39

 Cuando Namjoon dijo algo retirado, no creí que tan retirado. El viaje había tardado demasiado para mí, no sé si era por el incomodo silencio que había en ambos o porque solo nos mirábamos uno que otro instante.

 Bajamos del auto y entramos a la casa. Era cómoda, no muy grande pero, estaba muy bien para él solo. 

— ¿Quieres algo? ¿Un baño, comida, ropa?

Mi ojos se cristalizaron nuevamente, mi estomago se revolvía y mi nariz picaba. No quería seguir aparentando ser fuerte cuando en el fondo sé, que mis padres tenían razón respecto a mi debilidad... Ser blanda.

— Dormir —hablé—, solo quiero dormir —sonreí sin ganas.

— Está bien, vamos a la habitación.

 Asentí y lo seguí. Cruzamos la sala y parte de la cocina para dirigirnos a una puerta, Namjoon la abrió para que entráramos pero, una duda pasó por mi mente. 

— ¿Es el único cuarto?

— Ehm... Sí. ¡Pero, descuida! Yo dormiré en el sofá-cama —sonrió y se dirigió al armario para tomar una sabanas—. Puedes estar tranquila, T/N. Le mandaré la dirección a los chicos, lo más seguro es que vengan mañana y buscaremos juntos una solución para est...

— ¿Por qué hacen esto? —lo encaré y éste me miró confundido— ¿Es algún tipo de venganza improvisada o algo así?

— T/N...

— No, Namjoon. Es que me cuesta creer que después de toda esta locura ustedes sean buenos de la nada.

 No decía nada, solo agachó su cabeza y mantenía su vista fija en la nada. Luego, sonrió y sus ojos se estamparon en los míos.

— Haré carne con arroz, sé que te gusta. En el baño —señaló la puerta que estaba en la habitación— hay toallas y el agua está caliente, puedes usar mi ropa. Iré a preparar la comida, te espero —posó su mano en mi cabeza y salió de ahí, cerrando la puerta.

 Exhalé fuerte y apreté mis parpados, sacando las lagrimas que retenía. Con mis manos tapé mi cara y me senté en la cama para llorar; sin embargo, debía mantener la compostura y no bajar la guardia ante los chicos. Limpié mi cara, fui al baño para hundirme en la tina y respirar un poco, olvidando todo por un segundo.

 Al cabo de 15 minutos, salí, me sequé y fui al closet de Namjoon. Saqué una camisa de color gris y me la puse, me quedaba como una bata. Arranqué a la cocina ya que, de tanto llorar, tenía mucha hambre. El olor de la carne me fascinaba, Namjoon sabía cómo me gustaba así que disfrutaría la comida. Cuando me vio me dio una sonrisa algo tímida, de seguro recordó aquella ilusión que tenía conmigo de estar en el mismo espacio y yo esté usando su ropa. 

 Me deslizó el plato por el mesón, me senté enfrente de él y comencé a comer.

— ¿Te gusta? —preguntó jugando con sus dedos y yo asentí con una sonrisa corta— Me alegro, la ultima vez que la preparé para ti en aquel restaurante se me fue la sal —carcajeé—. Ey, no te rías.

— Es que recordé tu cara —intenté imitarlo y ahora él reía.

— Estaba muy asustado, creí que me gritarías y nunca más volverías a contactarme.

 La sonrisa se borró de inmediato y el hambre se había ido.

— Perdón —musité.

— ¿Qué? T/N, no te disculpes, nada de esto fue tu culpa, tus padres te hicieron creer que era lo mejor cuando en realidad no lo fue. Yo también hubiera hecho lo mismo por los míos... Todos, en realidad.

 Esas palabras me hicieron sentirme bien, quizá por eso no reaccionaron de mala manera y fueron compresivos ante la situación.

— G-Gracias...

— No hay nada que agradecer, T/N —tomó mi mano y la acarició—. Eres una chica maravillosa y estoy feliz de que estés en mi vida.

— No sé qué decir a eso...

 Sonrió y sin soltarme, dio la vuelta hacia donde yo estaba, girándome levemente para abrazarme.

— No necesitas decir nada —susurró y sobaba mi cabeza con dulzura. En serio Namjoon era un chico maravilloso, desde que lo conozco siempre fue atento, amable y sabio conmigo. Tanto que, cuando me enteré lo de Jin, no lo podía creer.

— Durmamos juntos —dije.

— Está bien.

Terminamos de comer y fuimos a la cama, abracé a Namjoon por la espalda y me hundí en él. Me sentía tranquila, era reconfortante estar con alguien que sabes que te cuidará... Yo me sentía así con él.

Protegida.