–Vamos Isa, será divertido –Elizabeth me ha estado insistiendo mucho en, que la acompañe a una cita con el chico que la estaba acompañando la otra noche, una noche de la cual me quiero olvidar. Por lo que paso con aquellos sujetos, pero también por aquel extraño suceso que me salvo no sé si habré visto bien mi vista estaba nublada y además la oscuridad de la noche no favorecía, y aun así me pareció que aquel ser que me salvo tenia alas. No se me acurre nada más, porque apareció de la nada del cielo.
Incluso cuando perdí el conocimiento, por unos instantes puede sentir como si algo me abrigara algo cálido, tan suave y caliente como cuando los primeros rayos del sol golpean en tu rostro. Todavía recuerdo ese momento, incluso el aroma que percibía me era agradable y sobre todo muy familiar estaba feliz y a la vez tristeza, una gran tristeza se había apoderado de mí varias lagrimas brotaron de mis ojos sin ningún motivo. ¿No entendía por qué lloraba? ¿No entendía por qué ese aroma me ponía feliz y nostálgica? Solo sé que quiero saber quién era aquel ser, y preguntarle muchas cosas que taladran mi cabeza.
–Vamos, vamos –me sigue insistiendo Elizabeth.
–Está bien. Deja de zarandearme –digo rendida ante su insistencia.
–Eso es –dice abrazándome –vamos prepárate que salimos en este momento.
Me empuja hasta su cuarto para arreglarme un poco, después de un rato de arreglarnos salimos de su casa subiendo a su auto que enciende partiendo de su casa. Recorrimos la ciudad hasta que le pregunto.
–¿Dónde los vas a ver? –pregunto.
–En la cafetería que esta frente al parque –responde con entusiasmo. –Y… –hace una pausa algo larga, a la cual intuyo que algo no está bien.
–Dilo de una vez –digo seria.
–Prometió que llevaría a un amigo –dice suave y me siento traicionada, después de lo que viví la otra noche y ahora me sale con esto.
–Elizabeth –digo algo molesta.
–Tranquila –me dice con calma –Lucas me ha contado, que es alguien muy guapo y amable.
–Eso no viene al tema –digo cortante –sabes bien lo que paso hace poco –hablo con la voz dura mirando al frente.
–Isa te prometo. Que si te sientes incomoda, en la cita note retendré y te dejare ir. Pero no te cierres –me dice, a lo que asiento con la cabeza confirmando sus palabras.
Seguimos conduciendo por la ciudad hasta que llegamos al parque, veo algunas personas caminando tranquilamente ahí otras se toman fotos en la pileta y algunas que caminan por las aceras.
–Llegamos –digo sin nada de ánimo.
–Isa, anímate un poco sí –dice Elizabeth bajando del auto, hago lo mismo cerrando la puerta tras bajar en lo que Elizabeth enciende la alarma de su auto caminamos un poco hasta llegar, a la cafetería.
Y ese aroma tan familiar que percibo llega a mis fosas nasales, haciendo que mis sentidos de todo mi cuerpo llenen de ese aroma talvez no fue mala idea venir aquí. Veo a dos chicos en la puerta de la entrada de la cafetería, reconozco a Lucas el nuevo chico que le gusta a Elizabeth, al otro no lo conozco para nada y aun así siento que lo conozco de algún lado mi cabeza da vueltas tratando de recordar donde. Mientras nos acercamos, sigo pensando haciendo que me duela la cabeza de tanto pensar de donde lo conozco.
–Lucas hola –saluda Elizabeth. A su chico que le trae en las nubes desde el día que me lo presento –llegas antes de tiempo. Él es tu amigo. –se dirige a chico frente la puerta de entrada de la cafetería. Por alguna razón mi corazón no para de latir y su aroma no deja de hacerme sentí feliz y triste.
~ ¿Por qué? ~digo dentro de mi cabeza. Siento que las lágrimas amenazan con salir de mis ojos e intento reprimirlas.
–Si es mi amigo Daniel –dice Lucas con ánimo. Miro atenta al amigo de Lucas, que sigue frente la puerta sin voltearse. Y no sé porque siento algo extraño cuando dijo que su nombre era Daniel. No sé porque siento que ese no es su nombre real.
–Mucho gusto –escucho que dice Elizabeth llena de ánimo –ella es mi amiga Isabela –me presenta ante ellos poniendo su mano sobre mi hombro
–Hola mucho gusto –digo con la voz algo suave, sin desviar mi atención de Daniel si es que es su verdadero nombre.
–Hey Daniel. Te vas a quedar ahí –dice Lucas, devolviendo a la realidad a su amigo que ha estado todo el tiempo frente a esa puerta desde que llegamos.
–Ah, disculpen –dice empujando la puerta ingresando al local y camina hacia una mesa vacía sentándose en ella, noto que sus ojos están cerrados. Y me pregunto si tiene algún problema visual, al no abrir sus ojos. Elizabeth, Lucas y yo lo quedamos mirando confundidos sin comprender ¿Por qué cierra los ojos?
–Daniel ¿Por qué cierras los ojos? –me pregunta Lucas. A lo cual espero con impaciencia su repuesta.
–Estoy algo cansado –dice suave –parece que mis ojos están agotados y no se siente bien con la luz. –¿Por qué siento que esta mintiendo? Esa no es razón suficiente para mantener los ojos cerrados, hay algo en él que no encaja y tiene que ver con sus palabras. No las creo en absoluto –Ah cierto, tengo algo que hacer me tengo que ir. No se preocupen yo pago todo lo que consuman aquí. –dice levantándose huyendo de la mesa acercándose al camarero mi vista se va con él.
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Editado: 07.06.2022