Sin Arrepentimientos.

La Señal.

Tres días después del incidente en la cabaña, Max, Nate, y James, luego del colegio. Se dirigían hacia el parque CLIFFTON, aquel hombre dijo que los esperaría allí después de clases. 

El día que se encontraron en la cabaña, luego de todo el pequeño alboroto, el se presentó. Su nombre era Oliver Kirk, veintisiete años de edad. Vive al norte de la ciudad en un lugar llamado West Village. Les explicó el por qué de su llegada. <<Verán, chicos. Hace un mes recibí una carta que decía que, si no los buscaba, alguien moriría. Yo no le hice caso a una carta, pensé que alguien me estaba fastidiando. Al otro día encontré a mi hermana muerta en su habitación. Desde entonces he estado buscándolos, parásitos>>. Los tres aceptaron aquella historia como verdadera, después de todo, alguien no iría tan lejos por nada.

Cuando llegaron, vieron a Oliver acostado en una banca con el paquete a un lado. ¿Que diablos hace? pensó Max. Tal vez no era muy inteligente al dejar el paquete a la vista, aunque no se veía su contenido interior. Esperaron varios minutos hasta que la pareja de amantes que se encontraba allí se retiró.

—¿Donde la enterraremos?—dijo Nate.

Oliver señaló hacia un árbol que se encontraba en una esquina del lugar. Parecía un buen lugar para hacerlo, la vista de las personas que cruzaban por fuera no serían capaces de verlos en ese momento.

—No se preocupen, ya cavé el hoyo—Susurró Oliver al no ver mucha aceptación en la cara de los chicos—ahora ustedes harán el resto. Yo me iré, tengo cosas que hacer en la cabaña.

—A dormir seguro—susurró James en un tono de voz bajo para no ser escuchado.

Mientras Oliver se retiraba de aquel lugar, los tres chicos fueron hacia el árbol. Max y Nate se pararon en frente de James para que no lo vieran mientras enterraban lo que quedaba de la señora White.

Al terminar, Nate y James se fueron a sus hogares. Max, había decidido quedarse un rato mas allí. Pensó que tal vez todo eso era demasiado para él. Estuvo observando buen rato el árbol que estaba frente a él cuando vio pasar a alguien frente a él.

—¿Que demonios?—se levantó de su asiento y retrocedió—Oye, tu. Voltea.

Era una chica, su ropa estaba desgarrada y tenía moretones por todos lados, su cabello estaba alborotado y también tenía un peluche en sus manos. Se dirigía hacia el árbol. <<Está allí>>, escuchó a sus espaldas. Miró pero no había nadie. Al volver su mirada contra la chica, ella estaba frente a él mirándolo fijamente. La boca de la chica se movió pero Max no escuchó nada.

—¿Que dijiste?

Ella señaló hacia la montaña en dirección a la cabaña.

—Ayudalo—dijo antes de desaparecer.

Max, sin dudarlo, corrió hacia la cabaña. No sabía por qué lo hacía, pero sintió la necesidad de ir a donde se encontraba Oliver. A unos cincuenta metros antes de llegar, se detuvo unos segundos para descansar. La oscuridad estaba llegando a los alrededores, los árboles se movían de un lado a otro debido a las fuertes corrientes de aire. Cuando por fin llegó, escuchó un disparo dentro. Los peores pensamientos de lo que podría haber ocurrido llenaron la mente de Max.

Iba a abrir la puerta cuando sintió una mano que tapaba su boca, era Oliver.

—No sé quien diablos esta allí—susurró Oliver—pero sera mejor que nos vayamos, parásito.



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En el texto hay: investigaciones, disparos, estudios

Editado: 24.04.2020

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