Sin Mis Chicos (sc Libro#2)

10. Lucy la cupido

Nicolás

Despedirme de Lucy es la cosa más difícil. No quiero soltarla, pero debo hacerlo. Sucede lo mismo la primera vez que nos separamos hace un par de meses y es que es complicado mantener nuestra relación así. Es realmente difícil ya no poder salir a pasear todas las semanas o besarla cada vez que se me antojaba. Claro que ahora nos las ingeniamos para hacer actividades como ver películas o series juntos por videollamada, sin embargo no es igual en lo absoluto.

Haber convertido a aquella chica malhumorada que me recibió en el colegio, a esta Lucy sentimental es algo que me enorgullece. Algo que me hace sentir realmente especial porque prácticamente soy su primer amor en la vida y eso ya es un privilegio. Por esa razón quiero pasar muchísimo más tiempo a su lado, pero nuestros estudios nos lo impiden.

Al menos siento que disfruté cada segundo que tuvimos para hacer muchas cosas que ya extrañaba, principalmente molestarla, abrazarla, besarla... Dios, besarla es lo mejor y lo que más falta me hace. Sin embargo, creo que extrañarnos un poco es lo que da cierta emoción a la relación y me gusta.

Por otro lado, tengo a Gisele al teléfono, ya me encuentro en el aeropuerto en busca de mi maleta y quiero avisarle a mi hermana que ya he aterrizado. Sin embargo, no contesta. Al ver la hora, allá sigue siendo temprano así que se me hace muy raro que no responda. Opto por llamar a papá en espera de que no esté ocupado, otra vez, nadie atiende. Tere es mi tercera opción.

-¡Hola, Nico! ¿Qué tal? -me saluda con grandes ánimos.

-Hola, realmente bien, acabo de llegar al aeropuerto acá en Londres. De hecho estaba llamando a Gisele, pero no contestaba, tampoco papá. ¿Estás con alguno de ellos?

-Ah, sí, Gis me está ayudándome con Amber, seguramente tiene su celular lejos... En cuanto a Lance, ni idea, salió hace rato a comprar unas cosas que mamá necesitaba en la cocina. -me avisa y yo suelto aire.

-¿Les avisas que ya estoy acá? Te lo agradecería muchísimo.

-Claro, no hay problema.

-Dale un abrazo de mi parte a tu pequeña. -digo y sonrío ligeramente.

-Lo haré, tú ve tranquilo.

-Gracias, Tere.

-No hay de qué. -responde y nos despedimos antes de colgar.

Tomo mi maleta de la cinta transportadora y comienzo a caminar por los pasillos llenos de gente hasta la salida en donde a lo lejos puedo ver a Peyton parada junto con Ethan caminando lado a lado mientras hablan animadamente.

El cabello rojizo de mi mejor amiga está perfectamente alisado con las puntas rizadas, también lleva un gorrito de lana color blanco y una bufanda a juego con su gabardina beige y botas negras.

En cambio el castaño a su lado, lleva una chaqueta acolchada negra, jeans y botas del mismo color y una bufanda roja, es prácticamente lo único que resalta en su vestimenta monótona. Me sorprende no verlo con su cabellera multicolor la cual ha estado utilizando estos últimos meses, ahora está teñido en un café oscuro muy parecido a su tono natural, pero un poco más cobrizo, esto de alguna manera le da un aspecto fresco y maduro. Algo que claramente no es, aunque no se ve mal... solo un poco extraño para alguien como él.

Les hago señas y de inmediato me notan. Peyton es la primera en hacerlo y le avisa aquello al chico para luego acercarse a paso apresurado en mi dirección. Sonrío y también avanzo hasta estar lo suficientemente cerca para abrazar a ambos.

-Hermano, me hiciste muchísima falta cabeza de carbón. -el chico me dice regresando a utilizar aquel apodo que me da tanta gracia. Desde pequeño me llamaba así por el color de mi cabello según él.

-Solo fueron dos semanas, ¿tanto me extrañaste?

-Pues obvio, incluso cometí el pecado de teñirme el pelo así. -dice y señala su cabeza. -Fosforito me obligó a que fingiera ser su novio otra vez. -Esta vez, su dedo apunta a Peyton quien se cruza de brazos mientras alza una ceja.

-¿Otra vez fingieron que eran novios? -le pregunto al chico, sin embargo Peyton es la que responde.

-Fue la medida desesperada de siempre... solo quería volver a cerrarles la boca a las víboras de mis tías que creen que por querer ser detective no lograré nada en la vida.

-Pero está mal que les hagas creer lo mismo una y otra vez, ya te lo he dicho Pey, no tienes que demostrarle nada a nadie, menos mentirles con esto. -le digo y tomo sus hombros con ambas manos.

-Lo sé pero detesto a esas tipas y que crean que llevo una "relación estable" desde hace un año y medio ya es suficiente razón para que no comenten más acerca de mi vida y mis decisiones.

-Lo entiendo, pero, ¿Ethan qué gana con que lo utilices?

-¿Comida gratis?

-Y treinta libras. -El chico habla cerca de mi oreja mientras toma mis hombros por detrás.

-Claro, Ethan siempre está haciendo cualquier cosa a cambio de comida y dinero extra. -Ruedo los ojos y lo veo.

-¿Qué? Los ingresos extras caen bien a mi billetera. -replica soltándome. Lo ignoro y me vuelvo hacia la chica.

-Yo solo quiero que la familia de mi madrastra me deje en paz. Ya sabes cómo son y a papá no le importa, lo que le interesa es su esposa quince años menor. Yo estoy extra ahí. -reclama y sigue con sus brazos cruzados, pero esta vez con la mirada perdida y un tanto apagada. -Crear apariencias es lo único que me queda por hacer.




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