Sin limite de tiempo

Capítulo 1

—Hijo despierta, hoy es tu primer día —escucho una voz.

—En un momento —respondo aun estando en la cama acostado.

—Rápido Daniel —dijo mi madre.

Ella era una mujer dulce, a pesar de tener sus años seguía igual de bonita, era mi primer día de trabajo, era en una tiendita, no había tenido oportunidad de trabajo, Don Pepe, el dueño de la tienda ya tenía tiempo de conocerlo y su hijo ya había dejado la CDMX, la ciudad donde vivo, no supe a donde se mudó pero como ya no tenía a nadie me contrato, no había tenido trabajo así que me gustó la idea, sólo vivo con mi madre y quiero ayudarla.

Mi papá murió cuando era niño, pero mi madre no me quiso decir el porqué, ella trabajaba como vendedora o cajera en una tienda de ropa, era muy útil, se podía encargar de muchas cosas a la vez, pero decidieron contratar personas más jóvenes y ella fue despedida y quedo sin trabajo, por eso necesito el empleo.

—Pero rápido Daniel, Don Pepe te quiere temprano —decía mi madre apresurada.

—Si mamá, ahí voy —respondo con un leve bostezo.

—Rápido, hijo rápido.

—Ya estoy listo, te veo después mamá, te quiero —me despedí y me fui.

Llegue a la tienda de Don Pepe.

—Don Pepe —digo sonriente mientras saludo a aquel hombre.

—Daniel, que bueno que llegas, muchacho, me alegra verte, ya sabes, tu trabajo es limpiar y acomodar todo, en pocas palabras debes tener todo en orden, yo atenderé, ya es lo que puedo hacer —me dijo Don Pepe.

Cuando me vio, ya estaba avanzado de edad, 64 años aproximadamente, la verdad no sé, pero es lo más probable.

—Mire Don Pepe, yo hago lo que me pida, estoy agradecido con la oportunidad.

—¿Doña María aún no consigue trabajo? —me pregunta aquel hombre mirándome a los ojos.

—Aún no, es difícil para ella, así es la situación por su edad.

—Mira, sabes que te doy un sueldo justo —me dice mientras me toca el hombro.

—Si, sabe que es suficiente —le conteste y el me miró.

Fue a su puesto en la caja, así que tome una escoba y me puse a limpiar todo el lugar, recogí la basura y la lleve al bote de la esquina, ya que ahí se tiraba toda y los domingos la recogía el camión.

En camino de vuelta al local vi un cartel pegado en la pared, era una escuela de lucha libre, 500 pesos por semana, era mucho dinero, así que mejor no invertía, además mi madre no le gustaría, no quiere que vea funciones de lucha, lo toma como algo malo, así que regrese con Don Pepe.

—Muchacho, es increíble cómo has crecido, te recuerdo de niño, no se sí tu recuerdas, pero en algunas ocasiones tu venía a jugar con Ariel, mi querido hijo —me empezó a platicar.

—No recuerdo mucho, pero ¿a dónde fue? Y los más importante ¿por qué? —le empecé a preguntar.

—El sentía que la vida aquí era muy pesada, se fue a vivir a la ciudad de Monterrey, en Nuevo León, no quería vivir en un lugar con mucha gente, que tuviera una civilización, pero un poco más tranquila —me contesto todo calmado.

En ese momento preciso llego una mujer hermosa, su cabello azulado y sus ojos cafés imponentes, no supe que hacer, para empezar no la conozco, era algo raro, fue con Don Pepe, compro algunas cosas, me miro y se fue del lugar.

—Quita tu cara de baboso Daniel y ponte a trabajar que para eso te pago —las palabras de Don Pepe me hicieron reaccionar y continúe con mi trabajo.



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En el texto hay: amor y venganza, lucha libre, wrestling

Editado: 23.09.2018

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