Sin Mirarte Ni Tocarte

ISABELA

Me despierto temprano voy hacia al baño hacer mis necesidades, en lo que me ducho y arreglo el uniforme para el hospital me demoro unos veinte y cinco minutos en eso me preparo un rápido desayuno lo defino como un pan integral, vaso de yogurt y dos huevos hervidos. Cepillo mis dientes dejando todo ordenado en mi pequeño cuarto salgo hacia la calle, a esperar a Eli que viene a recogerme espero unos minutos en ese lapso de tiempo varias personas pasan delante de mí, pero también un grupo de sujetos pasan corriendo al otro lado de la calle de todos ellos dos los movieron sus cabezas en dirección mía. Los miro atenta a lo que se percatan, de mi mirada sobre ellos volviendo sus rostros hacia al frente en eso escucho el claxon de un auto veo el auto de Daniel asomar, siendo conducido por Lucas junto a Elizabeth que viene con una gran sonrisa en el rostro.

–Buenos días linda –me saluda Eli.

–Hola Isabela –Lucas me saluda con la palma de la mano extendida –buenos días.

–Ah, hola chicos –respondo en lo que centro mi atención atrás notando que están vacíos. Esperaba ver a Daniel sentado ahí.

–Sube –dice Eli.

Entro al auto que se pone en marcha –¿Por qué vienes con Lucas? –pregunto.

–Bueno, por estos días seré su chofer personal –responde Lucas.

–Daniel, se molestará al saber que usas su auto para estas cosas –respondo.

–Pues mi querida señorita, lamento decirle que este bebé ya es mío –dice con emoción Lucas –ahora si puedo hacerle las modificaciones que he querido hacerle.

–¿Cómo cuáles? –pregunta Eli.

–Ya verás –dice Lucas mirándola de forma seductora. Y ella responde de la misma forma. Siento que yo salgo sobrando entre ellos, el viaje continuo en silencio hasta llegar al hospital. Lucas se detiene afuera del estacionamiento, se despide de Eli con un beso bien cargado de pasión, a lo que yo solo desvió la atención. Me molesta cuando alguien come pan delante del pobre –regreso por ustedes en la tarde chicas. –termina diciendo.

–Gracias amor, aquí te esperamos –contesta Eli.

–Gracias –digo molesta con la mirada hacia otro lado. Lucas sale de nuestra presencia perdiéndose en la esquina, a lo que miro a Eli que todavía sigue con una sonrisa apasionada noto que irradia una felicidad que desborda. Dándome cuenta de que ella y Lucas comieron un delicioso postre ayer. –Eli. Por favor, podrías dejar esa mirada. Me empieza a dar celos –suelto directo, dando vuelta para entrando al terreno del hospital.

–¡Ay Isa! ¡Que aguafiestas eres! –dice tomando la misma dirección.

–¿Cómo fue? –pregunto no puedo evitar mi curiosidad.

–Fue maravilloso –dice con emoción que grita, al punto de llamar la atención de los guardias que nos quedan mirando –Lucas es un sueño.

–En verdad te envidio –digo con sinceridad.

–Isa. Descuida ya aparecerá alguien que haga vibrar tu corazón –dice dándome un abrazo.

Para mí ya apareció y es Daniel que ni siquiera me mira, pero cada vez que estoy junto él mi corazón brinca de felicidad y al mismo tiempo siento mucha tristeza. Al entrar al hospital unos aplausos me sacan, de mis pensamientos algunas de las enfermeras se acercan a nosotras abrazándonos mientras nos dan las gracias estoy algo desorientada.

–Chicas se lo agradecemos –dice Elena una de las enfermeras que trabaja en la recepción. –Gracias por librarnos de ese tipo.

–Si –responde Sofía –ninguna de nosotras intentamos nada contra él, por el cargo y prestigio que tenía en este hospital –se lo agradecemos chicas.

Otras enfermeras se acercan a nosotras, para agradecer mientras nos abrazan en eso llega la doctora Martha se pone orden en el lugar, todas se despiden de nosotras volviendo a sus lugares de trabajo. La doctora nos mira un poco.

–Son sus heroínas –dice suave. La miramos un momento –todas esas señoritas, habían sido acosadas por el doctor Ruiz. Cuando ustedes hablaron, ellas también lo hicieron por lo que el director del hospital despidió de inmediato al doctor. Chicas le agradezco, de no ser por ustedes esto nunca saldría a la luz.

–¡Qué bueno que pudimos ayudar! –dice Eli –vamos Isa hay trabajo que hacer.  

Fuimos hasta el consultorio de la doctora para registrar nuestro ingreso, y nos pusimos a trabajar en las diferentes áreas del hospital es un trabajo agotador, pero esta es la carrera que nosotras elegimos y nos desenvolvemos bien. Pasa el tiempo en que tanto Eli como yo recibimos agradecimientos, del personal de enfermería en especial de las chicas, sigo trabajando y en eso me piden que saque a una señora a tomar algo de sol al jardín. Llevo a la señora de edad avanzada, en silla de ruedas hacia el jardín del hospital hace un clima agradable voy llevando despacio a la señora que parece, sentirse bien con esta brisa cálida nos detenemos en una silla de madera larga donde descanso, colocando a la señora junto a mí. Miro al cielo las nubes blancas que atraviesan el azul claro de este día, los pequeños haces de luz solar atravesar por medio de las hojas.

–No se preocupe señorita –escucho decir a la señora –esta vez ustedes estarán juntos.

La miro sin entender –no tengo novio –respondo –todavía no aparecido.




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