Sin colores

Capítulo 23, Casi Rojo

Aproveché la oportunidad de salir temprano del trabajo y fui directo a la casa de mis padres, si llegaba antes que Gabriel podría ocuparme de explicar lo que le estaba ocurriendo y evitar así que lo volvieran loco con preguntas o planteos. Lo mejor que podía hacer por mi hermano era asegurarme de que pasara una Navidad tranquilo. Pero mi preocupación por él se veía constantemente opacada en mi mente ante mi entusiasmo por el nuevo beso con Santiago, lo que hacía con él era ridículo y sin sentido, pero aún así me animaba, mi autoestima se sentía menos herida y mi mente en mayor control. Porque con él no había expectativas ni anhelos.

Mis padres no necesitaron mucha explicación, que Ana desapareciera de la vida de Gabriel era más un alivio que una inquietud, solo tuve que asegurarme de lograr que prometieran no decir nada. Con gran parte de la familia reunida fue notable el poco ánimo de mi hermano y todos fingían no darse cuenta, mientras que él, a su vez, fingía no estar desanimado. El arte de mi familia, hacer de cuenta que nada malo pasaba, ni con los otros ni con uno mismo. Siendo también parte de ese teatro, miraba a mi hermano con tristeza, sin decir nada, actuando como si no estuviera enterado de su crisis de pareja. A medianoche nos dedicamos a la pirotecnia, mi padre cada año gastaba más en fuegos artificiales al encontrarle el gusto de que los vecinos hablaran de él al día siguiente, todos participamos y fue el único momento en que Gabriel pareció olvidarse de sus problemas. Los más pequeños saltaban emocionados alrededor nuestro y no dejamos de beber champagne, una celebración sin quejas ni reproches de ningún miembro de la familia. 

La noche la pasamos todos juntos en casa de mis padres, mi hermano y yo dormimos en mi habitación mientras nuestros tíos ocupaban la de él. Nos acostamos pies con cabeza y en medio de la oscuridad, sabiendo que él no dormía, le hablé.

—¿Cómo te sientes? —susurré.

—Con ganas de pisarla con mi auto —contestó demasiado tranquilo.

—¿No quiso cambiar de opinión con respecto a sus vacaciones? —pregunté eso para no preguntar directamente si ella se estaba yendo con otro.

—Dijo que no quiere seguir conmigo y que irse sola lo hacía a propósito.

—¿A propósito? ¿Para qué?

—Para que me quede claro que no quiere estar más conmigo. Así me lo dijo.

Me senté en la cama un poco desconcertado, no entendía qué pasaba.

—¿Y de verdad se va sola?

Eso no lo respondió.

—Dice que tiene que comenzar a pensar en su futuro, a comenzar a tomarse todo en serio. —Gabriel seguía hablando con una terrible calma—. El próximo año termina su carrera y eso la hizo reflexionar. Se dio cuenta que ya no puede seguir perdiendo el tiempo conmigo porque quiere formar una familia y yo no sirvo para el puesto de marido. Es verdad que no tenía planeado casarme —se apuró en aclarar—, pero no esperaba que me dijera que no puede tomarme en serio, que la avergonzaría.

Guardó silencio luego de eso, me sentí dolido y furioso al escucharlo, ella no tenía ningún derecho de rebajarlo de esa manera.

—Está loca, siempre lo estuvo —dije tratando de no levantar la voz—. Ni se te ocurra hacer caso de lo que dice.

Tampoco respondió a eso, siguió en total silencio. Fui hacia él y lo descubrí llorando, se secó las lágrimas y trató de sonreír como si no fuera importante. Quise decirle que no llore por ella, que no lo valía, pero yo había llorado hasta el cansancio por Julián que tampoco valía nada. Me acomodé a su lado y lo abracé, él no siguió llorando, se contuvo pero se recostó en mí y también me abrazó. Me recordó cuando éramos chicos y él se frustraba por algo, no hacía berrinches, solamente iba hasta donde estaba nuestra madre y la abrazaba de manera caprichosa y mamá tenía que abrazarlo y consolarlo hasta que se le pasara. Y ahí nos dormimos. Al día siguiente siguió con su mal humor, con nuestra madre detrás de él sobre atendiéndolo y consintiéndolo en todo lo que fuera posible. Sabía que no se podía hacer mucho más que esperar a que se le pasara.

***

El fin de semana pasó muy rápido y de nuevo estuve trabajando. Mi celular con el número de Julián desbloqueado no recibió llamada alguna o mensaje. A Santiago solo lo vi de lejos, cuando bajaba al estacionamiento a fumar. Pronto llegó el 31 y una vez más no hacíamos nada más que esperar al mediodía para irnos. Ese día no hubo ningún brindis improvisado pero, un poco antes de la salida, vi la puerta de mi sala abrirse y a Santiago entrar sin aviso. Tomó la precaución de trabar la puerta mientras lo miraba medio sorprendido.

—Perdón que no llamé —fue lo primero que dijo.

Su expresión era de preocupación, pensé que algo había sucedido.

—¿Estás bien?

Me miró por un momento pensando en la respuesta.

—Creo que no, porque no puedo dejar de pensar en lo que pasó la última vez. —Había expectativa en sus ojos.

No esperaba en lo absoluto que apareciera para admitir algo como eso pero no pude sonreír, se notaba su inseguridad, en lo que sea que estaba planteando, lo que no me permitía tomarme a la ligera el momento. Me acerqué a él que seguía atento cada uno de mis movimientos, en esa ocasión no había ninguna mesa entre nosotros. Acaricié su rostro y Santiago suspiró con el roce de mi mano.

—Estoy casado —anunció inquieto.

Supuse que lo decía creyendo que yo no lo sabía pero por si acaso dejé de tocarlo.

—Lo sé.

Hice unos pasos hacia atrás y me apoyé en mi escritorio, sus palabras revolvieron algo dentro de mí. Parecía un juego inofensivo ignorando ese simple hecho, haciendo de cuenta que no era real, pero al decirlo en voz alta todo perdió su inocencia.

—No fue un reproche.

No lo miraba, la molestia aumentaba, una mezcla de angustia y enojo, la vida se disponía a negarme algo tan sencillo como poder disfrutar un buen momento junto a otra persona. Pero pude controlar lo que me sucedía y mi único descargo ante todo ese pensamiento fue un pequeño suspiro. Volví a mirar a Santiago con una sonrisa compasiva que me nacía más para mí que para él, preparado para darle fin al pequeño juego que jugábamos.



#44750 en Novela romántica

En el texto hay: homosexual, gay, lgbt

Editado: 27.11.2021

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