Sin miedo a amar

Capítulo 29

Me levanto de la cama lentamente para no despertar a William y me asomo por la puerta para descubrir de quién son las voces que se oyen en el pasillo. Entro en mi habitación y me pongo ropa más decente.

Cuando salgo al pasillo ya no escucho esas voces.

Llamo a la puerta de la habitación de Manuel, pero no recibo una respuesta de su parte. Bajo las escaleras y lo busco por toda la casa. Necesito saber que está bien. Ayer se puso mal al enterarse de lo de Ismael y me gustaría estar ahí para él, ser su apoyo.

Finalmente lo encuentro desayunando en el patio, pero no está solo, ya están todos sentados a la mesa. Camino hacia ellos, pero me detengo cuando veo que tenemos un invitado inesperado.

Mi madre levanta la mirada de su libro y señala la silla que hay a su lado para que me siente.

—Mamá —me acerco a ella para que nadie pueda escucharme—. ¿Eres consciente de quién está sentado junto a Joel en este momento?

Ella asiente y mira a Manuel. Dirijo mi mirada a él y compruebo que su cuerpo esta rígido. Cada vez que habla con Ismael es precavido con sus palabras.

—Yo estoy tan sorprendida como tú, pero está haciendo negocios con Joel y he prometido no meterme en sus asuntos. Mientras no se acerque a ustedes no pasará nada.

El problema es que ella no sabe cuánto tiempo lleva aquí en la ciudad y no me fio ni un pelo de él. En qué momento este hombre pensó que lo mejor era volver a la vida de Manuel.

Para no tener que aguantar más tiempo allí mi madre me pide ayuda en la cocina y la acompaño dejándolos a los dos solos con Ismael.

—¿Sabías que lleva varios meses en la ciudad?

Mi madre me mira incrédula y deja la comida en la encimera. Esto ya no solo se trata de cómo pueda estar mi hermano ante la vuelta de Ismael si no cómo a mi madre le afecta que vuelva a nuestras vidas.

—Acompáñame a tu habitación. Necesitas tumbarte.

Caminamos por el pasillo en silencio y abro la puerta de su habitación. La ayudo a tumbarse en la cama y acomodo su almohada.

—Yo me encargo de la comida no te preocupes por nada —me acerco a ella y beso su frente—. Descansa.

—Gracias cariño.

Cierro la puerta y me dirijo a la cocina. Hago varios viajes hasta que dejo todo en la mesa y me asomo al jardín para avisarles de que la comida ya está preparada.

Subo las escaleras corriendo y abro la puerta de mi habitación en silencio. Me acerco a la cama y me tumbo al lado de William.

—Te necesito abajo —beso sus labios varias veces para que abra los ojos—.

—¿Qué pasa?

—Ha venido Ismael.

Él se reincorpora rápidamente y me mira.

—Dame un segundo.

Se levanta de la cama y se viste con la misma ropa que ayer. Nos dirigimos al comedor donde ya están todos sentados y con los platos llenos de comida. Cuando Joel ve a su hijo se levanta de la mesa y se acerca a él.

—Hijo…

Rompe la distancia que los separa y con miedo lo abraza. William no opone resistencia y posa sus manos en su espalda. Joel se separa de William para poder dirigirse a mí.

—¿Tu madre no se encuentra bien?

Niego con la cabeza.

—Necesita descansar.

Joel asiente y llena la copa de Ismael de vino. Manuel se ha sentado lo más alejado que ha podido de él y yo me siento a su lado.

—Tienes una casa muy bonita, Joel. Voy a tener que invitarte yo a la mía.

—No es necesario. Siempre me gusta invitar a mis clientes y hablar con ellos tranquilamente fuera de la oficina.

Manuel y yo nos servimos la comida en silencio e intentamos no llamar la atención para pasar desapercibidos. No sirve de nada ya que Ismael se gira hacia nosotros y hace una pregunta que hiela la sangre de mi hermano.

—¿Cómo te va en el ejército?

Manuel aprieta los puños y muestra una de sus peores sonrisas para responderle.

—Me he tomado un descanso.

—¡Oh! —exclama Ismael sorprendido—. Supongo que te has cansado, como de todo lo que haces.

Manuel arrastra la silla llamando la atención de todos. Ese comentario ha colmado su paciencia. Suelta la servilleta sobre la mesa y se disculpa antes de marcharse de la habitación. Joel mira a Ismael perplejo por lo que acaba de pasar, pero sorprendentemente no comenta nada sobre el tema. ¿De verdad no se pregunta por qué Cooper conoce esa información sobre Manuel?

Terminamos de comer en silencio. Ismael se levanta de la silla y Joel le acompaña hacia la puerta. Aprovecho para recoger la mesa junto a William y paso por la habitación de Manuel para ver como está. En cuanto me siento en la cama sus brazos rodean mi cuerpo y posa su cabeza en mis piernas.

—Ya se ha marchado.

Manuel niega con la cabeza y se levanta para poder mirarme a los ojos.




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