Sin Escape

Capítulo 25- Pos-Cumpleaños

Abro los ojos y al girar mi cabeza veo que se filtra un pequeño rayo de luz por la cortina. Siento la suave respiración de Caín a mi lado, y me permito detallarlo. Hacen tres días que ocurrió todo.

 Ese día recuerdo que me dormí y a las horas siguientes ya había amanecido. Tal como Caín lo predijo, hemos estado compartiendo la misma cama. No hemos hablado mucho, y solo sé que viene a dormir mucho más tarde, cuando yo ya lo he hecho.

Lo sé porque siento cuando toma su lado a altas horas de la noche, también he sentido en medio del sueño, cuando inconcientemente me abraza y me dice que me ama. A la mañana siguiente salgo de la cama y lo dejo dormir, cocino para los dos y me dedico a mi trabajo de grado para así pasar el día.

El por su parte recibe visitas de Vanesa, Julio y sus hijos; así como de algunos compañeros de trabajo. Con respecto a su recuperación ya está al 90% con respecto a sus actividades. Al trabajo no ha vuelto, pero si lo he oído hablar con sus compañeros sobre algunos asuntos pendientes.

Esta mañana solo me permito observarlo con su expresión tan serena. El una vez me dijo que tenía problemas para dormir, pero que eso llegó a su fin cuando comenzamos a dormir juntos. Algo parecido me pasó a mí con el. Desde que compartíamos la cama, las pesadillas poco a poco fueron disminuyendo hasta que desaparecieron por completo. La oscuridad ya no era un problema, por el contrario volví a conciliar el sueño y me sentí tranquila nuevamente. 

Sigo observando a el hombre a mi lado y me parece irónico que a esta altura, duerma y este enamorada de la misma persona que le quitó la vida.

14 de septiembre.

Este es un día que odio.

Un día que quisiera borrar del calendario así como todo lo que ocurrió ese jueves de hace tantos años. Un día como hoy y al mes que mi hermano murió, también lo hizo mi madre, alguien de quién nunca hablo porque es una pérdida que que me duele y nunca me abandonará. Esa tarde ella murió y se llevó consigo una parte de mi. Los 14 de septiembres eran días de alegría en familia, siempre estuvimos juntos para celebrar

Un día como hoy mi madre estuviese de cumpleaños. 

Padre y mis primos deben estar a punto de llegar, ellos son quiénes me acompañan, los primeros años me alejaba y encerraba en mi habitación; pero al estar aquí lejos de mi familia ellos decidieron acompañarme sin decir nada.

Estos últimos años solo vemos una película y ya ninguno hace algún comentario sobre el título o trama que elijo. Cosa que siempre alguno de ellos critica.

Decido levantarme y al hacerlo veo que son las 5:50 am.

Muy temprano para mí.

Entro al baño y decido lavarme los dientes solamente. Aún en pijama bajo las escaleras y decido hacer el desayuno. Al abrir las ventanas efectivamente me doy cuenta que es un día sombrío como mi estado de ánimo.

Decido en este momento hacer un desayuno que me tome tiempo, así que me coloco el delantal y saco mi libro de cocina libre de gluten, por lo que comienzo a medir tazas de harinas y esto me lleva algún tiempo. Enciendo el horno y es alli, dónde me dedico estos minutos hasta que coloco la primera tanda de pan a hornear. Mientras esto ocurre, limpio y organizo todo el lugar.

Estoy revisando el pan después de dejar todo reluciente cuando lo escucho llegar.

-Buenos días.

-Buenos días. Respondo sin siquiera mirarlo.

El se acerca y se sirve una taza de cafe, siento que me observa mientras yo lo ignoro. Han pasado varios minutos y se que el pan ya está listo, tomo un guante de cocina y efectivamente al abrir el horno cada pan está dorado signo de que ya está listo. Lo saco y lo colocó sobre el mesón para desmoldar, antes de hacerlo meto otro molde y veo la hora.

Caín sigue allí a unos cuantos centímetros de distancia de donde estoy. Sin decir nada, tomo un sartén le rocio un poco de aceite y al calentarse decido freír dos huevos.

-Para ser vegetariana está muy mal que hagas eso.

-¿Qué dices? Pregunto sin mirarlo.

-Eso que estás haciendo.

-No te entiendo. Digo y está vez si me permito mirarlo.

El está con un conjunto deportivo mientras sorbe de su taza de café.

-Son pollitos bebés. Dice señalando los huevos que ya comienzan a freirse.

Lo observo y el se ríe. Yo no estoy con ánimos para seguirle el juego y solo niego con la cabeza.

-Estas matando a esos bebés de gallinas. Insiste.

-Bobo. Le digo y el suelta una carcajada.

-No estoy de humor para tus comentarios. Confieso.

-Lo siento. Dice esta vez en serio.

-Saliste de la cama más temprano. ¿Estás bien?.

No.

-Si. Acá está tu desayuno.

-Gracias. El olor a pan recién hecho me despertó.

No le digo nada más, cuando voy y le llevó su plato de huevos revueltos y pan. El toma su lugar y yo me dispongo a secar los utensilios ya lavados.

-¿No vas a desayunar?.




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