Ambos guardamos silencio, el viaje fue algo incómodo para mí, era raro que el guardara silencio, por lo general buscaría culaquier pretexto para humillarme o algo parecido.
— ¿SeokJin te pidió disculpas? —preguntó de la nada haciendo que lo mirara—, Sé que es un idiota, pero lo que te dijo no está bien.
— Me has dicho peores cosas —susurré, pero por su mirada, estaba segura de que escuchó.
— Lo sé, y realmente me arrepiento de ello, me encontré a mí mismo como un estúpido, sé que te traté como una basura, pero sinceramente me arrepiento de eso, —me miró—, lo siento.
Sonreí, quería contestarle pero llegamos a el departamento, estacionó su auto y salimos de el para contemplar el edificio.
— Así que... ¿Vives aquí? —sonrió y anotó algo en un papel.
— ¿No entraras a supervisar ni te burlarás de mí?, Soy una pobretona ahora.
Jimin sonrió y guardó el bolígrafo en su chaqueta.
— Mientras tú estés cómoda aquí, todo para mí está bien. Claro, si alguna vez quieres cambiar de departamento, avisale a YoonGi, él te dejará vivir en su penthouse, es el único que me ha dejado claro no te hará nada y será tranquilo vivir con él.
Woow, ¿Qué es lo que estoy escuchando?, ¿Desde cuándo dejaron de pelear?
Sonreí y miré mi reloj.
— Es tarde, ¿Qué quieres hacer?, Tengo tiempo —sonreí—, ¿Te gustan los parques de atracción?
— ¿Parques de atracción?, No lo sé, pero lo averiguaré —subió al auto seguido de mí—, iremos a tu parque de atracción.
Comenzó a conducir, esta vez el ambiente era más socializado, platicábamos de que haríamos o como nos divertiriamos.
— ¿Has ido a Disneyland? —pregunté como una niña pequeña.
— ¿Quién no ha ido a Disneyland?, Claro que he ido, me tomé una fotografía con Goofy, es uno de mis personajes favoritos —habló en un tono obvio.
— Recuerdo que una vez conocí a alguien que casi muere y cuando le propusieron ir a Disneyland a conocer a Goofy, revivió, desde entonces... ¡Goofy Dios! —reímos.
— ¡Goofy Dios! —imitó Jimin.
Llegamos, estacionó su auto y entramos en el parque, Jimin fue hacia uno de los puestos.
— Jack, dame dos algodones de azúcar —el chico asintió y le tendió uno morado y otro azul.
— ¿Conoces a ese chico? —Jimin asintió—, Woow, que turbio.
— No lo es, lo conocí por algún tiempo fue mi compañero, en fin, continuemos. ¿Quieres ir a la casa del terror? —preguntó con una sonrisa.
— Todo menos la casa del terror —sonreí falsamente.
— Iremos, no me importa...
Park Jimin, ¡No!
Editado: 05.07.2021