Binna se detuvo frente al espejo de su habitación, sus dedos temblaban levemente mientras se recogía el cabello en una coleta apretada. No era miedo exactamente lo que sentía, sino una incomodidad persistente que se deslizaba por su espalda como una sombra que no terminaba de desvanecerse. Desde la noche del ataque, no había dejado de preguntarse qué habría pasado si Harry no hubiese aparecido a tiempo. Pero más allá de eso, le preocupaba algo más inmediato: la universidad.
Ese lunes, el ambiente estaba enrarecido. Desde que bajó del bus y cruzó los jardines, sintió las miradas. Las conversaciones a media voz. Las risas contenidas. Al parecer, el rumor del intento de abuso se había extendido como pólvora. Y no todos lo comentaban con empatía.
- “¿Viste cómo lo atrapó?”, dijo una chica al pasar. “Seguro todo fue un show para llamar su atención”.
- “Otra oportunista”, añadió otra, riendo con desdén. “Pobrecito Harry”.
Binna tragó saliva. Sentía las mejillas arder, pero mantuvo la cabeza alta. No iba a ceder.
En clase, Janice, su mejor amiga, ya estaba sentada, dándole una señal para que se acercara. Le guardaba el asiento, como siempre. Mientras Miranda, le entrega algunos apuntes, de algunos temas que por lo sucedido, no se pudieron poner al día.
- “Te ves pálida”, le dijo Janice en voz baja, pasándole un caramelo. “¿Estás bien?”, preguntó.
- “No lo sé”, respondió Binna, dejando caer su mochila a un costado. “No sabía que el escándalo sería tan grande”.
- “¿Acaso te importa? Salvaste tu pellejo y, de paso, él mostró que te importa. Eso vale oro”, expresó Miranda.
Binna suspiró, pero sonrió con suavidad. Las palabras de sus amigas eran esa voz que necesitaba en su vida. No juzgaba, no exageraba. Solo entendía.
En el pasillo, al salir de clase, las cosas escalaron. Katherine y Franchesca, las gemelas insoportables, caminaban como dos modelos en pasarela, flanqueadas por un par de chicas más. Cuando pasaron al lado de Binna, una de ellas soltó con tono claramente audible: “Y pensar que algunas creen que los besos salvan reputaciones”.
Las carcajadas fueron instantáneas. Binna se detuvo. Janice y Miranda giraron sobre sus talones, dispuestas a responder, pero entonces alguien más habló desde atrás:
- “Claro, porque ustedes tienen mucha experiencia con los besos. Especialmente cuando las intercambian entre los chicos”, dijo Harry, no solía meterse con ese tipo de comentarios, pero ellas se habían pasado la raya muchas veces.
El grupo se quedó en silencio. Harry caminó hacia ellas con las manos en los bolsillos, su sonrisa ladina y su actitud despreocupada. Llevaba puesta su chaqueta de cuero, y el cabello despeinado le daba ese aire rebelde que volvía locas a todas, menos a Binna. O al menos eso intentaba convencerse.
- “¿Te sientes bien?”, le preguntó Harry, ignorando por completo a las gemelas, como si no existieran. “Te estaba esperando”, agregó.
Binna no supo qué responder. El mundo parecía haberse silenciado por completo.
- “Estoy bien, gracias”, dijo ella.
Él asintió y extendió la mano. Janice, al captar la mirada de Binna, le dio un leve codazo en el brazo y se alejó discretamente; junto con Miranda.
- “Vamos a tomar un café “, dijo Harry, como si fuera lo más natural del mundo.
- “¿Aquí?”, susurró Binna, mirando a su alrededor. Sentía las miradas como agujas sobre la piel.
- “Sí. ¿Por qué no?”, replicó él. “Que miren lo que quieran”.
Ella vaciló. No era solo el miedo a los comentarios. Era el miedo a lo que él significaba. A lo que ella sentía. Aun así, tomó su mano.
Caminaron por el campus hacia una pequeña cafetería que casi siempre estaba vacía. Harry pidió un chocolate caliente para ella y un espresso para él.
- “¿Por qué lo hiciste?”, preguntó Binna, rodeando la taza con ambas manos. “Defenderme así”.
Harry la miró, serio por primera vez.
- “Porque me importas. Y porque no soy idiota”, respondió él.
- “¿No te molesta todo lo que dicen?”, preguntó Binna.
- “¿Por qué me molestaría? Ellos no tienen ni idea. Solo ven lo superficial. Pero yo...”, inclinó la cabeza. “Yo te veo a ti”.
Binna sintió el estómago dar un vuelco. Quiso decir algo, cualquier cosa, pero no encontraba palabras.
- “No tienes que decir nada”, añadió Harry. Solo, no me saques de tu vida otra vez, ¿sí?”, rogó Harry. Ella asintió en silencio. Y por primera vez, no se sintió sola entre la multitud.
El sonido del chocolate caliente al ser removido rompía el silencio entre ellos. La cafetería estaba casi vacía, excepto por un par de estudiantes distraídos con sus portátiles y un barista adormilado tras el mostrador. Harry no apartaba la vista de Binna. Y ella, aunque intentaba concentrarse en su bebida, sentía cómo cada mirada de él se deslizaba por su piel como una caricia invisible.
- “¿Sabes?”, dijo él, finalmente. “No pensé que tú y yo llegaríamos a este punto”.
- “¿A cuál punto?”, preguntó ella.
- “A este”, dijo él. Se inclinó hacia ella, “en el que estamos solos, y puedo hablarte sin que pongas una muralla entre nosotros”. Binna bajó la vista, nerviosa.
- “No es que quisiera alejarte… Es que tú… eres tú. Siempre rodeado de gente, seguro de ti mismo, perfecto ante todos. Y yo…”, manifestó ella nerviosa.
- “¿Y tú qué?”, in quirió Harry.
- “Yo era la chica invisible. Y cuando comencé a ser visible, fue para convertirme en objeto de burlas”, respondió Binna. Harry suspiró. No con fastidio, sino con un peso genuino.
- “Eso me dolió”, confesó él. “Que pensaras que yo era igual que ellos”.
El silencio entre ellos ahora era denso, pero cálido. No hacía falta llenarlo de palabras. Harry se levantó, rodeó la mesa y se sentó a su lado, sin pedir permiso. Con cuidado, tomó la mano de Binna. Ella no la retiró.
- “No tienes que decir nada ahora. Pero déjame quedarme cerca. Déjame demostrarte que no es un juego, ni una apuesta, ni un impulso”, manifestó Harry.
- “¿Y qué es entonces?”, preguntó Binna.
- “Es algo que me hace querer buscarte en cada rincón. Que me hace enojar cuando te hacen daño. Que me impide mirar a alguien más, aunque lo intente. No sé si es amor, Binna, pero está muy cerca”, confesó Harry.
#4857 en Novela romántica
#344 en Joven Adulto
amor juvenil romance, segunda oportunidad, primer amor y amor a primera vista.
Editado: 30.06.2025