos, llegamos. Cuando quería bajar, éste me tomó de la muñeca.
— Cuídate, por favor. No sé qué... Qué haría sabiendo que no estás —acarició mi mejilla y asentí—. Encontraré al responsable de esto, te lo prometo.
Besó mi frente y yo estaba en shock, bajé del auto como pude y entré a casa. Donde mis padres corrían a mí con lagrimas en sus ojos... Señal de que ya lo sabían.
No entiendo qué pasa ¿En qué momento todo se volvió tan turbio? Ya no era el simple plan de enamorarlos y comprometerme con uno de ellos, ahora solo~ no quería tener a ninguno cerca hasta saber con quién me estaba metiendo.
Editado: 05.07.2021