Sin Escape

Capítulo 51-Doctorado.

Elisa.

10 meses después.

 En esta noche no puedo dormír. Doy vueltas en la cama y suspiro colocándome boca arriba. Allí mirando el techo pienso que en menos de 12 horas estaré defendiendo mi tesis doctoral. 

Que lo haga es algo que he estado esperando con muchas ansias.

Al igual que en ocasiones anteriores y queriendo olvidar lo que ocurre en mi vida, estos últimos meses me he sumergido en entrevistas y asesorías con respecto a mi doctorado. 

¿La razón? No pensar tanto en Caín.

Mi esposo.

Mi Caín.

Hace exactamente 10 meses que está en Moscú. La diferencia de horario es de 7 horas con respecto a Venezuela, pero esto no es impedimento para llamarnos una vez al día. Tal como lo dijo en esa ocasión, esa semana antes de su viaje la pasamos juntos y no nos separamos en ningún momento.

 El partió ese martes a las 8 de la mañana y confieso que para el momento de la despedida me mostré fuerte sobre todo, para que no se sintiese mal. Cuando confesó que nunca quiso separarse de mí me mostré tranquila y fui su apoyo. Pero cuando abordó el avión no pude reprimir el llanto y me desahogué en brazos de Vanesa y Roberto quiénes estaban allí a mi lado.

En este momento puedo cerrar lo ojos y recordar su mirada.

Fue muy duro para los dos. 

Ese mismo día y después de abordar su avión, me vine hasta su apartamento y al estar rodeada de sus cosas me quedé dormida con lágrimas en los ojos. Lloré sintiendo su aroma por el lugar y sobre todo lloré porque después de tantas cosas que ambos pasamos, nos tocó separarnos nuevamente.

Solo serán 365 días. Pensé una y otra vez hasta quedarme dormida.

 A la mañana siguiente de su viaje y para distraerme, me metí de lleno en la venta de la casa en Los cortijos. Desde hace meses atrás lo había decidido y después de algunas reparaciones fue comprada por una pareja de recién casados.

Al entregar las llaves y luego de hacer la documentación requerida, observé esa casa y sentí un poco de nostalgia. Ví la estructura en donde estuve por un poco más de 6 o 7 años. 

Sonreí porque aquí conocí formalmente a Caín. Sonrío al recordar esa noche cuando llegó un poco empapado y con un obsequio en sus manos de parte de uno de mis estudiantes.

Esa noche la tengo en mi memoria como si hubiese sido ayer.

A pesar de que estaba a la defensiva, lo ví un tiempo después en una actividad del colegio. Todo fue tan repentino que no recuerdo el momento exacto cuando me enamoré de el. 

Caín. Mi Caín. 

-Te extraño mucho. Digo a la soledad de la noche.

El sonido del reloj me hace saber que son las 12 de la media noche. Saco mentalmente la cuenta y sé que en Moscú son la 7 de la mañana. No me da tiempo de nada más, cuando escucho mi teléfono sonar. Con una sonrisa tonta en mis labios lo tomo y veo que es una llamada de el. Contesto sin preguntar por qué no estamos en vídeo llamada y solo con oir su voz se me olvida este día.

-Hola amor. Buenas noches para ti. 

-Buenos días para ti mi cielo. Contesto.

-¿Todo bien para mañana?.

-Si. Solo un poco nerviosa.

-Eres la mejor. Lo harás muy bien.

-Tienes mucha fé en mi. 

-Si harás tú defensa como me la hiciste a mi ayer. Yo te doy un 100.

Me río porque efectivamente, ayer hice una defensa para el. Necesitaba hacer el último estudio y fue gracias a su sugerencia, que lo llamé siendo las 3 de la mañana en Moscú. Le expliqué sobre conductas adolescentes y estudios de casos a los mismos. Aunado a eso, escuchó mi marco teórico y los distintos autores en los que me basé.

-Lo bueno es que tu amiguito el doctor estará allí para apoyarte.

-No sigas con lo mismo. Además te dije que no estará.

 Al principio, Lorenzo me estaba ayudando con la tesis. Pero al final solo me asesoró con algunas cosas y en este momento está en Chile con sus padres. Un día llegó y me dijo que su madre estaba presentando problemas de salud y que debía irse a Santiago. Ninguno de los dos tuvo problemas y agradecí que me remitiera a su profesora de confianza.

-Te irá bien. Tranquila.

-Te amo. Susurro.

-...Y quisiera que estuvieses aquí conmigo.

-La distancia es una mierda. Agrega y es la verdad.

-Juro que cuando vengas no te separarás de mi. Te esposaré a mí de por vida. Anuncio.

-Si tu no lo haces lo haré yo.

-Solo 2 meses para tenerte conmigo. Susurro.

-Solo 2 meses. Coincide.

-Debo ocuparme. Dice sacándome de mi momento.

-Y yo debo dormir.

-Descansa que mañana te irá bien. Ya lo verás.

-Gracias.

-Te amo, te amo, te amo. Nunca lo dudes. Escucho que dice a través del teléfono.




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