Sin Escape

Capitulo 42- Tiempo.

-Tienes una orden de arresto. Dice esta mujer y se acerca para entregarme una hoja de papel.

No logro recibirla cuando veo que Caín entra apresurado y observa la escena.

-¡¿Qué mierda haces aquí?!. Dice enfrentando a su colega.

-No interrumpas mi trabajo.

-Sal de aquí, ahora. 

-Tenemos una orden de arresto contra tu esposa. No lo digo yo, lo dice un juez. 

-... Además... No estás en el derecho de hablarme así y mucho menos cuestionarme.

No sé a lo que se refiere con esto, pero en este instante veo como Caín furioso pasa su mano por el rostro.

-¿Qué rayos te pasa?.

-Nos debe acompañar en este momento.

-Sobre mi cadáver. Acaso no te das cuenta de su estado. Agrega muy cerca de la rubia.

Veo como mi papá está en la puerta y observa la escena al igual que yo.

-Ella aún no puede salir de aquí. Agrega esta vez el médico quién acaba de entrar.

-Le agradezco que por favor se retire y no moleste a mi paciente. La señora aún está en observación, si desea hablar con ella puede volver más tarde.

Los funcionarios que están allí se miran entre ellos y asienten.

-El médico tiene razón. Volveremos después. Dicen para luego salir de allí.

Menos la rubia.

-Sal de aquí.

-Me iré pero te aviso que no puedes entorpecer nuestras labores y mucho menos ahora que ya no perteneces al equipo.

-No me importa. Sal de aquí, ahora. Agrega Caín señalando la puerta y quisiera preguntar sobre su último comentario pero no me atrevo.

-¡AHORA!. Dice con voz fuerte al ver que ella ni se mueve de donde está.

Veo como Yenifer Colmenarez me observa y sin decir nada más sale de la habitación. 

-Estaré afuera. Dice mi papá y se aleja cerrando la puerta.

Caín y yo nos quedamos solos. Lo veo suspirar y me mira directamente. Nos quedamos viendo uno al otro y aquí sin pensar en nada suelto un sollozo.

Parece mentira pero, a pesar de todo lo que ha pasado en estas últimas horas lo único que me  importaba era que estuviese bien.

Después veo que hacer con esa rubia y con los problemas que debo enfrentar. Lo que me importa en este momento es que el está con vida.

Gracias a Dios.

Comienzo a llorar y el no dice nada, solo viene hasta dónde estoy y toma un lugar a mi lado. No me abraza, solo le escucho decir que todo estará bien.

-Perdón. Digo con dificultad.

Lo miro y no se me escapa en ningún momento su rostro golpeado. Sé que todo todo lo que pasó fue mi culpa.

-Lo siento. Digo una y otra vez y el no dice nada.

-Si te... Hubiese... Pasado... Algo... Digo en medio del llanto.

-Tranquila. Dice el mientras me limpia las lágrimas.

-Ya acabó. Aunque el que debería de pedir perdón soy yo.

Lo veo allí y puedo distinguir tantas emociones en su mirada.

-¿Por qué?. Digo sorbiendo por la nariz y el me sostiene la mano.

-Fue una locura dispararte.

-Mi papá dice que fueron ustedes.

-Si, mi equipo.

Confieso que al sentir el impacto de la bala, pensé que había sido de alguna persona conectada a Morris.

-No lo imaginaba.

-Si. Pero fue una completa locura. Una improvisación que yo no hubiese ideado.

-Pensé que...

-El doctor dice que el estrés en el que estabas sometida las últimas horas, fue el motivo por el cual te desmayaste. Pero lo importante es que la bala entró, salió y no causó daño en ninguna arteria o hueso.

-¡Oh!. Gesticulo. Ante lo que estoy escuchando.

- Nadie volverá a molestarte. Al verlo allí tan sereno me obligo a calmarme.

Con mi brazo bueno lo atraigo hacia mí y el no dice nada. Se que aún no hemos resuelto lo de nuestra relación, pero el pensar que esta vez sí lo iba a perder me hizo sentirme destrozada.

-Lo importante es que estás bien. Lloro.

-Tranquila. 

-Pensé que ibas a morir. Confieso y comienzo a llorar más fuerte.

Recuerdo todo lo que pasamos y parece una pesadilla. No sé por qué mi vida esta llena de estos episodios. Estoy cansada de huir y pensar en todo momento en que pasará algo peligroso. No sé cuándo tiempo estamos en esa posición cuando los sollozos disminuyen. Esta vez solo respiro con un poco de dificultad, Caín se aleja de mi para quedar frente a frente.

-No me gusta verte así. Dice muy bajo mientras limpia mi rostro.

-¿Qué ocurrió con ellos?.

-Morris ni ningún otro maldito te volverá a molestar. Agrega.




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