"Escribir es fácil. Lo único que tienes que hacer es cruzar las palabras erróneas".-Mark Twain.
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AIDA
La pelea comenzó, pero ninguno de los dos hace un movimiento, Ethan solo se limita a observarlo mientras el otro sujeto se dedica a lanzar golpes en el aire incentivándolo a golpearlo, el publico comienza a desesperarse y piden sangre.
¿No es algo excesivo?
Él tal Jhonny se harta de esperar y es quien va en busca del primer movimiento, puño que Ethan esquiva fácilmente burlándose de su contrincante. Es así como la tan ansiada pelea y la gente no puede estar más que satisfecha, a mi lado Mirian, Nicolas y Cindy alientan a Ethan y yo no dejo de pensar si esto es buena idea.
Anonada observo como el pelinegro golpea al chico castaño, se mueve con tanta facilidad en esa plataforma que cualquiera pensaría que es todo un profesional o ¿Tal vez algo agresivo?
— Los rumores sobre él son ciertos — dice a mi lado Cindy.
— ¿Qué rumores? — le pregunto por segunda vez.
— Se dice que es una persona totalmente fría y jefe de una pandilla, pero se corría el rumor que era luchador ilegal, nadie creía que eso sería cierto y ahora lo vemos — señala hacia el centro.
— ¿Cómo sabes eso?
— En mi facultad los chismes vuelan Aida, como también que semana atrás una chica castaña se vio involucrada en una riña entre pandillas — levanta sus cejas sonriendo.
Avergonzada por lo sucedido de aquella vez me concentro en la pelea, no les conté sobre ese incidente porque quería borrarlo de mi memoria. Pero con Ethan en mi clase parece que será imposible, debo mantenerme alejada lo más pronto del peligro, porque ese chico no hace más que gritar problemas por todos lados.
El tiempo transcurre y el pelinegro noquea a su contrincante dejándolo tendido en el suelo poniendo fin al encuentro, claramente las personas que me acompañan celebran la victoria, Ethan sonríe alzando sus brazos hacia el público y su mirada una vez más cae en mi. Aplaudo por cortesía y le pido a Nicolas si nos podemos ir, no quiero estar más en este sitio y mañana tengo clase muy temprano.
Presiento a alguien observarme y lo volteo a ver, él sonríe antes de retirarse del ring.
— ¡Oh Dios! ¿Soy yo o él te acaba de sonreír? — masculla Cindy.
— Estas de suerte Aida, nadie llama la atención de Ethan muy fácil — comenta Nicolas.
— ¿Cómo sabes eso?
— Es mi primo — eleva sus hombros restándole importancia al asunto.
¿Su primo?
Tanto Cindy como yo lo observamos sorprendida, lo increíble es que no noto ningún parentesco en ellos, mientras que Nicolas es castaño de ojos verdes, Ethan es pelinegro de ojos azules intensos, es algo tonto y absurdo que los compare. Pero no puedo evitarlo.
— Es algo difícil de creer, pero es cierto — comenta —. Seriamos primos lejanos ya que soy hijo del medio hermano de su padre.
— Vaya es increíble — murmuro.
El presentador anuncia que no habrá más pelea esta noche y no puedo estar más que agradecida, el olor a cerveza y marihuana me esta mareando demasiado; nos levantamos cuando toda la gente lo hace y estando a punto de llegar al pasillo hacia la salida dos personas empiezan a discutir, Mirian toma a Nicolas de su cintura asustada cuando una de ellas saca un arma, las personas se alteran cuando el primer sonido de una bala siendo disparada incita el pánico.
En cuestiones de segundos todo el lugar es un caos, pierdo de vista a los chicos y me desespero al no verlos por ningún lado, recorro el coliseo saliendo de la balancha de personas e intentar encontrarlos.
— ¡Cindy! ¡Mirian! ¡Nicolas! — los llamo sin tener éxito.
No sabia que dirección tomar, por todos lados había gente amontonada peleando, otras corriendo de un lugar a otro y mientras corría hacia la salida se empezaron a escuchar nuevamente los disparos, eso causo que el pánico se apodara dentro de mi cuerpo dejándome paralizada en medio de todo, un chico totalmente ebrio choca conmigo.
El chico me toma del brazo acercándome a su cuerpo, con su mano fría acaricia mi mejilla y sonríe ante mi intento de alejarlo.
— Suéltame — su agarre en mi cintura me lastima.
— No lo creo, esta noche nos divertiremos juntos — susurra en mi oído, causándome una sensación muy desagradable.
Estaba tan asustada, no encontraba a los chicos, un desconocido me retenía y mis ganas de llorar eran muy fuertes que empecé a soltar leves sollozos, y cuando pensé que todo acabaría, una voz algo ronca se escucha detrás de nosotros.
— Ha dicho que la sueltes — brama Ethan muy serio.
Su expresión me causa terror, sus ojos no expresan más que furia, el chico claramente no se ha dado cuenta quien es la persona que lo ha interrumpido. Entonces cuando clava su atención en el pelinegro palidece de inmediato.
Como si mi cuerpo le quemara me empuja muy fuerte antes de salir huyendo. Ethan bufa y me extiende su mano ayudándome a levantar del suelo.