Sin Mis Chicos (sc Libro#2)

2. Times Square

Lucy

-¡Al fin llegas Lucy! -Stella exclama acercándose a mí en la entrada. -Hasta había pensado que no ibas a venir hoy.

Stella es mi compañera acá en el salón de belleza en el que trabajo desde hace un par de meses. Sí, tal vez vivo con mis padres en su apartamento en Nueva York y no tengo que pagar renta ni nada parecido, pero me apetecía ganarme mi propio dinero para cualquier otra necesidad o capricho. No quiero depender al 100% de mis padres.

La verdad que me gusta mucho trabajar aquí. De lo que me encargo es de la limpieza de suelos, sillas, utensilios para el cabello y demás. Colocar productos en las vitrinas, atiendo clientes en el mostrador y ayudo a las estilistas a preparar tintes o cosas por el estilo. Me pagan treinta dólares la hora y trabajo alrededor de cuatro a cinco horas diarias después de la universidad así que estoy muy cómoda acá.

-Perdón, es que perdí el primer metro y tuve que esperar quince minutos a que el siguiente viniera. -me excuso dirigiéndome a los casilleros para dejar mis cosas antes de ir en busca de la escoba y un trapo.

-Apúrate que pronto vendrá la Golum y sabes muy bien que no le gusta ver ni un solo pelo en el suelo. -La chica me habla

-¿Vendrá otra vez esta semana? -le pregunto a Stella mientras comenzamos a limpiar los espejos.

-Sí, se le quebró una uña a nuestra clienta más fiel... y eso que el lunes se las colocó. -se burla, entonces solo me limito a reír mientras sigo con mi trabajo. -¿Pasó algo en especial contigo? -La morena me pregunta.

-¿Por qué la pregunta?

-Bueno, te noto bastante animada y no tienes tu cara de culo de todos los días. -entrecierra los ojos y se inclina hacia el frente en mi dirección.

-¿De verdad?

-Sí, señorita, cuente chisme. -dice y se acomoda en la silla que tiene enfrente en donde se atienden las clientas.

-Párate de ahí, Edward se va a enojar si te ve acaparando el asiento en donde alguien puede estar siendo atendido. -le digo y le golpeo la pierna con el trapo que tengo en la mano. Ella rueda los ojos.

-No evites mi pregunta, dime qué te tiene tan feliz. -insiste levantándose de su lugar.

-Mi novio llegó anoche de Londres, ¿Contenta? -respondo dándole la espalda.

-¿El chico lindo de las fotos? -pregunta colocándose a mi lado, la veo a través del espejo y luego la fulmino con la mirada. -No te pongas celosa, que diga que es lindo no significa que me vaya a meter con él. Además está muy chiquito para mí.

-Mejor sigamos trabajando, ¿sí? -le pido, para que me ayude a guardar los peines y cepillos que están en la mesa.

-Seguramente ayer tuvieron una noche salvaje... eso explicaría tu repentino cambio humorístico. -pronuncia y me siento avergonzada un momento, pero no le digo nada. -Tu silencio es un "sí" definitivo para mí.

-¡Stella! -escuchamos la voz de Edward, nuestro jefe, saliendo de su oficina. La morena se gira con desagrado y pereza hacia él.

-¿Qué? -pregunta con un tono aburrido.

-¿Qué te he dicho de responder así a tus mayores? -Pronuncia molesto mientras llevaba sus manos a sus caderas dramáticamente.

-Perdón, pues. ¿Qué sucede?

-Ve a buscar a Wanda en el área de manicura, dile que Petra vendrá en media hora y ya sabes que ella es su favorita y la única a la que permite tocarle las manos, así que rápido. -le ordena comenzando a chasquear los dedos, yo solo río mientras veo a mi compañera caminar a rastras al otro lado del local donde se trabaja con uñas.

Hoy hay mucho trabajo que hacer y no debo perder el tiempo.

 

***
 

 

-¡Nico! ¡Llegué! -grito desde la entrada del apartamento mientras me quito el abrigo, las botas y el gorro. Afuera está lleno de nieve y hace un frío infernal.

-Al fin, ya me estaba aburriendo yo solito. -lo escucho hablar desde la cocina. Luego lo veo salir de esta. Va vestido con una camiseta gris que se ajusta en los lugares correctos, un pantalón negro entallado y pantuflas. -¿Qué tal tu día? -me pregunta en cuanto se encuentra frente a mí. Le doy un casto beso en los labios y sonrío.

-Bastante bien y como hoy es viernes... tengo un cheque que gastar en nuestra salida de hoy.

-¿Me invitarás a comer a ese lugar maravilloso del que siempre me hablas? -pregunta llevando una mano a mi cintura.

-Sí, te demostraré que Nueva York ya es mi segundo hogar -sonrío orgullosa, este imita mi gesto. Aquellos pequeños huecos en sus mejillas se forman de inmediato, me es inevitable no llevar mis dedos a sus hoyuelos.

-¡No toques! -chilla intentando apartarse. Amo molestarlo con eso.

 

***

 

-¿Todos los días tienes que viajar hasta acá? -Nicolás me pregunta mientras salimos del metro.

-Sí, por eso debo salir como mínimo una hora antes y procurar no perderme el metro. -le respondo y tomo su mano para poder guiarnos entre el gentío que entra y sale del tren.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.