Sin Diferencias [hermanos Dagger #1]

~13~

Edith da un paso hacia el frente y echa su cabello hacia atrás, dibuja una sonrisa que se me antoja cruel, de niña siempre me pareció que era una mujer malvada.

—Pero tus puntos no son nada válidos — levanta su mano y observa sus uñas largas y bien pintadas —para Landon siempre yo soy lo más importante —sonríe y la veo observarme de pies a cabeza —siempre estamos juntos —enarca una ceja y se acerca más —lo que siempre nos separó fue la esterilidad de Landon, yo quería hijos —la veo y pasó mi lengua por mi labio, Landon no podía ser padre —pero estoy dispuesta a vivir sin hijos sólo por él

—¡Vete de mi casa! —le gritó furiosa, ella suelta una carcajada burlesca

—Cuándo te deje no hagas el ridículo persiguiendolo como lo has hecho siempre

La veo atónita, ella siempre supo que yo moría por Landon. No lo podía creer, me sentía humillada. Se gira y sale de la casa, llevó mi mano a mi boca y cierro fuerte los ojos. Edith se sentía muy segura de que Landon volvería a ella.

—¿Qué pasó? —veo a Landon bajar las escaleras, terminando de abrocharse la camisa.

Lo veo pero no le digo nada, Edith se ha marchado.

—Nada —murmuró y me dirijo rápidamente al comedor.

—Rubí —escuchó sus pisadas detrás de mi —te oí gritar

—Quizás fue algún vecino —me encojo de hombros tratando de restarle importancia pero la verdad me sentía devastada, sentí aquella punzada en el corazón al saber la seguridad que tenía Edith de que Landon volvería con ella, sobre todo por que ella aceptaría no tener hijos con él... yo no sabía que mi esposo era estéril, hasta que su ex esposa me lo dijo.

Me senté en el comedor y tomé mi plato para servirme, mi mano temblaba pero trate de tomarla con firmeza.

Landon se sentó frente a mi, su mirada estaba atenta.

—Iré al hospital —murmuré

—Iremos —levantó la mirada hacia él

—Tienes que atender la empresa —Landon bebió un sorbo de su bebida

—Lo haré pero primero pasaré por el hospital, tu padre es como un padre para mi y lo sabes muy bien

No respondí, me centre en masticar mis alimentos que me sabían a nada, no tenía apetito pero sabía que si no me centraba en algo, los nervios me harían trizas.

El desayuno fue eterno para mi, sentía la mirada de mi esposo sobre mi. Trate de parecer indiferente.

Termine de desayunar y me puse de pie, caminé hacia las escaleras rápidamente.

Abrí la puerta de la habitación y al cerrarla pegue mi espalda en ella, se suponía que Landon no me importaba para nada. Pero no podía negar que me dolía pensar que Edith tenía razón, por años Landon le permitió todo. Ella lo dejaba a la hora que deseaba y Landon siempre la perdonaba. La aceptaba a la hora que ella volvía y ella quería volver con mi esposo de nuevo. Lo mejor de todo es que no me había involucrado en este matrimonio, cuando él se marchará no sería tan doloroso. Edith había regresado a reclamar a Landon.

****

—¿Estás bien? —mamá aparta un mechón de cabello de mi rostro y me mira preocupada.

—Lo estoy —estiró un poco el cuello para ver directo a la cama de papá, él está recostado en las almohadas, su rostro se ve cansado pero no deja de sonreír —Papá —me apartó de mamá y me acercó a papá, lo abrazo con cuidado y doy un suave beso en su mejilla —me asustastes —murmuró y él sujeta mi mano.

—Estoy bien —susurra, mientras sus ojitos brillan, mi corazón se siente en paz al saber que él está bien.

—Gracias a Dios —lo vuelvo a abrazar

—Rubí —papá acaricia mi mejilla —me alegra tenerte aquí

—Te amo papá —declaró y por unos momentos me olvide de todo lo que me atormentaba.

Landon

—El tío está fuera de peligro —mi hermano cruza una pierna sobre la otra

—Si, hable con el médico, debe cuidarse, estar tranquilo

Zachari frunce el ceño

—¿Qué rayos pasó con tu esposa? —pregunta —Ella había desaparecido al parecer ya que estuvieron llamando a casa preguntando si la habían visto.

—La foto en el periódico —mi hermano asiente

—¿Le explicaste? —niego —¿Por qué no lo hiciste?

—Conoces a Rubí, no dejó que lo hiciera

Zachari murmura algo que no he entendido y se pone de pie

—No se que dijiste

—Las mujeres todo lo complican —se encoge de hombros

—Dímelo a mi —respondó mientras mi hermano mete sus manos en los bolsillos de sus jeans desgastados —¿Qué pasa con Amalia?

Zachari aprieta su mandíbula con fuerza y como si la hubiéramos invocado, ella aparece en el corredor, su cabello es toda una maraña, lleva una falda larga sin forma, una blusa desteñida que en algún momento fue roja, sus botas estilo militar un poco sucias, al acercarse a nosotros sus ojos azules se achican para ver a Zachari pero luego lo ignora como si no existiera.




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