Por un instante las piernas de James no respondieron, Nate, que se encontraba detrás, fue capaz de sostenerlo para que no cayera. El hombre extraño de la ventana ya no estaba.
Pasaron unos largos veinte minutos hasta que James por fin abrió sus ojos. Estaba algo desubicado, todo daba vueltas y se sentía muy mareado. Logró sentarse al borde de la cama, su visión se encontraba nublosa.
—Hey, mirame, ¿estas bien?— Susurró Max preocupado.
—Vaya golpe, eh— Dijo Nate riendo pero también preocupado.
La vista de James ya se encontraba algo mejor pero aún estaba desorientado. Sin embargo pudo responder.
—¿No estoy muerto? Cuando vea a ese señor le va a ir muy mal, joder— Su cabeza retumbaba de dolor, le dijo a Max que fuera por un calmante.
Max se dirigió a la repisa donde su madre tenía algunas medicinas que normalmente se usarían en casa. Al llegar a la repisa, tomó el calmante rapidamente y regresó a la habitación preguntandose por qué sus padres o, en cualquier caso, su hermana, no se despertaron al escuchar el estruendo de su ventana rompiendose, "Deben tener un sueño muy profundo" pensó.
De repente se dio cuenta de que había olvidado llevar un poco de agua. Fue a la cocina y pudo observar que la puerta principal de su casa estaba abierta. Dudó un momento pero decidió ir a cerrarla. Al acercarse pudo ver un sobre junto a la puerta. Lo recogió. Cerró la puerta. Fue por el agua y volvió a la habitación.
Al llegar, James tomó el calmante y se acosto. Les dijo que sería mejor hablar sobre eso por la mañana, él solo quería descansar por el momento. Max y Nate asintieron y lo dejaron dormir.
Luego de que James se durmiera, Max le mostro el sobre a Nate. No tenía sello. Solo era un sobre blanco común y corriente. Nate se lo quitó a Max de las manos y decidió abrirlo. Tenía un escrito que decía:
Hola, chicos. Tengo una pequeña petición para ustedes. No me conocen, pero yo si los conozco. Dentro de aproximadamente tres semanas, un hombre, que por ahora llamaremos J-A, vendrá a su péqueño pueblo. Sé que lo conocen. Tengo entendido que irán a la cabaña del joven James Matheson, lo cuál es una ventaja para ustedes.
Quiero que al llegar allí abran el paquete que se encuentra en la habitación. Tienen tres semanas para planear el asesinato de J-A. Se preguntaran, ¿Por qué nosotros?, la respuesta es muy facil chicos. Ustedes juntos pueden ver cosas que los demás no. Y no se preocupen, solo nosotros sabemos que eso es posible.
Cada tres días les llegará una nueva carta, si no es así, será mejor que rueguen por sus vidas.
Att: D-A
Max y Nate se asustaron un poco, pero aquello parecía muy raro.
—¿Que mierda es esto?— Dijo Nate furioso por creer que se trataba de una broma.
—No lo sé, Nate. Yo… la encontré junto a la puerta— Susurró Max mientras su voz se quebraba.
Ambos se quedaron en silencio por un buen rato hasta que Max dijo:
—Creo que lo mejor por ahora sería dormir, Nate— Max se encontraba abrumado por tantas cosas raras ese día— Mañana hablaremos sobre el hombre extraño, el sobre y la señora. Solo quiero descansar.
Tras estas palabras ambos se acostaron aunque no les fue facil poder dormir después de todo aquello.
Un pequeño grito se escucho proveniente del baño, Max y Nate despertaron al instante. Nate, no hizo ningún esfuerzo en salir de la cama, pues, ya sabía de que se trataba. Max, por otra parte, fue a ver.
Al abrir la puerta del baño, se encontró con James. Max notó que su padre venía a sus espaldas.
—Por Dios, James, ¿que te ha pasado?—Mark se notaba algo preocupado.
—Ah, no se preocupe Sr. Wells, me caí anoche en la habitacíon de su hijo.
—Creo que debería llevarte a la…
—No es nada, estoy bien—James sonrió—¿puede dejarme a solas con Max?
—Esta bien, pero dejame colocarte algo ahí cuando termines—Mark se alejó del baño lentamente mirando de reojo a Max.
James miró al espejo nuevamente, no parecía muy contento por aquel moreton. Si algo le preocupaba a James era como se veía.
—Mira lo que me ha hecho ese idiota—hizo una pausa y toco su rostro con ambas manos—¿pudiste ver quien era, Max?
—Eh, no. Aunque eso no me tendría muy preocupado—Susurró.
Max le contó sobre el sobre y el escrito en el. James hizo un gesto de mofa y sonrió irónicamente.
—Ah, diablos—James dió un gran suspiro—la verdad me encantaría que esto solo fuera una broma, Maxi. Ya hemos pasado por esto una vez… Y mira mi rostro, joder—se enjuago la cara con agua—mañana iba a una fiesta.
Tal y como dijo Mark, se dispuso a untarle un poco de loción en el moreton, pero al final fue Carol quien termino de hacerlo.
Era Sábado, la mayoría de las personas del pueblo iban a la ciudad, otras solo disfrutaban el estar allí.
Mientras se dirigían a la cabaña, discutieron sobre la carta. Aún les parecía algo irreal. ¿Como era posible que supiera que iban a la cabaña, si solo ellos hablaron sobre eso? pensó Nate. Luego recordó que era muy, muy posible de que se tratara de alguien que ya no existiera.
Al llegar vieron el paquete del que se hablaba en la carta, pero lo que mas los sorprendió fue lo que había por fuera de este. Una gota de sangre, varías monedas alrededor, un encendedor y justo en el medio el dedo indice cortado de alguna persona. Al parecer esto no los asustó tanto, pues, habían visto cosas peores.
Al abrir el paquete, vieron algo que desearían no haber visto nunca.