Escucho ruido y me cubro la cabeza con la almohada.
Ay mi cabeza.
Trato de conciliar el sueño pero no logro hacerlo. Imágenes de lo que pasó ayer van y vienen en mi cabeza y allí mismo soy consiente de que mi familia está aquí en casa. También, sé que mi cuerpo quiere quedarse todo el día en cama pero no puedo hacerlo.
Abro los ojos y veo el techo para enseguida sentir mi estómago revuelto. Obviando el dolor de cabeza, aparto las sábanas y salgo corriendo al baño. Vomito en la taza y me reprendo mentalmente por no controlar los tragos de aguardiente.
Me miro en el espejo y me veo horrible.
Mi cabello está despeinado y el maquillaje que usé está todo corrido por mi rostro. Me deshago de la ropa, y aquí me doy cuenta que aún tengo el vestido puesto. Entro al baño y permanezco un buen rato debajo del agua fría. Aquí pienso que al despertar no vi Caín a mi lado. No sé si es producto de mi borrachera pero anoche, o está mañana, no lo sentí venir a la cama.
Decido salir de la ducha y me alisto colocándome algo cómodo y fresco. Peino mi cabello y al verme en el espejo distingo algunos centímetros en mis raíces color cobre. Termino de quitar todo el maquillaje y ya con mi rostro natural salgo de la habitación.
Al bajar las escaleras escucho las voces de alguno de mis familiares y sonrio. Me apresuro y una vez abajo me encuentro a la mayoría en la cocina, veo que los demás están afuera terminando de recoger todo el desorden de ayer.
-Buenos días Princesa. Me recibe mi papá en un abrazo.
-Buenos días Papá.
-¿Que tal esa Resaca?.
-Enorme. No sé cómo les gusta tomar tanto licor.
-Ya es costumbre.
-Buenos días hermosa. Dice una de mis tías.
-Buenos días.
Diciendo esto, me aparto del lado de mi papá y me sirvo una taza de café.
-Nos irémos después de almorzar, la finca no puede estar mucho tiempo sola.
-¿Y si les pido que se queden?.
-Lo haríamos... Pero solo algunos, el resto sí deber llegar a San Fernando para el amanecer.
-Si, lo entiendo.
-Tambien Caín y tú pueden venir a visitarnos de vez en cuando.
-Si... Se lo propondré.
_...Hablando de Caín ¿Lo has visto hoy?. Pregunto sorbiendo de mi café.
-No, no lo hemos visto. Pensábamos que todavía estaba dormido.
Ante lo que escucho me sorprendo, recuerdo vagamente nuestra conversación de anoche, pero no me da tiempo de nada más cuando lo veo entrar por la puerta de la cocina.
-Buenos días casi tardes para todos. Dice y no se me escapa que tiene la misma ropa de anoche.
-Buenos días. Responden los demás.
-Fui por el almuerzo. Deben probar estás delicias.
Veo como coloca en el mesón, distintos tipos de preparaciones. Pastas, carnes, pescados, arroz y algunas ensaladas. Mis tías se encargan de ordenar y repartir todo, yo lo observo pero desde que ha entrado por esa puerta no me ha mirado y esto me inquieta un poco.
-¿Trajiste algo vegano para tu esposa?. Pregunta mi papá y aquí es donde me observa pero solo por dos segundos.
-Si, arroz con vegetales salteados. Al oír esto no me preocupo en aclarar que soy solo vegetariana, más no vegana.
Veo como se alista el comedor y todos tomamos nuestros lugares. Caín está a mi lado pero se mantiene ocupado charlando con mi papá. Yo por mi parte, me sirvo otra taza de café y deseo que nadie se de cuenta de esto.
Los escucho hablar y comentar sobre lo de ayer y sé que después que me fui a dormir, la mayoría bailó y disfrutó sin mi compañía, tampoco hago saber que me desagrada saberlo cuando de repente escucho mi nombre.
-Para ser Llanera nos dejas muy mal Li.
-Solo te tomaste 5 tragos de licor y ya querías sacar a la rubia por los cabellos. Ante esto me sonrojo y reprendo a Jean con la mirada mientras tomo de mi café.
-Que bueno que te fuiste. Así Caín tuvo una buena noche de baile con ella.
¿Qué?.
Ante este comentario suelto el café que acabo de ingerir y toso para recuperar la respiración.
-¿Que Caín qué? Digo con voz ronca y al decir esto todos se ríen.
-Es broma dice mi papá a mi lado y yo fulmino a mis primos con la mirada.
Seguimos allí algunos minutos más y al terminar de comer, los demás ayudan a lavar y organizar todo.
Ninguno me deja ayudarles y se que ya se acerca la hora de su partida, me niego a entristecerme por esto y me regaño mentalmente.
Debo estar tranquila.
-No comiste nada. Me sorprende la voz de Caín a mi lado.
-Si lo hice.
-Aqui y en ninguna parte del mundo dos tazas de café equivalen a un almuerzo nutritivo.
Para no entrar en discusión suelto algo que me carcome desde que desperté.