- ¡Samantha, Zarah! Es hora de despertar-dice mi madre armando un alboroto en cuanto entra a la habitación.
-Es demasiado temprano-dice Zarah cuando me enderezo.
-Es necesario que nos despiertes a esta hora-digo cuando enciendo la pantalla de mi celular, son las 5:45 a. m.
-Por supuesto que sí, ¿Zarah no te avisó?
-Cierto, olvide hacerlo, ¡Hoy es nuestro primer día de clases! -dice mientras maldigo en mis adentros que no me haya mencionado ni una sola palabra.
-Bueno ahora que ya lo sabes apúrate a bañarte para que Zarah también lo haga, mientras te arreglas y organizas tus útiles. Las quiero listas a las 6:45 para que desayunen y salir de aquí a las 7:00 para llegar temprano a la escuela.
-De acuerdo, yo me baño primero-dice Zarah.
Reviso mi celular en lo que espero a que Zarah salga de ducharse, me doy cuenta de que tenía cinco mensajes, uno de Charlos, y los otros 3 de Santhiago. El de Charlos decía “Ay amiga, no tengo ni idea de qué heladería me estás hablando” estaba loco o por qué demonios fingía que no sabía nada; suspiré profundamente para calmarme y poder responderle de una manera adecuada “Entonces, tal vez el otro chico se equivocó de número, lo siento”. Genial me faltaban leer los otros cuatro, desearía dejarlos ahí sin abrir, pero mi trastorno obsesivo compulsivo no me dejaba tener el puntito de la notificación ahí.
-Terminemos con esto y veamos que dicen, “Hola, oye lamento mucho el cómo te hable la última vez, estaba un poco molesto” “Pero enserio si necesitamos hablar del tema” “Que tengas un buen primer día de clases” “Y si te parece bien podemos tener una charla sobre el tema en el descanso”- maldita sea mejor me hubiese aguantado el TOC en vez de abrir el maldito chat, lo peor es que no me quedaba de otra más que responderle.
- ¿Me veré muy grosera si lo dejo en visto? -le preguntó a Zarah terminando de alistar lo que me pondré en cuanto salga de la ducha.
-Veamos ¿qué es lo que puso Santhiago en el chat? -le muestro mi teléfono para que lea los mensajes que me ha enviado.
-Vaya, ¿me dejas decidir lo que le responderás? -lo dude un momento, dejar que Zarah responda esos mensajes puede dar señales de lo que sea, pero de nada bueno, aunque podría ayudarme demasiado a espantar a Santhiago para que me dejara de molestar o insistir en hablar por un muy buen tiempo.
-De acuerdo, pero no lo hagas de modo que me pueda joder para toda la vida- digo mientras entro al baño.
Veinte minutos después ya estoy fuera colocándome el uniforme, mientras Zarah se hace un maquillaje sencillo.
- ¿Ya le respondiste? -pregunto en un tono nervioso.
-En efecto, ya le respondí, por cierto, Charlos te respondió un mensaje que decía “Y bueno entonces ¿Cómo te llamas?” a lo cual me he tomado la libertad de responder ese mensaje al igual que los otros- dice mientras me guiña un ojo en señal de que puede ser algo bueno o demasiado malo.
- ¡Chicas el desayuno ya está totalmente listo y servido en la mesa! -escucho que mi madre nos grita haciendo que nos apresuremos para ir al comedor.
-Corre antes de que nos venga a regañar- dice Zarah guardando su cosmetiquera en la mochila.
Llegamos juntas al comedor y como siempre nos sentamos juntas, reviso mi celular para ver la hora y calcular cuánto tiempo falta para salir.
-Maldita sea solo nos quedan 5 minutos para terminar de desayunar y lavarlos los dientes- le digo a Zarah para que se apure mientras yo trato de digerir la comida lo más rápido posible sin atragantarme.
- ¿Ya acabaron chicas? -pregunta mi madre mientras vierte su taza de café en un termo y Zarah y yo nos pasamos el último bocado del desayuno.
-Si, solo nos lavamos los dientes y bajamos- afirmo por las dos.
-Bien, ¿les parece si bajo a calentar el auto en lo que ustedes terminan lo que les hace falta? -pregunta buscando las llaves del auto en una caja donde hay audífonos, carteras y un montón de llaves de quien sabe que puertas.
-De acuerdo, acabamos y bajamos rápido- dice Zarah mientras pone pasta dental en su cepillo.
-No tarden mucho- responde cerrando la puerta.
Cinco minutos después ya estamos las tres en el auto en camino a la escuela.
-Mamá ¿Puedo poner música? -pregunto entusiasmada.
-Mejor pongo el radio, tu estilo de música no tiene nada de malo, pero siendo sincera no me agrada en lo absoluto.
Volteo los ojos con desagrado lo que provoca que Zarah comience a reír.
A las 7:30 ya estábamos llegando a la escuela.
-Listo chicas, hemos llegado.
Zarah y yo bajamos del auto tomando nuestras respectivas cosas.
-Las veo al rato, se cuidan mucho- dice y nos lanza un beso con la mano.
Camino con Zarah hasta la entrada en donde todos se me quedan viendo mientras se murmuran algo al oído. Llegamos al salón el cual ya está casi lleno, lo que indica que el profesor no tarda mucho en llegar. En efecto tres minutos después ya está ahí y viene acompañado de un chico.
-Atención chicos, quiero presentarles a su nuevo compañero ¿Nos puedes decir tu nombre? -le preguntó el maestro al chico.
-Hum sí, claro- responde el chico mientras observa al profesor. -Pues mi nombre es Nicollas, Nicollas Hills.
- ¿Hay algo que nos quieras decir de ti? -pregunta el profesor.
-Por cierto, otra cosa que se me olvido mencionar es que el maestro va a anunciar tu regreso- murmura Zarah, no se para que lo murmura si de todos modos los demás también están murmurando no sé qué cosa.
- ¿Y eso que tiene de malo? -le pregunto en el mismo tono de voz.
-Que tenías que decir algo al grupo como agradecimiento ya que cuando estabas internada todos iban a visitarte y darle apoyo a tu madre.
Maldije a Zarah por no haberme avisado nada en estos días.
-Continuando con la clase, quiero anunciar el regreso oficial de Samantha Collins- dice el profesor haciéndome una seña para que me ponga de pie.