Al día siguiente, no debía asistir a clases, se celebraba un año mas desde que se abrieron las puertas del colegio y los profesores y todo el personal, querían tener ese día libre.
La noche anterior, luego de ver y escuchar al hombre que lo atormentaba últimamente, Max llamó a Christina, solo para saber si estaba bien o, si algo extraño había ocurrido. "Lo único extraño es que me llames tú, Max". Le dijo ella segundos antes de despedirse.
Tal vez lo que mas le preocupaba a Max era el hecho de que iba a haber una fiesta en el parque. Nadie debía acercarse al árbol donde enterraron lo que quedaba de la señora White. Llamó a Nate y a James, pero no tenía ni idea de donde podría estar Oliver después de lo que pasó el día anterior.
Eran ya las cuatro de la tarde y la fiesta estaba a punto de empezar, según Claire, solo duraría alrededor de dos horas. Al entrar, Max notó que habían muchos niños y, por alguna razón, a el no le gustaban. Sin pensarlo tomó una silla y la colocó justo frente al árbol, miró a todos lados para ver si Oliver se encontraba allí, pero no pudo verlo. James llegó junto con Nate unos treinta minutos después. Habían unas cincuenta personas en la fiesta ‘celebrando’ el cumpleaños de la pequeña Rodwell, la más joven de toda esa familia, cumplía diez años ese día. Entre todas esas personas, Max vio a Jessica. Pero no fue ella la que revolvió su mente sino lo que había dicho unos días antes.
La audición.
Con todo lo que había pasado, lo olvidó por completo. Cuando Nate y James se acercaron a él, fue lo primero que les dijo.
—No puedo creer que lo hayas olvidado, Max—dijo Nate—yo he estado practicando todos estos días en casa.
—Si, es cierto. Creo que lo escuché hace unos días desde mi casa—dijo James riendo.
—Yo no lo recordaba—Max soltó un suspiro—desde mañana practicaré también.
—Mas te vale, Maxi. No quiero ganar tan fácil—tanto Max como Nate rieron a carcajadas.
Cuando la fiesta se acercaba a su fin, Oliver llegó en su auto. Sin previo aviso, tomó a Max por el brazo y se lo llevó a un lugar sin personas alrededor. Max se notó sorprendido por aquella reacción.
—Escúchame, parásito—Oliver se notaba agitado y el sudor bajaba por todo su rostro—ayer recibí otra carta y no creo que te guste lo que tengo que hacer.
—Oye, tranquilízate un poc…
—Debo asesinar a James—Soltó Oliver rápidamente.
El silencio se mantuvo unos segundos mientras el rostro de Max se tornaba pálido.
—¿Bromeas? ¿No?—Max apenas pudo pronunciar esas palabras.
Oliver vio que Nate caminaba hacia ellos. Miró a Max fijamente mientras caían lagrimas de sus ojos.
—Lo siento, parásito—al decir esto, metió su mano en la chaqueta que cargaba para tomar su arma—no quiero morir.
Oliver le dio un golpe seco a Max en el estomago. Max cayó lentamente apoyándose en la pared. Nate al ver a Oliver con su arma en la mano, levantando la vista hacia él, retrocedió unos pasos. Max veía como Oliver se alejaba en busca de James que se encontraba hablando con Jessica.
—No lo hagas—Max apenas podía respirar, se puso de pie y se dirigió hacia Oliver.
Al acercarse, Oliver se detuvo frente a él. Max paró y cayó de rodillas aún sin poder respirar del todo bien. Oliver enfundó de nuevo su arma sin decir nada. Volteó a mirar a Max con una sonrisa triste y unas cuantas lagrimas cayendo. Se acercó y puso la carta en manos de Max. También le susurró algo al oído y se retiró.
Tras recuperar el aliento, Max y Nate decidieron leer la carta.
Hola. Espero que te lleves bien con los chicos. Bueno, en realidad no. Tu ya no tienes familia, ¿verdad?. Solo quedas tu.
El muchacho Matheson tiene información que no puede ser revelada, ya que, si alguien se entera de lo que él sabe, todo lo que has hecho hasta ahora, no habrá servido de nada. Sería una lastima, ¿no?
Acaba con la vida de James Matheson. Si lo haces, ya no recibirás mas cartas y quedarás libre de todo esto.
De no ser así, creo que te quedan pocos días o tal vez horas de vida.
Att: J-A
—Ahora entiendo por qué sacó su arma—susurró Nate.
—Aparte de todo el escrito, Nate. Ahora la carta la envió la persona que debemos ‘asesinar’.