Sin Mirarte Ni Tocarte

ISABELA

Ha pasado algunos días desde que conocí al amigo de Lucas. Daniel, no sé porque ¿Por qué lo tengo presente? ¿Por qué siento que lo conozco? Desde ese día no he dejado de pensar en él, en como su aroma me llega hasta cada rincón de mi cuerpo admito que su olor es mi favorito y quiero seguir respirándolo cada instante. Y no puedo, no lo he vuelto a ver y solo tengo el recuerdo de su aroma aún sigo pensando que lo conozco de algún lado. No puedo explicar lo que sentí cuando lo vi en la entrada de la cafetería de solo verlo su aroma y presencia, me hicieron sentir tantos sentimientos de felicidad y tristeza.

Dentro de mi corazón estallaba de felicidad y lloraba de tristeza, una extraña combinación de emociones sentir algo así por alguien que conoces unos minutos, pero sientes que lo conoces toda la vida. Camino por el pasillo del hospital, cuando veo a la doctora Martha salir de su consultorio cierra la puerta y su mirada se encuentra conmigo –Isabela me alegro de verte –dice acercándose a mí –ven necesito tu ayuda en este momento. Me toma de la mano llevándome con rapidez por el pasillo.

–¿A dónde me lleva doctora? –pregunto al notar que su mano esta tensa, y aun así siento mucha tranquilidad de su parte.

–Una mujer está llegando en labor de parto. Necesito de tu ayuda –contesta rápido. Llegamos a la sala de partos donde comienza a preparar el equipo tardamos un poco en preparar el equipo. –Muy bien vamos a recibir a la futura madre. –Salimos corriendo llegando a la sala principal donde después de unos, minutos vemos llegar a los paramédicos con la paciente en la camilla –¿Cómo está? –pregunta la doctora.

–Sus contracciones son más frecuentes –dice el paramédico.

–Llévenla a la sala de partos ya está listo –ellos asienten llevando a la señora a la sala de partos la doctora se mueve rápido y yo voy tras de ella al doblar en la esquina miro salir a cierto doctor que no me es agradable en nada. El doctor Estefano Ruiz. Este doctor como ya dije no me agrada, desde que llegué aquí con Eli no ha parado de lanzarme miradas coquetas incluso se ha insinuado conmigo en más de una ocasión.

–Pasante Isabela necesito de su ayuda –dice mirándome fijamente.

Siento un escalofrió recorrer mi espalda, lo que menos quiero es quedarme a solas con él –Lo siento doctor Ruiz, pero ella está conmigo –interviene la doctora Martha, mentalmente se le agradezco por su intercepción. –Rápido Isabela.

–Si doctora –contesto en eso noto como, el doctor Ruiz me queda mirando fijamente con algo de molestia omito sus reacciones y voy directo hacia la sala de parto.

Donde la señora ya estaba en la camilla, en la posición correcta para comenzar con el alumbramiento veo que la doctora se comienza a listar para realizar su trabajo. Puesto todo el equipo se acerca a la señora y comienza a ver si ya hay dilatación –muy bien, hay buen nivel de dilatación. Señora necesito que puje. –La señora empieza a pujar con fuerza hasta que después de varios esfuerzos, y de mucho tiempo finalmente podemos ver la cabeza del bebé –eso es señora, ya puedo la cabecita de su bebé siga pujando –dice la doctora.

Yo siento muchas cosas al ver esta escena, la primera es la felicidad que siento por ser madre y la segunda es un miedo que me invade por lo terrible y doloroso que es el parto. El cuerpo de bebé ya se puede ver –Isabela pásame las mantas –pide la doctora y rápido le entrego unas mantas limpias y con el último esfuerzo de la señora su bebé nace con un fuerte llanto. –Felicidades es un varón sano y fuerte. –La doctora corta el cordón umbilical y nos lo entrega para limpiarlo, cubriéndolo con la ropita que han traído entregándoselo a su madre que lo mira con mucha ternura y felicidad –lleven a la señora a otra habitación –pide la doctora a los enfermeros, que sacan a la madre y su hijo de la sala de partos –buen trabajo Isabela, me sorprende que estuvieras tan tranquila –habla con mucho alago.

–Gracias, aunque la verdad también está nerviosa. Es la primera vez que estoy en una situación así –empiezo a quitarme los implementos.

–Aun así, lo hiciste bien. –ella también empieza a quitarse sus implementos –muchos de los que han participado en este caso, se han desmayado. Hombre y mujeres –deja todo el equipo sobre el mesón –muy vamos hay que limpiarnos.

Salimos del cuarto y vamos hacia su consultorio, donde ella tiene un baño privado entra primero a limpiarse sale después de un rato con un nuevo uniforme –bien entra, y tomate un descanso –dice la doctora saliendo de su consultorio.

–Gracias doctora –digo cuando ella sale tomo mi mochila ingresando al baño. Y tiene una regadera en ese pienso que es mejor darme un baño.

Por lo que me comienzo a desvestir quedando en ropa interior, doble mi uniforme y lo coloco sobre el tanque del inodoro. Antes siempre vengo preparada para todo, traje mi otro uniforme y otra ropa interior, ingreso a la ducha abriendo las llaves haciendo que el agua caiga sobre mi cuerpo me baño rápido y salgo para secarme con mi toalla que traje, comienzo a secarme el cabello y todo mi cuerpo me coloco mi otro uniforme y salgo del baño arreglando algunas partes que están arrugadas, en eso me doy un salto de susto al ver a cierto doctor mirándome de manera lujuriosa. Una sonrisa perversa se extiende por su rostro, rápido arreglo mi ropa.

–Doctor ¿Qué hace aquí? –digo algo nerviosa.

–Buscaba a la doctora Martha –dice con tranquilidad, pero siento que está mintiendo cada parte de mi me dice que me mantenga alejado de este tipo –pero jamás pensé encontrar contigo –se acerca despacio –dime que intentas hacer. Acaso quieres seducirme. –Ahora si me desagrado por completo y más todavía cuando toma de mi mentón e intenta besarme a lo que me suelto rápido alejándome de él saliendo del consultorio.




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