Capítulo 10

Abro la puerta principal y dejo pasar a Evelyn y Rebeca. Les indico donde está la sala y camino detrás de ellas. Al llegar, nos llevamos la sorpresa del día, pues el salón ya está ocupado por nada más y nada menos que William y sus amigotes.

—Miren a quiénes tenemos aquí, a los mismísimos Ángeles de Charlie —dice Ryan irónicamente, haciendo reír a los demás sujetos—. Señoritas, ¿qué hacen por aquí?

—Verte a ti por supuesto que no —le contesta Evelyn—.

—Me ofendes —Ryan pone la mano sobre su pecho disimulando parecer ofendido—.

Él mira fijamente a Evelyn, pero ella no está por la labor de seguirle el juego.

—Qué tal si maduras.

Evelyn sube las escaleras, orgullosa, y nosotras la seguimos. Se tumba sobre mi cama y Rebeca se sienta en el suelo apoyando su espalda contra la pared. Empieza a sollozar sorprendiéndonos a ambas.

Evelyn se acerca a la cama y le mira preocupada. Acaricio su mejilla y le levanto la barbilla para que me mire. Tiene los ojos enrojecidos de llorar tanto.

—Rebeca, ¿estás ocultándonos algo? —la miro asustada—. Dinos qué te pasa, por favor.

Rebeca cubre su rostro con las manos y empieza a llorar. Está pálida y balbucea algunas palabras que no podemos entender.

—Estoy asustada.

—¿Por qué? —pregunto tomándola de los hombros—.

—¿Recuerdan la fiesta a la que fui hace dos meses?

Niego con la cabeza, pues sinceramente no tenía idea.

—Alguien intentó abusar de mí.

Aquellas palabras me dejan helada. Mis músculos comienzan a tensarse y Evelyn se cae de la cama. Rebeca está temblando y su rostro palidece más. Me acerco a ella y la abrazo, para hacerla sentir mejor. Estamos ahí para protegerla.

Evelyn sigue en shock. Cuando se reincorpora, se acerca y la abraza también.

—¿Tienes idea de quién fue?

—No estoy segura. Estaba tan borracha que solo recuerdo que vi a Ryan sacando a un chico de la habitación.

Se limpia las lágrimas con la manga de su suéter y se levanta. Evelyn y yo no quitamos la vista de cada uno de sus movimientos.

—Prométanme que guardarán el secreto.

Hago como si cerrara una cremallera sobre mi boca.

—Voy por una jarra agua. No se muevan de aquí.

Abro la puerta y bajo las escaleras. Entro en el salón en busca de Ryan, pero solo están sentados William y John. Paso a la cocina y lleno un jarrón con agua. Subo directamente a mi habitación y me tumbo con Rebeca en la cama.

Entonces la abrazo hasta que se queda dormida y Evelyn baja a la sala a ver si podía sacarle algo a Ryan. Pasados unos minutos regresa a la habitación, se sienta en la silla de mi escritorio y me mira.

—No he podido sacarle nada. Me ha dicho exactamente lo mismo que ya sabemos.

—¿Lo estará encubriendo?

Evelyn se encoje sus hombros y niega con la cabeza.

—Ni idea.

Ambas permanecemos en silencio. Un silencio incómodo que se rompe cuando Rebeca despierta repentinamente (aunque para mí parecer nunca estuvo dormida, solo disimulaba).

—Lo único que puedo recordar es que el chico llevaba puesto una chaqueta verde con mangas blancas. La cogió del suelo después de...

—Tranquila, puedes confiar en nosotras. Estamos aquí para ayudarte, así que cuéntanoslo todo.

—Lo sé —ahora llora en mi hombro—.

—Necesitas ayuda. Tenemos que hablar con la policía.

Rebeca se levanta de un brinco y nos mira asustada.

—No tengo idea de quién fue y tampoco tengo pruebas. Nadie querrá creer todo lo que yo diga.

—Seguro que alguien lo vio y puede ayudarte a corroborarlo.

—¿Y si solo vamos a dar una vuelta? —pregunta cambiando de conversación bruscamente—. Necesito tomar el aire.

Sale de la habitación antes de que podamos decir nada. Moramos por la ventana y caemos en cuenta que está lloviendo. Bajamos corriendo por Rebeca. La encontramos sentada bajo la lluvia mirando el cielo con ojos desubicados.

—Esto es relajante.

Apunta al suelo con el dedo para que la acompañemos. Niego con la cabeza y le ofrezco mi mano para ayudarle a levantarse.