Miro la escena en frente de mi y no puedo envitar llorar.
Cristóbal sabe de mi papá, sabe todo de nuestra familia, y todo esto gracias a Giuliana.
Saben de mis tías, de la finca, de mis primos y también supo de mi abuela.
-Mamá dice que hay vacas y horse. Caballos. Escucho que se corrige al final
-Si, debes ir y conocer la finca. También hay un río. Escucho que dice mi papá con voz entrecortada y sé que está igual que yo.
Los cuatro estamos sentados en una misma mesa. Mi papá, Giuliana, Cristóbal y yo. Después de contarle todo con detalles a mi papá, el pidió conocer a su nieto y aquí estamos.
-Mamá debemos ir. Pide el niño mirándola con ojos de súplica.
-Claro que si amor. Agrega ella acariciando su mejilla.
-No lo puedo creer. Dice mi papá y yo sostengo su mano temblorosa.
-Es igual a Eduardo. Musita solo para mí.
-Si, son muy parecidos.
-Gracias por venir. Y sobre todo gracias por siempre hablarle de nosotros. Confieso.
-No tienen porqué agradecer. Yo amé a su hijo y es lo menos que puedo hacer ante su pérdida.
-El una vez habló de ti, dijo que estaba enamorado de una gringa.
-¿Lo hizo?.
-Si, estaba muy tomado y esa vez recuerdo que habló sobre la distancia que los separaba. Ahora que te conozco, sé que se refería a ti.
-Si, siempre nos quejabamos de eso. Agrega Giuliana mientas toma un poco de agua.
Los escucho hablar y en ese momento veo movimientos a lo lejos de donde estamos. Veo a Caín hablar con Yenifer Colmenarez y algunos colegas más. El no se percata de que lo estoy mirando, pero si me doy cuenta como las personas que están con el, lo palmean en la espalda y el medio sonríe; en ese momento nuestras miradas se encuentran y yo aparto la mía.
¿Lo felicitan?.
Presto más atención a lo que hablan mis acompañantes, y no se me escapa la forma en como este hermoso niño me mira.
-Es un cabello muy bonito. Dice Mientras su mamá y mi padre están distraidos en su conversación.
-Es igual de bonito que el tuyo. Lo veo sonreír y tomo su pequeña mano entre las mías.
Aquí detallo sus deditos y siento algo indescriptible dentro de mi, es lo mismo que quizás está sintiendo mi papá aquí frente a su nieto.
-Cris ¿Te gustaría conocer Apure? Interrumpe su madre.
-¡Si mamá!. Agrega el niño muy sonriente.
-Pues vamos. Ve y cuéntale a papá.
Veo al niño correr hacía el otro lado de donde estamos y enseguida está cerca de su otro padre.
-Podemos pasar este fin de semana con ustedes. El lunes debemos regresar a Estados Unidos por el colegio.
-Si entiendo. Dice mi padre.
-Te agradezco mucho que hayas venido.
-No tienen porqué hacerlo. De ahora en adelante ustedes también son familia de mi hijo y tienen el derecho de visitarlo y compartir con el las veces que sea necesario.
-Me gustaría que estén presentes en su vida. Después de ir la finca, planificaré bien las vacaciones para que pueda venir con más tiempo. De seguro que estará encantado.
-Gracias hija. Dice mi padre mientras le sostiene la mano.
-Iré por mis sobrinos. Deben saber que tendremos a mi nieto con nosotros.
Veo a mi padre abandonar su silla y se aleja con una sonrisa en el rostro.
Los muchachos quedaron anonadados al conocer la presencia de Giuliana y Cristóbal en la vida de Eduardo. Ellos también querían venir pero decidimos que solo mi papá.
-Gracias una vez más por venir.
-Tranquila Elisa, deja de agradecer. El que haya venido hasta aquí corresponde en gran parte, al derecho que tiene mi hijo de conocer a su familia paterna.
-Eso es lo que te agradezco de todo corazón. El que quieras nuestra presencia en su vida.
-Estan en su derecho. Ahora dame un momento. Hablaré con William sobre nuestro viaje al Llano.Veo a esta mujer alejarse. Y al estar a solas, en la distancia distingo a Roberto y decido ir a su encuentro.
Camino hasta donde está y lo encuentro frente al mostrador, el me ve llegar y sonríe.
-¿Te apetece algo de tomar?
-No gracias. Respondo cuando lo veo pagar por una botella de agua. Mientras lo veo destapar el recipiente y llevarlo a la boca, detallo su uniforme. Es el mismo con el cual lo vi hace tiempo atrás.
Es igual que el de Caín esa noche de mi secuestro.
-Sentémonos. Dice señalando una mesa frente a nosotros.
-¿Te encuentras bien?.
-Si, gracias.
-Te veo con mejor semblante.
-Quería agradecer tu intervención esa noche en mi casa. Caín me dijo que eras el encargado de mi rescate.