Sin Diferencias [hermanos Dagger #1]

~18~

Cada día fue mejor que el anterior, me abracé a mi misma mientras llevaba la taza de café a mis labios, mi mirada estaba puesta en los rascacielos, había despertado tarde. Me econtraba envuelta en mi pequeña bata de seda, descalza, con el cabello sujeto por una peineta.

Suspiré de alegría, Landon resultó ser un buen esposo después de todo.

Desvíe la mirada a la mesita de noche, cuando mi móvil sonó en señal de que había entrado un mensaje, caminé despacio y al tomar el celular, lo hice con una sonrisa. Debía ser Landon deseandome que tuviera un lindo día pero mi sonrisa desaparece al ver el nombre de Josh en la pantalla, mordí mi labio inferior y coloque la taza de café en la mesita de noche.

Al abrir su mensaje me tope con aquella foto, era Landon y yo, estábamos cenando, con nuestras cabezas casi juntas. Esa noche él me estaba contando una anécdota, fue una cena muy agradable, reí mucho y al parecer los periodistas estuvieron muy atentos.

—DIME QUE ES MENTIRA — Josh había encerrado el texto donde indicaba "Disfrutando de su luna de miel", cerré los ojos, no quería que él se enterará de esa forma pero ya lo había hecho. Me dejé caer en la cama y mi mirada se posó en el techo, los minutos pasaban, quizás las horas, no lo sé. Había perdido la noción del tiempo, sentía pesar por Josh, la enfermedad. Decían que uno debía estar en las buenas y las malas pero le había fallado, aunque cuando me case, no sabia que él estaba enfermo... a punto de morir, cerré los ojos cuando la notificación número 20 o 30 no lo sé, entro en el teléfono... no quería leer sus mensajes, estaba feliz y él me hacía sentir culpable.

— ¿Rubí? —parpadeó y veo a Landon junto a la cama, él rápidamente llevó su mano a mi frente —¿Estás bien?

Me sentía desorientada, trate de incorporarme pero él no lo permitio.

—No te muevas —se sentó junto a mi, su mano acariciaba mi cabeza, sus ojos se veían preocupados —¿Te duele algo?

—Estoy bien —suspiró y cierro los ojos ante sus caricias — término temprano la reunión.

Él sonrió y se inclinó sobre mi para besar mis labios

—Yo la cancelé, te envié un par de mensajes, al no recibir respuesta me preocupe y aquí estoy — él se veía un poco apenado —quizás me pasé.

Esta vez si medio me incorporé para acariciar su mejilla, era la primera vez que lo hacía... sin que estuviéramos haciendo el amor.

Él se quedó quieto, me asuste pensando que quizás a él le molestaba esa clase de afecto fuera de la cama, cuando iba a retirar la mano, él giró su rostro y besó la palma de mi mano, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo al sentir la caricia en mi mano.

—Hazme tuya Landon — abrí mi bata y me deleite al ver el deseo reflejado en sus ojos, lentamente me fue ayudando a acostarme en la cama, su lengua se apresuró a mis senos para saborearlos, estar en los brazos de Landon me hacía olvidar todo y eso es lo que quería... olvidar.

Landon

Ella dormía profundamente, su rostro se veía relajado, su pecho subía y bajaba. Me deleitaba en su belleza, a veces me sentía culpable... ella era una niña comparada a mi, sentía que la estaba envolviendo con el sexo y estaba nublando su razón para mi ventaja.

Me puse de pie y caminé al baño, ese era mi propósito, hacer que ella deseara estar conmigo siempre y estaba resultando pero me sentía culpable por que no le estaba dando opción a Rubí, yo tenía mucha experiencia en la cama y con ella era mil veces mejor, Rubí era una excelente alumna, le gustaba aprender y también innovar en la cama. Éramos dinamita pura pero me preguntaba si eso era suficiente.

Abrí el grifo de la llave y dejé que el agua corriera por mi cuerpo. Sentí unos brazos alrededor de mi cintura, ella pegó su mejilla en mi espalda. Él silencio era cómodo, tomé la pastilla de jabón y la coloque en su mano, al soltarme me giré y ella levantó su rostro para mirarme a los ojos.

—Enjaboname, luego lo haré yo — deslice un dedo por la punta de su pezón rosado, sonreí al verla estremecer. Ella avanzó hacia mi, mientras el agua caía en nuestros cuerpos.

Rubí paso la pastilla de jabón por mi pecho, lentamente sin dejar de mirarme.

Sus movimientos eran lentos, ella pegó su cuerpo mojado al mio, sus senos me estaban tentando.

Suspiré al sentir su mano en mi masculinidad, ella me miraba atentamente, creí había descubierto que en la intimidad era vulnerable, su mano subía y bajaba a lo largo de mi virilidad. Ella sonreía pero sus mejillas se habían tornado rojas, eso me encantaba, su manera tímida y al mismo tiempo atrevida, una combinación que me enloquecía. Ella estaba muy solicita en dejar libre mi cuerpo de jabón.

La vi agacharse sujetando mis caderas antes de cerrar los ojos ante el placer...

Rubí




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