No sabía qué decir ¿Qué debería decir? No es como si fuera tan fácil, cualquier cosa que pudiera salir de mi boca sería como una estaca en su corazón. Para ser franca, me importaba un bledo lo que pasara entre ellos pero, Jungkook es un caso diferente, le tengo aprecio. Pero, siento que no me está contando mucho del todo ¿Qué pasó con el chico que murió? ¿Cómo murió? ¿Por qué Yoongi lo culpa tanto? ¡Rayos, no comprendo!
— ¿Interrumpo algo? —preguntó mi madre acercándose a nosotros. Estaba tan concentrada que ni escuché la puerta.
— No, yo...—me miró y luego a mi madre— Ya me iba, gracias por dejarme esperarla, adiós a todos.
— Adiós —contestamos al unisono.
— ¿De qué hablaron? —dijo mi padre yendo a la nevera.
— Nada importante.
— ¿Segura? Estás pálida —cuestionó.
— Me volvió a sangrar la nariz pero, no fue tan grave —sonreí—. ¿Por qué fueron al spa?
— ¿Jeon no te dijo?
— Sí pero ¿Cuál cena?
— Una en que lo mejor es que no vayas —sonrió mamá—. Ahora mismo iremos a Busan para arreglar unas cosas —sobó mis hombros.
— Eh~ ¿Ok? Pero son cuatro horas, no llegarán a tiempo para cenar —carcajeé.
— En avión es sola una hora.
— ¿Avión? ¿No era que estábamos en bancarrota? —dudé.
— Tampoco así, T/N. Compramos los boletos, estaremos con personas comunes, así que por favor cuídate. Quizá volvamos en dos días o más, los negocios nunca descansan, aprovecha invitar a uno de tus amiguitos —comentó mi padre bebiendo de su vino.
— Cierto, haz algo con ellos —dijo juguetona mi madre— ¿Nos vamos, cariño? —mi padre asintió y ambos me dieron un abrazo para salir.
— Genial ¿Ahora qué? —me pregunté. Subí a mi habitación para revisar mi celular y ver todos mis mensajes: Jin con sus stikers de bobo enamorado, Jimin avisándome de la cena que ni recordaba, Namjoon pidiendo perdón, Taehyung deseándome un buen día y por ultimo al estúpido de Sebastián, que no sé de dónde sacó mi numero... Claro, nunca lo cambié.
Sebastián
¿Qué tal tu día, preciosa?
¿Qué quieres?
Jaja, tranquilízate, solo quería saber de mi ex novia
Qué tal las cosas con los chicos ¿Alguna novedad?
Lo que pase con ellos no es tu problema.
Adiós.
Lancé mi celular a la cama e hice una rabieta desordenando mi cabello mientras chillaba. Abrí mi armario para iniciar con la búsqueda del vestido más sensual y atractivo que tuviera, no compraría algo nuevo para el imbécil de Park, primero muerta que perder la vida.
— ¡Ash, no veo nada! —gruñía, hasta que por fin un color morado llamó mi atención— Oh, sí.
Me saqué la camisa, me lo puse y fui por unos tacones, me veía fantástica.
Me maquillé levemente, ordené mi cabello y luego de varios minutos estuve lista. No podía dejar de verme en el espejo, habían tantas cosas cruzando por mi cabeza que ya no sabía que dejar ir o mantener ahí. Empezaba a tener miedo de todos, se ven tan tranquilos pero, son un caos total. Como Namjoon, tan intelectual, pacifico y tierno que terminó casi matando a su hermano por celos. Hasta el momento los que me han dado confianza son Taehyung, Hoseok y Jin (ya que me dijo que nos conocíamos desde hace tiempo, aunque aún lo recuerdo). Ninguno de ellos ha cometido algo malo... Ante mis ojos, no.
Mi celular comenzó a sonar, era Jimin en señal de que ya estaba abajo, rechacé la llamada y bajé, al abrir la puerta estaba ahí con su mirada fruncida.
— ¿Por qué rechazaste mi llamada?
— Porque ya estás aquí —dije y cerré la puerta a mis espaldas para dirigirme al auto— ¿No la abrirás por mí?
— Ya estás aquí —ignoró mi presencia, rodeó el auto y entró en él, yo también lo hice y mi existencia se amargó por completo.
Nos pusimos en marcha a... No lo sé, ni siquiera pregunté en dónde sería, odio tener que ceder a todo lo que propongan por el futuro de la empresa, no sé si me esté secuestrando y vaya a matarme después.
— ¿Estás molesto?
— Sí.
— Fue solo una llamada y sabías que estaba en casa.
— Igual, T/N. Me preocupé, creí que estabas en problemas o algo, no quiero que me culpen después —decía sin despegar la mirada del camino.
— Ah~ era eso. Por un instante creí que en serio sí te preocupaba.
Bufó.
— ¿Preocuparme por alguien que me hizo una broma de muy mal gusto? —giró rápidamente mi vista hacia mí que... No podía ocultar mi sonrisa y terminé riendo— ¡¿Todavía te parece gracioso?!
— Sí, la venganza es dulce como la miel.
Detuvo el auto, ya que habíamos llegado a un semáforo en rojo.
— ¿Ah sí? ¿Quieres saber qué realmente es dulce?
— ¿Qué? —pregunté limpiando mis lagrimas de felicidad.
— Mis labios.
No hacía falta saber que lo ocurría a continuación. Tenía su mano en mi nuca para que no me alejara de él, estaba impactada, esa no me la esperaba, luego de un tiempo conociéndonos nos besamos y se sentía tan bien, antes la curiosidad habitaba pero, ahora... Ya esa curiosidad se fue.
Editado: 05.07.2021