Sin Escape

Capitulo 52. Caracas, Venezuela.

Lo veo sosteniendo una caja de color blanco en sus manos y detallo su rostro. Al principio siento que mi vista me está jugando una mala pasada, pero al ver su sonrisa y al caer en cuenta que está aquí me abalanzo sobre el.

-Estás aquí. Digo en sus brazos. 

-Hola tú. Responde y yo aún no creo que esté a mi lado.

-Estas aquí. Repito y lo abrazo.

-No podía perderme tú defensa. Dice mientras besa mi cabello.

-Te amo tanto. Digo inundando mis sentidos con su perfume.

-Y yo a ti. Agrega.

-Ahora déjame colocarte esto. Si no me equivoco te quedan pocos minutos.

Caín me sostiene por la cintura y me sube al lavamanos, veo como saca primero un zapato y luego el otro. Mientras  lo hace yo absorbo todo de el. Siento como ajusta el calzado a mis pies y yo detallo su nariz, labios y cada una de sus facciones.

¿Estoy soñando?.

-Estoy aquí deja de preguntarte si estás dormida, o en el cielo. Dice al mirarme y guiñándome un ojo.

-Te amo. Es lo único que logro decir.

-No más que yo. Pero de eso hablamos después, debes ir al auditorio. Dice mientras me ayuda a poner de pie.

-¿Bien?. 

-Perfectos. Digo mientras siento el ajuste de los zapatos a mis pies.

Una vez lista veo que saca un pañuelo de su traje y limpia la comisura de mis ojos, borrando así algunas lágrimas no derramadas.

-Perfecta. Dice mientras deja un suave beso en mis labios. No sé de lo que habla porque siento que mi corazón saldrá de mi pecho. Caín sostiene mi rostro en sus manos y me pierdo en su mirada.

-¿Me oíste?. Y yo niego.

-Pavlov, Skinner, Watson, ¿Y?.

-...

-Elisa ¿Y...?

-Pavlov, Skinner, Watson,  Freaud y Erikson. Termino.

Y es así como faltando solo 6 minutos para mí defensa repaso junto a Caín ese bendito marco teórico que se me dificulta un poco.

-Te veo afuera. Dice y me deja allí en el baño.

Al quedarme sola, veo mi reflejo en el espejo y sonrío como una quinceañera.

-¡Está aquí! ¡Esta aquí!. Digo y salgo deprisa.

Lo que ocurre a continuación es que llego un poco tarde y recibo una amonestación por parte de la logística. Sin importarme nada más, entrego la USB con mi presentación y a los 3 minutos estoy ubicada para salir al auditorio.

-Elisa Villasmil. Escucho que anuncian mi nombre y tomado aire salgo para defender mi tesis doctoral...

Comienzo mi intervención frente a un jurado de especialistas. Al hacerlo, me concentro solo en parecer segura frente a los presentes, comienzo tal cual lo ensayé estos últimos meses y olvidándome por unos minutos de Caín, hago mi defensa. Con respecto al marco teórico y el cual se me dificultaba un poco, en esta ocasión todo sale perfecto.

Cuando comienza la ronda de preguntas, respondo de forma segura y siempre basándome en trabajos de autores está vez Latinoaméricos. No sé cuánto tiempo han transcurrido cuando escucho aplausos de parte de los pocos presentes en el lugar. Al finalizar, escucho las evaluaciones de cada uno de ellos y cuando me hacen saber la calificación, sonrío con una inclinación al jurado que está frente a mi.

20/20.

Salgo del lugar y camino tan rápido para encontrarme con mi papá y preguntar si lo que ocurrió hace algunos minutos fue real o no.

Que boba Elisa, claro que está aquí.

Cuando estoy afuera y buscando a Caín por los alrededores, me distraen algunas personas que también defendieron este día, recibo un abrazo de cada uno y de igual forma les felicito por sus defensas.

-Lo hiciste muy bien. Saludan y yo les agradezco con una sonrisa.

En la distancia, observo a Caín y a mi papá. Me acerco y veo que mi esposo está con un ramo de flores en sus manos al igual que mi padre.

-Felicidades hija. Me recibe mi papá entregándome su ramo de margaritas y dejando un beso en mi mejilla

Las favoritas de mi mamá.

-Gracias por estar aquí. Digo y lo abrazo.

-Me siento muy orgulloso de ti.

-Gracias por acompañarme siempre. 

-Ahora ve con tu esposo. Susurra en mi oído y me aparta con cuidado.

-Iré por tu primo. 

Lo veo alejarse y no sé si aún está molesto con Caín por el disparo hacia mí persona en el rescate. Alejo este pensamiento y al estar frente a frente, nos miramos y el me observa de pies a cabeza.

-Pareces una zanahoria. Dice y yo me río mientras me acerco y recibo sus flores.

Rosas rojas, mis favoritas.

-Gracias. Respondo e inclinó mi cabeza para oler cada pequeño ramo en mis manos.

-Estuviste estupenda. Dice y observo sus facciones. 

Es el mismo de hace meses.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.