Sin Mis Chicos (sc Libro#2)

15. Buena cuñada

Nicolás

Despierto y me estiro en mi lugar, quiero volverme a acomodar, pero mi alarma no deja de sonar en un volumen no demasiado alto. Abro los ojos ligeramente y busco el aparato hasta dar finalmente con él y apagar el molesto ruido. Deseo volver a dormir, sin embargo tengo clases y había planeado salir a correr antes que nada. Anoche nos habíamos quedado hasta bastante tarde haciendo prácticamente nada, por lo cual me siento pesado y sumamente cansado.

Bostezo y tomo toda mi fuerza de voluntad para levantarme del colchón inflable que se encuentra instalado en el salón principal de la casa de mi mejor amigo. Peyton está a mi lado, pero dándome la espalda y abraza como peluche a Ethan quien no luce nada incómodo ante los brazos de nuestra amiga a pesar de que parece que lo asfixiaba en cualquier instante. Sinceramente dormir con la pelirroja no es una experiencia muy bonita que digamos, ya que aunque esté profundamente dormida, tiene mucha fuerza. Tuve suerte de no haber sido la víctima de anoche.

Como puedo, me levanto y voy en busca de la mochila que traje con mis cosas. Me lavo el rostro, los dientes y hago mis necesidades. No tardo mucho en ponerme mi ropa deportiva y salgo de la casa a dar un par de vueltas y despejar mi mente. El aire está frío, pero se siente bastante bien la frescura en mi piel ligeramente sudada. Aún es temprano y el sol apenas da luz, sin embargo es suficiente para poder ver los alrededores sin ningún problema. Estar en Londres me hace muy feliz a pesar de tener lejos a mi familia y a mi novia. No obstante, tengo a mis mejores amigos conmigo y con eso me conformo.

También puedo visitar a mamá y dejarle flores.

Regreso a casa de Ethan luego de haber corrido alrededor de dos kilómetros. Todavía hay tiempo para comer y tomar una larga ducha.

-Quítate maldito Koala. -Ethan se queja tratando de apartarse de Peyton y la prisión de sus brazos.

-Será mejor que no la molestes todavía. -Le advierto y veo cómo ella frunce el ceño, aún dormida y aprieta su agarre alrededor del cuello del castaño.

-Me va a matar antes de que pueda despertarla. -me dice mientras intenta tomar aire.

-Cálmate ¿sí? Ya te ayudo. -le digo y voy en busca de mi mochila con mi ropa.

-¿A dónde vas? -chilla él en cuanto me ve dirigirme al pasillo en donde se encuentra el baño.

-A ducharme, salí a correr y necesito enfriarme. -le digo y lo escucho insultarme antes de meterme en el baño.

 

***

 

-Qué sueño. -Peyton dice en un bostezo mientras Ethan la fulmina con la mirada y se masajea el cuello.

-¿Segura que quieres ser criminóloga? Porque sinceramente si sigues así, la criminal va a terminar siendo tú. -Él se queja y yo suelto una risa.

-Deja de chillar, me irritas la mañana.

-Buenos días, chicos. -La madre de Ethan hace presencia en la cocina con una gran sonrisa. Su cabello castaño claro cae por su espalda en una coleta alta y perfectamente maquillada.

La madre de Ethan es una mujer muy amorosa y tranquila. Siempre me ha querido a mí y a mi hermana como parte de su familia, lo cual le agradeceré toda la vida y le apreciamos demasiado.

-Buenos días. -respondemos los tres al unísono.

-Ethan, esa postura. -regaña a su hijo, este bufa y se endereza en su lugar haciendo a su madre sonreír. -¿Tienes clases temprano? -me pregunta colocándose a mi lado mientras yo preparo el desayuno.

-Sí, me quedan poco más de cuarenta minutos para comer e irme. -le informo y sonrío.

-¿Y tú Pey? -le pregunta a la pelirroja quien sigue medio adormilada.

-Tengo hasta en la tarde. -suelta otro bostezo y se restriega los ojos. -Pude haberme quedado dormida otro rato, pero su queridísimo hijo me despertó. -dice y fulmina con la mirada a Ethan quien en un gesto infantil, le saca la lengua a la chica.

-Sí, muy maduro E. -ella rueda los ojos y se estira.

-¿Cuándo aquí yo he sido maduro? -él replica.

-Nunca. -su madre responde y suelta una risa. -Por cierto, tu hermano me habló anoche y dice que vendrá dentro de unos días. -le anuncia mientras yo sirvo el desayuno en los platos. He hecho un poco para todos.

-¿Viene el traidor? -responde con fingida emoción.

-No llames a Joan de esa manera. Ya te lo he dicho. -su madre le riñe y él solo suelta un bufido.

-No me digas que no le diga así, quebrantó totalmente mi confianza cuando empezó a salir con la chica que me gustaba y encima ahora van a casarse, ¿Cómo quieres que no me enoje con su presencia? -objeta y se cruza de brazos, realmente molesto.

-Ya pasaron dos años y medio cariño... creo que ya deberían hacer las paces.

-Mamá, él sabía todo, se lo dije, con detalles incluso. Fueron meses que desperdicié tratando de impresionarla para que de un día para otro me dijera que llevaba semanas saliendo con ella y que supuestamente no se había dado cuenta de que era mi chica, claro que lo sabía, solo se hizo el tonto y ni siquiera se disculpó al respecto. Se volvió el engrandecido y por eso se marchó de casa, porque el cabeza dura no quería decirme a la cara su traición.

-Ya llegarán más chicas a tu vida...

-No, Diane no me importa, lo que me duele es que aunque me haya desvelado contándole mis planes, aun así no le importaran mínimamente mis sentimientos. Joan era mi mayor confidente después de Nicolás y simplemente hizo toda esta mierda y la cagó. Si me hubiese dicho, lo habría entendido, pero no lo hizo ni siquiera tiempo después. Así que si ese bastardo viene, espero le digas que no quiero ni verlo en pintura. -sentencia y se levanta de su lugar para retirarse escaleras arriba.

Su madre suspira.

-Ya no sé qué hacer con él... Sé que está molesto, pero... es su hermano y sé que Joan lo quiere mucho también. No me gusta que lleven así tanto tiempo. -dice y baja la mirada mientras aprieta los labios. Tengo que acercarme a rodear sus hombros.




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