El viaje me la pase dormitando, al llegar al aeropuerto veo el rótulo con mi nombre, me acercó al chófer y él amablemente toma mis maletas.
Dentro del auto me dediqué a observar por la ventana la bella ciudad de Pekin, suspiré mientras nos dirigíamos al hotel, no sabia nada del idioma pero Landon todo había dispuesto para mi llegada
El hotel Rosewood Beijing me pareció impresionante, el hombre que llegó por mi al aeropuerto, me ayudó a bajar del auto, con su mano me hizo señas para que lo esperará. Ambos entramos en el lobby del hotel, caminó a recepción.
Habló en su idioma y sólo logre escuchar el apellido de Landon. Le entregaron la llave y luego el botones tomó mis maletas.
-Vamos, la acompañó a la puerta de su habitación
-Pensé no hablaba español -él sonrió y avanzó hacia el ascensor.
-Lo habló Señora Dagger, por esa razón su esposo me contrato para ayudarla en su estadía, mientras él atiende los negocios. ¿Le ha gustado mi país?
-Lo que he visto me ha parecido encantador -Él sonríe y sólo asiente - ¿su nombre es?
-Señor Wong -cuándo se abrieron las puertas del ascensor y caminamos hacia la puerta de la habitación, él abrió pero se quedó afuera -Necesita descansar -asiento -el señor Dagger estará aquí por la noche, si necesita algo este es mi número -me entrega una tarjeta
-Gracias señor Wong - él asiente y se marcha, después de haberle entregado una propina al botones.
Al entrar a la habitación me pareció impresionante, me quite los zapatos y me dediqué a curiosear en el cuarto. Me quite la ropa y me dirigí a darme un baño, la verdad aún me sentía desorientada por la diferencia horaria.
Me di una ducha, aunque hubiera preferido meterme al jacuzzi pero se me ocurrió que era mejor hacerlo con mi esposo.
Seque mi cuerpo y me envolví en una bata de baño, caminé hacia la gran cama y pensé que cerraría los ojos por unos cinco minutos.
Sentí unos labios en mi cuello, luego unos dedos acariciar mi pecho, el calor de un cuerpo junto al mio. Al abrir los ojos, pude vislumbrar la mandíbula cuadrada de Landon, mi cuerpo antes que yo despertará ya lo había reconocido y estaba respondiendo a sus besos, sentía las puntas de mis senos duros y gritando atención.
Él levantó su rostro, sus ojos estaban fijos en los mios, mientras deshacía el nudo de la bata, mis senos se pusieron más tensos cuando abrió la bata y estaba totalmente desnuda ante él.
Al mirar sus ojos oscuros por el deseo, elevó más mi necesidad de él, arqueo mi espalda, moría por que sus manos acariciaran cada rincón de mi cuerpo, que su lengua me recorriera.
Landon bajo su cabeza y cerré los ojos al sentir su lengua en las puntas de mis senos, sus manos acariciando mis piernas, mis caderas, mis senos. Cada caricia de él, me estaba volviendo loca, movía mis caderas, estaba necesitada de él.
Él sonrió y lentamente lo vi bajar mientras besaba mi vientre, mi ombligo, y cuando llegó justamente a mi centro de placer no evité soltar un grito de placer, él me volvió loca con su boca de placer, cuando al fin me llevo a las alturas sentía que podía morir en paz por que estaba satisfecha. Abrí los ojos cuando sentí que entro en mi cuerpo, pensé que ya no podría más pero estaba equivocada, mi cuerpo lo recibió con más ansias, sabía que el final sería más delicioso.
Ambos nos movimos al mismo ritmo, él estaba atento a todos mis gestos, le enterraba las uñas en su espalda, me sentía como arcilla entre sus manos.
-Dejate ir cariño -susurró en mi oído, mientras él sentía como mi cuerpo se contraia por dentro para el gran orgasmo.
Todo fue tan increíble y luego me quedé quieta observandolo mientras se venía dentro de mi, su rostro de placer.
Landon se derrumbó en mi pecho, acaricié su cabello. Él levantó su cabeza y sonrió, mientras se acercaba para besar mis labios, luego se acomodó y me atrajo hasta su pecho, su mano subía y bajaba por mi espalda desnuda. Sonreí antes de sumirme en un profundo sueño.
Landon
Sonreí a los inversionistas pero mi mente estaba en otro lado, mi esposa venía hoy.
El reloj en la pared me tenia nervioso, el tiempo pasaba lento.
Cuándo la reunión llegó a su fin, suspiré de alivio, tomé mi móvil y leí el mensaje del Señor Wong, Rubí ya estaba en el hotel. Me puse de pie lentamente, estreche la mano de cada uno de los que estaban en la sala, tome mi maletín y con pasó firme me dirigí hacia la salida.
Un destello de un flash me sacó de mis pensamientos, pude vislumbrar una cabellera roja alejarse, mientras negaba con la cabeza, era increíble que hasta en China me persiguieran los periodistas.
Al entrar al vehículo, tomé el periódico que no me dio tiempo de leer por la mañana, pero mi mente no estaba interesada en las noticias, pensaban en Rubí, tenía todas mis esperanzas puestas en este viaje, de que mi matrimonio iba a funcionar. Pondría todo mi empeño en conquistarla.
Editado: 28.07.2019