Sin Escape

Capitulo 40. Código rojo de rescate.

Caín.

-No entraras Baptista. Estás fuera del operativo. Escucho a Roberto.

-¿Qué te pasa?.

-Como lo oyes. Con lo que hiciste en Petare pusiste en peligro tu vida y la de tus compañeros. 

-No sabes...

-Eres el más experto del equipo y la impotencia te está cegando. Me interrumpe.

-... No debimos permitir que nos acompañaras. Lo siento estás fuera y es una orden. Repite.

Siento algo inexplicable en este momento. La única persona a quién le he tenido confianza en toda mi vida, a quien considero mi hermano, me está alejando de poder salvar a mi esposa.

-No eres quien para prohibirlo Marchán. Digo indignado.

-Es el encargado de esta operación y si lo dice, ¡Es una orden! . Agrega esta vez Sulvarán quien también está aquí. 

No puedo creer lo que estoy oyendo. 

Siento como las palabras pesan en mis labios y no se me escapa, que ninguno de los dos me llama por mi nombre. Debido a esto sé que no tengo opción.

-¿Entendido?. Indica Roberto.

-Entendido. Respondo porque sé que es imposible hacerlos cambiar de parecer.

Hace 20 minutos que llegamos a la casa de Elisa. Dentro de poco tiempo cortaremos el servicio eléctrico y después de eso entraremos. 

Ellos entrarán.

 Por lo que acabo de oír ninguno de los dos me dejará participar. Estoy fuera. 

Soy un civil más.

-No me parece justo. Insisto.

-Te saliste del plan. ¿Te parece poco?.

- Eso amerita tu despido. Dice Roberto. Veo a mi casi hermano allí en frente de mi y tiene razón.

-Que no se les olvide a los dos, que la mujer a quien tienen secuestrada es MI ESPOSA.

-Lo sabemos pero no estás preparado para participar.

Maldigo que Oliveros se esté encargando de la escena en Petare. Si el estuviese aquí. Fuese diferente. 

 -Los dos sabemos que no estás bien. Agrega Roberto.

- Si lo estoy. 

-No creo. Indica y decido ignorarlo.

-Tu. Digo mirando está vez a Sulvarán.

-¿Qué hubieses sentido ese día? El día del rescate a tu novia. ¿Como te sentirías?.

Veo al hombre unos años menor que yo y quién es uno de los mejores estrategas de la GNB.

-Es diferente. Responde.

-No lo es.

-Yo en ningún momento me salí del plan. Al mirarlo tengo ganas de golpearlo.

-Mejor deberías de hacer que un médico revise ese costado.

Imbéciles.

-Señor, entraremos en dos minutos. Dice un joven subalterno del funcionario GN que tengo a un lado.

-Como escuchaste. Te quedarás aquí. En este instante uno de los jóvenes a quienes entrené tiempo atrás, se ubica a mi lado.

-Gómez te asegurarás de que no entre. Le ordena Roberto al jóven y se aleja con Carlos.

-Si señor. Responde este y yo me quedo estupefacto al oírlo.

¡Que mierda!.

-No pensarás que me quedaré de manos cruzadas. ¿O si?.

-Ya escuchó la orden señor. Dice sin siquiera mirarme.

Veo a este jóven, pero no me da tiempo de nada más cuando en la distancia puedo distinguir a Ezequiel. Mi suegro. Lo veo tratando de pasar el perímetro y el hombre que está allí no lo deja continuar.

Ni lo dejará hacerlo.

En este momento toda la casa se queda sin electricidad y se que entrarán.

¡Maldición!.

Sin nada más que hacer, decido acercarme rápidamente a donde se encuentra el padre de mi esposa. Este al verme se le ilumina el rostro.

-Dime que ella está bien.

-Pronto lo estará.

-Esto no debió pasar así. Dice muy nervioso.

-Ella estará bien. Digo para calmarlo.

-No, no lo estará.

-¿Por qué lo dice?. Pregunto al ver su expresión y asustado me mira a los ojos.

-Yo fui quién encontró la droga. Agrega después de una pausa.

-¿Qué?.

-Si.

-¿Como lo hiciste?. Pregunto y lo veo muy nervioso.

-Eduardo construyó está casa para su hermana y si ellos estaban buscando algo, sin dudaría estaría aquí.

-¿Y?.

- Así fue.

-Fue una locura.

-Lo sé. Pero desde que hablé contigo hace algunas horas. Se me metió en la cabeza que el paradero de ese botín estaba aquí.

-¿Todavía está adentro?




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