Sin Escape

Capitulo 50- Aeropuerto internacional de Maiquetía.

-Solo será un año. Repito mientras sostengo su rostro en mis manos.

-Un año. Responde y deposito un beso en sus labios.

-Te llamaré cada día. Prometo.

-Más te vale. 

-Pero te pido que te cuides mucho y sobretodo necesito que estés bien.

-Lo estaré. Dice y veo como finge una sonrisa.

La conozco tan bien, que sé que está triste por nuestra separación. Después de nuestra reconciliación hemos estado alistando los preparativos para mi viaje, no sé como estas últimas semanas pasaron en un abrir y cerrar de ojos. En este momento nos encontramos en el aeropuerto esperando la hora para abordar el vuelo a Moscú.

Elisa está mal. Lo sé, lo veo en su mirada.

Igual que yo.

La rodeo con mis brazos y en este momento escucho por el altavoz  información sobre mi vuelo.

-Te amo tanto. Dice ella y yo beso su cabello.

-Ya Caín, conmigo a tu lado no tendrás tiempo de extrañarla Escucho la voz Colmenarez al llegar.

¿Otra vez con lo mismo?.

-Ya no la soporto. Escucho decir a Elisa entre dientes.

-No le prestes atención.

-Ya por fin juntos. Dice mi colega y yo la miro por lo que acaba de decir.

Es mejor que no vayas por ahí.

-Esa mujer necesita que la pongan en su lugar. Susurra Elisa solo para mí  y no me da tiempo de nada más, cuando siento que sale de mi abrazo y enfrenta a Yenifer.

-¿Cual es tu problema?. Pregunta acercándose a la rubia y al verla decido no intervenir.

Es cierto que últimamente Yenifer se ha propasado con sus comentarios tan fuera de lugar. Yo no le presto atención porque simplemente mi interés sexual hacia ella ya desapareció. Pero sé que lo hace por molestar, así que en este momento si Elisa la enfrenta, está en todo su derecho.

-¿Qué dices?. Responde la rubia.

-Lo que oíste. Tus comentarios tan vulgares me tienen hastiada.

-Yo...

-No. Escúchame tú. Dice mi esposa.

-... Caín es mi esposo, mío y de nadie más. Sé que en algún tiempo tuvieron sexo una o quizás tres veces. Tuvieron. Es decir; en pasado y mucho antes de que yo entrara en su vida.

-Fueron más de 4 veces. Dice la muy cínica.

-No me importa cuántas veces. Pero lo que quiero decir, es que entiendo que deban irse los dos a Moscú y por más que quisiera que no fueras tú, no lo puedo hacer, así que te lo advierto Yenifer Colmenarez, más te vale que te mantengas alejada de él. ¿Entendiste?.

-¿Y si no qué?. Dice la rubia muy cerca de Elisa y veo como le saca algunos centímetro de diferencia.

-Más te vale que ni lo pienses.

-Te da miedo que en estos meses se aburra de sus llamaditas y me busque a mí.

-Basta Yenifer, tus comentarios están sobrepasando la línea.

-Es la verdad. Dice para mí.

- Elisa es mi esposa y debes respetarla. Anuncio acercándome y rodeando a mi pelirroja con el brazo mientras la atraigo hacia mí.

-...Vamos amor. Digo pero en este momento veo como Colmenarez me guiña un ojo y habla fuerte.

¡Cállate de una maldita vez!.

-Eso lo dices ahorita, pero sabes que el sexo entre nosotros dos es  menos insípido.

-Sé lo advertí. Escucho decir a Elisa y veo como rápidamente se safa de mi agarre y al voltear estampa un puño en la cara de la rubia y está cae al suelo.

¡Mierda!.

-¡Ay mi mano!. Se queja y veo como la sostiene a la altura de su abdomen.

-Maldita. Dice Yenifer con la mano en su pómulo y enseguida Roberto quien acaba de llegar la ayuda a incorporarse. Veo como atraemos la atención y espero que esto no nos traiga problemas.

-No quieren hacer un escándalo aquí. Anuncia Vanesa quién también está allí.

-Cuando quieras que alguien apague tu calentura recuerda que ya Caín no está disponible.

Veo esta faceta de Elisa celosa y a pesar de la situación me gusta.

-Y tú. Dice esta vez para mí.

-Ten mucho cuidadito. Yo aprieto los labios para evitar reírme y asíento.

Veo como Roberto y Vanesa atienden a Yenifer y yo sigo a Elisa después que pasa por mi lado. Camino y en dos pasos la alcanzo, voy junto a ella y veo que se sostiene la mano.

-¿Puedo revisarla ?. Pregunto y ella no responde.

-Por favor. Pido y ella se detiene.

-Me duele. Dice en voz baja.

-Me imagino.

-Pero ella lo necesitaba.

-También lo sé. Digo mirándola a los ojos.

-Ya no quiero que vayas a ningún lado con esa... Mujer. Suspira y yo sostengo su mano entre las mías.




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