Agarro el pan de la bolsa, le doy un mordisco y me sirvo café.
-¿Quieres un poco? -Volteo a ver a mi mamá.
-Yo me sirvo ahora
-Se te va a hacer tarde.
Miro la hora.
-Tienes razón, tengo que irme ya. Si quieres, tómate el mío, no lo alcancé a probar- le doy un beso a mi mamá y me despido.
-Que te vaya bien hoy, Macy. Ten cuidado.
Otra vez tráfico, no hay día en que esta ciudad me ayude.
Entro deprisa al restaurante, con la esperanza de no encontrarme con el jefe.
-Buenos días, Macy. De nuevo tarde, ¿eh? -dice Lilly, mi mejor amiga.
-Dime que no ha llegado el jefe, por favor- me pongo el delantal.
-Por suerte, no. Al parecer está enfermo, así que te salvaste de regaños esta semana.
-Eso es bueno, pero ahora recibiré menos paga.
-No creo que te quiten mucho, solo centavos- dice Lilly.
-Cada centavo cuenta para mí...
-Hablando de eso... ¿Cómo han estado tu mamá y tú con todo?
-No sé qué vamos a hacer. Intento ayudar en todo lo que puedo, pero ese señor se llevó lo poco que teníamos, y el dinero que me pagan aquí casi no me alcanza ni para pagar el alquiler -digo frustrada, sintiendo la presión de nuestras dificultades económicas.
-¿Tu mamá no lo demandó? -pregunta mi amiga, mostrando interés en la situación.
-No puede. Al parecer, todo el tiempo que estuvo con mi mamá la engañó. Nunca usó su nombre real, nada de la información que nos dio de él era cierta. Prácticamente, metimos a un extraño en nuestras vidas, y ahora estamos pagando las consecuencias -explico, dejando ver nuestra ingenuidad y la decepción que nos embarga.
-Siempre he dicho que debemos investigar bien a las personas que conocemos, especialmente si tienes interés en tener una relación con ellas. Es importante estar seguros antes de confiar por completo -comenta mi amiga, reflexionando sobre la importancia de ser cautelosos.
-Lo sé, pero mi madre estaba desesperada, y bueno, fue lo primero que se le ocurrió hacer por nuestra situación después de que papá falleciera. No teníamos muchas opciones en ese momento -me justifico, lamentando las decisiones precipitadas que hemos tomado.
-Y mira lo que ocurrió... Me gustaría prestarte más dinero, Macy, pero... -mi amiga se detiene, consciente de sus propias responsabilidades y limitaciones.
-Lo sé -la interrumpo-. Gracias por tu intención y me has ayudado bastante, pero entiendo que todos tenemos nuestras propias obligaciones y limitaciones -le agradezco sinceramente, valorando su apoyo.
-Sabes aún así que cuentas conmigo.
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Ya por fin en casa, agotada del trabajo, platico con mi mamá.
agarro un vaso con agua y tomo un sorbo
-¿A vivir dónde? - Me ahogo
-En la casa que tiene tu tía en las afueras de la ciudad -me informa mi madre, tratando de encontrar una solución temporal a nuestro problema.
-Tía, ¿qué tía? ¿No era una que se llamaba... yv...? -pregunto confundida, tratando de recordar los detalles sobre esta pariente lejana.
-Yvette -me completa mi mamá, confirmando mi recuerdo.
-¿Esa no es la millonaria solterona que vivía apartada de todo el mundo?-exclamo sorprendida, imaginando cómo será vivir en una casa de alguien tan peculiar.
-Hija, espero que comprendas, nuestra situación no es la mejor, y ella dijo que no nos cobraría ni un centavo mientras reacomodamos nuestras vidas. Es una oportunidad que no podemos rechazar -explica mi madre, tratando de transmitir la importancia de esta ayuda inesperada.
-No creo que no nos cobre nada, ¿qué tenemos que hacer a cambio? -muestro mi escepticismo, desconfiando de las intenciones de mi tía.
-Nada, está vieja, solo quiere que cuidemos su casa. Es una forma de que ella se sienta segura y nosotros tengamos un lugar donde quedarnos sin preocuparnos por el alquiler -aclara mi madre, tratando de convencerme de que esta es una oportunidad valiosa.
-Y si se muere, ¿nos la quedamos o...? -bromeo, tratando de aliviar la tensión de la situación con humor.
-No digas tonterías, más bien prepárate para hacer las maletas, nos vamos mañana por la mañana -anuncia mi madre, indicando que el tiempo apremia y debemos actuar con rapidez.
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-Hija, llegó el Uber -grita mi mamá, interrumpiendo la conversación con mi amiga por teléfono y recordándome que debemos partir - Bye Lilly, si puedo te llamo luego.
-Enseguida voy - le contesto a mi mamá apresurándome a recoger mis cosas y despedirme de mi amiga.
"Perdón por no haberme despedido como se debe. Te aviso cuando llegue, Lilly". Enviar.
Cojo mi mochila con mis cosas y las de mi mamá, cierro la puerta y las subo al auto. Será un viaje largo. Mi mamá se sienta a mi lado y me abraza, haciéndome dormir.
Despierto en la oscuridad, solo la luz del auto ilumina mi vista.
"Llegamos", dice el conductor del Uber.
Bajamos del vehículo y me encuentro frente a una imponente mansión.
"¿Estás segura de que es aquí, mamá?", pregunto con duda.
"Sí, es una hermosa casa, ¿no crees?", responde ella.
"Y vieja... como ella", bromeo y río.
Empiezo a recoger mis cosas y las de mi mamá para llevarlas dentro de la casa.
Una vez adentro, observo mi nuevo entorno.
Subo las escaleras y encuentro la habitación que será la mía. Al entrar, arrojo mis pertenencias en la cama, pero algo me hace sentir insegura. Según mi mamá, las camas son nuevas, así que trato de no pensar en la posibilidad de que alguien haya fallecido en ella.
Al día siguiente, me despierto y me preparo para explorar esta enorme casa. Tiene alrededor de diez habitaciones y una amplia sala de estar, así como una espaciosa cocina.
Mientras sigo mi recorrido al estilo de Coraline, me encuentro con una puerta que emana una sensación espeluznante: es la entrada al sótano. Decido abrir la puerta y bajar las escaleras lentamente.