Nicolás
Pago las flores a la amable señora de la tienda y sigo mi camino lentamente. Camino entre las miles de lápidas hasta llegar a mamá. Las flores de la semana pasada ya están marchitas, así que las saco del jarrón y las reemplazo por las nuevas. Con el pañuelo que siempre traigo cuando vengo, limpio un poco el polvo sobre la foto y finalmente me siento en el pasto.
-Hola mamá. Ya ansiaba venir a verte. ¿Puedes creer que mi suegro me quiere más de lo que yo creía? -suelto una risa y comienzo a arrancar pasto distraídamente. -Es algo cabeza dura como Lucy, pero también es buena gente. No tuve que esforzarme mucho para que me aceptara en la familia... Solo fui yo mismo justo como me aconsejaste. Quisiera que lo vieras por ti misma, sé que amarías a Lucy. -suspiro y observo fijamente su foto.
>>Hay algo de lo que no he hablado con nadie, creo que por el momento eres a la única persona a la que me animo a decírselo. Sé que me guardarás el secreto. -río ligeramente y vuelvo a arrancar pasto en mi lugar.
>>Cuando viajé a California tuve una pesadilla... Anoche volví a tenerla y esta vez fue una versión más extensa, ya que ahora nadie me despertó. No pude volver a dormir luego... creo que lo ideal es desahogarme.
>>El sueño comienza con una boda en un campo... Yo estoy de invitado, pero sé que es mi boda porque Lucy es quien está en el altar. Ahí estaban todos, incluyéndote. -sonrío ligeramente. -El escenario cambia y esta vez me encuentro en una casa, casi todo es blanco y el lugar es enorme. Aquí aparece una Lucy hermosamente embarazada a punto de dar a luz. Yo la llevo al hospital y el bebé nace, pero no llora... Unas enfermeras se lo llevan y cuando me volteo, ahora la camilla de Lucy está rodeada de doctores. Ella me suelta la mano y me sacan del lugar... Voy en busca del bebé, de la nada aparezco aquí, cerca de tu lápida, con dos ataúdes... -cierro los ojos e intento reprimir mis lágrimas. -Lo último no pasó la primera vez, había llegado hasta el hospital, ahora también me agregó la parte en que yo volvía a ser un niño y papá me decía que tú ya no volverías a casa.
>>Todo el día me la he dedicado a analizarlo todo y supongo que es un temor reprimido en mi consciencia... Tal vez miedo de que me suceda lo mismo que a papá y no ser lo suficientemente fuerte como él. -curvo la boca hacia abajo sin poder evitarlo. -No creo soportar el perder a Lucy como lo hice contigo... Ella es mi todo actualmente y no creo que eso vaya a cambiar por lo pronto. -Pasar por esto dos veces no... -suelto un sollozo así que intento calmarme. Hay gente rondando no demasiado lejos, no quiero llorar el público.
>>Desearía saber qué consejo me darías en un momento así... Si tan solo tuviera tu diario, tal vez podría refrescar mi memoria y ver si encuentro algo motivacional. Tus palabras siempre me llenaron de inspiración cuando lo pude leer, si tan solo tu hermana tuviese un poco de bondad tuya, ya habría ido a pedírselo a la abuela. Por suerte cuando fui a pedirle tu anillo, se encontraba sola, no sé si correría la misma suerte esta vez.
>>Me gustaría que pronto Gis también tuviese la oportunidad de leerlo, siempre me pregunta cómo es que te conozco tanto si solo compartimos 5 años juntos... Nunca le he contado el secreto porque no sé cómo se lo tomaría. Aunque creo que ya viene siendo tiempo de que lo sepa. Su sueño frustrado siempre ha sido conocerte, sé que con ese diario lo hará. -sonrío y limpio mis ojos húmedos.
>>Intentaré ir, quisiera ver a la abuela también. Estará muy contenta de que la visite. Si me topo con cualquier otro, intentaré pensar en Gis, en que hago esto por ella y por ti. Lo haré pronto, te lo aseguro. -digo y me levanto de mi lugar. Llevo mi mano a mis labios y luego la poso en la foto de la lápida. -Te amo mamá.
Con esas últimas palabras y con el ramo de flores marchitas, salgo del cementerio y doy una vuelta para poder despejar mi mente. Las visitas a mamá siempre suelen ser así. Yo hablando solo, poniéndola al día con mi vida. Cuando estoy ahí, siento que me escucha de alguna manera y es realmente una buena forma de desahogarme fácilmente cuando sé que son temas que no me gustaría discutir con nadie. Tal vez pueda parecer extraño, sin embargo a mí me gusta y me funciona. Así mamá no se siente tan abandonada.
Cuando menos me espero, ya me encuentro tocando la puerta de la casa de Peyton y enviándole un mensaje a Ethan para que venga. Necesito compañía en estos momentos. Quien abre, no es nada más y nada menos que la causante número uno de los problemas de Pey: su madrastra.
-¿Buscas a alguien? -alza una ceja. Claro, no me conoce porque Peyton prefiere no estar aquí cuando nos juntamos. Nunca había tenido la oportunidad de conocer a la mujer.
-A Peyton. Dígale que soy Nicolás.
-Ya le hablo. -responde de mala manera y prácticamente me cierra la puerta en la cara. Qué amabilidad se percibe en el aire.
-¡Déjame en paz maldita bruja! -se escucha tras la puerta, es Peyton. Ella es quien abre nuevamente.
-Hola. -la saludo y ésta suelta aire.
-¿Te cerró la puerta en la cara cierto? -asiento. -Ojala se le caiga el pelo de tantas extensiones. -suelto una risa discreta. -¿Por qué no me avisaste que vendrías? Así hubiésemos quedado en otra parte.
-Quise darte una sorpresa supongo.